Claro que lo pueden hacer. Acercar a su madriguera a los etarras más despreciables –como si alguno no lo fuera- para que Bildu apoye los presupuestos. Desde el Gobierno, casi todo se puede hacer. Incluso puede salir bien. Incluso puede que nadie en el PSOE sienta la náusea de la sangre inocente brotando de su garganta; helada la tendrán. Incluso puede que no quede ni un solo socialista con un mínimo de conciencia y un par de pelotas para plantarse ante el enésimo premio a los asesinos y el enésimo desprecio a las víctimas. Incluso puede que no les pase factura en las elecciones. En ese aspecto, Sánchez, puedes dormir en paz.
Puede que nadie en el PSOE sienta la náusea de la sangre inocente brotando de su garganta; helada la tendrán
Es fácil que salga bien. Nos han empobrecido tanto, que el español medio está ocupado pensando si podrá pagar sus gastos el mes que viene, demasiado como para sopesar la posibilidad de echarse a las calles contra el acercamiento del asesino de Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordóñez y otros tantos; y los medios, adocenados, comprados, masivamente en las mismas manos, se encargarán de echar kilos de detergente sobre esta asquerosa pleitesía a la ETA. Primero trasladaron la competencia de prisiones vascas a los amigos de la ETA, para asegurarse de que los terroristas acercados estén entre algodones; y ahora van llevando a las ratas a su pensión de lujo.
Los medios, adocenados, comprados, masivamente en las mismas manos, se encargarán de echar kilos de detergente sobre esta asquerosa pleitesía a la ETA
Lo que no van a poder, ni Sánchez ni Marlaska, es silenciar las voces de los muertos. El grito de los cinco niños asesinados por el comando de Parot en la casa cuartel de Zaragoza. El sonido seco del disparo que le reventó la cabeza en un bar a Gregorio Ordóñez, por la espalda, salpicando de sangre a María San Gil, que almorzaba con él. Los dos disparos de Txapote –mil veces maldito- que atravesaron la cabeza de Miguel Ángel Blanco, tras dos días de secuestro y cobarde ultimátum, maniatado, arrodillado, dejándolo tirado en un descampado, malherido, pero aún con vida, prolongando su sufrimiento y el de toda una nación hasta aquella negrísima madrugada del 13, cuando falleció en el sanatorio de Nuestra Señora de Aránzazu, con sus 29 años apenas estrenados, un par de meses antes.
Espero que estas hienas etarras que Sánchez va a premiar tampoco encuentren jamás la paz
Los muertos hablan. Los muertos gritan. Los inocentes claman en la memoria de los malditos, chillan por la justicia que merecen ellos y los suyos, sobre todos los suyos, los que aún viven. Los muertos atormentan por las noches a los traidores. No podrán dormir tranquilos, como espero que estas hienas etarras que Sánchez va a premiar tampoco encuentren jamás la paz, sea en el País Vasco o en los confines de la tierra, que quien duerme con el corazón emponzoñado del odio, de todos los demonios de Satanás, de todo el mal de la tierra, aún sin arrepentimiento, aún jugando a la coacción política, aún en connivencia con la cobardía institucional de buena parte de la pocilga política vasca, no pueda cerrar los ojos sin escuchar los llantos de sus víctimas, a veces el grito del último estertor, a veces simplemente la pregunta serena que llega desde el Cielo, que duele más: “¿te ha merecido la pena, pobre hombre?”.
De modo que sí, el Gobierno puede hacerlo, como puede excarcelar a pederastas y violadores, y puede ponerse, siempre lo hace, del lado del mal. Y sí, puede eso brindarles algún éxito en el mezquino cálculo político, algún espejismo de victoria parlamentaria o incluso electoral. Pero no se confíen: caerá la lluvia ácida sobre su conciencia después de este acercamiento, porque por más que sea igual execrable que todos los anteriores, constituye la rendición final del Gobierno a la ETA, por lo simbólico, por lo asquerosamente despiadados que fueron estos cobardes, por la cantidad de lágrimas inocentes que provocaron, de vidas que dejaron destrozadas para siempre, que aún lo están, sí, aún están rotas, aunque al caballero del Falcón eso se la trae floja, porque desde allá arriba la miseria de los mortales la utiliza para lustrarse los zapatos mientras sonríe en otro selfie.
No. No dormiréis en paz, Sánchez, Marlaska. Escucharéis cada noche los gritos de los inocentes asesinados por ETA, sobre cuya memoria hoy habéis orinado a placer. No dormiréis en calma
No. No dormiréis en paz, Sánchez, Marlaska. Escucharéis cada noche los gritos de los inocentes asesinados por ETA, sobre cuya memoria hoy habéis orinado a placer, y con vosotros toda la institución española que representáis. No dormiréis en calma. Y no habrá pírrica victoria electoral que os pueda limpiar de la conciencia esa tenebrosa mancha de sangre inocente que, por un plato de lentejas, por esa sucia ambición, por unos días más en la adrenalina del Falcon, habéis vendido a los verdugos, para escarnio de todos los dolientes, para vergüenza de los españoles de bien, para tristeza infinita de toda una nación, una nación que no merecéis.