martes, noviembre 26, 2024
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La educación, fuente de cambio

Bernardo Henao Jaramillo,

Nelson Mandela, premio Nobel de Paz, dijo: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”; Malcolm X, a su vez, expresó: “La educación es nuestro pasaporte para el futuro, porque el mañana pertenece a la gente que se prepara para el hoy”; Margaret Mead señaló: “Los niños tienen que ser enseñados sobre cómo pensar, no qué pensar” y Maurice Debesse sentenció: “La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo”.

Son muchas las ideas sobre educación, las reseñadas son apenas una muestra del pensamiento de diferentes autores, pero, se puede afirmar sin discusión que todas ellas se dirigen a señalar que la educación es un factor de avance de la persona y de progreso en las sociedades, por ello las comunidades educadas son más fuertes, se preparan para los problemas de la vida real y aprenden a afrontarlos.

Colombia no ha sido ajena a ese pensamiento. El artículo 41 de la Constitución de 1886 establecía que la educación sería organizada y dirigida en concordancia con la religión católica. Desde ese entonces se decidió que la formación primaria sería costeada con fondos públicos, por tanto, gratuita. A su turno, el artículo 67 de la Constitución Política de 1991, vigente, establece que la educación es un derecho de la persona y un servicio público con función social, del cual son responsables el Estado, la sociedad y la familia.

La prueba Pisa, programa para la evaluación internacional de alumnos, creada por la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, se realiza cada tres años. En su más reciente edición, China, Singapur, Estonia, Finlandia y Japón obtuvieron los mejores resultados.

El 30 de diciembre de 2022, el presidente Gustavo Petro, desde su cuenta de Twitter (hoy X), a través de la cual gobierna, informó los negativos resultados de la prueba Pisa, en los cuales, para 2018, Colombia quedó en el penúltimo lugar en matemáticas y ciencias.

Después de ese pésimo resultado es evidente que Colombia está llamada a mejorar, entre otras cosas, la infraestructura. Y que debe tener excelentes profesores que motiven a los alumnos. Lamentablemente hay maestros que parecen tener más interés en ideologizar que en formar y enseñar. Fecode tiene muchísima responsabilidad en la deficiente educación que se está impartiendo a los estudiantes, por lo que en vez de convocarlos a manifestaciones y suspender las clases, debe propiciar la excelencia en la educación.

Recientemente la senadora Paloma Valencia presentó un proyecto de ley que crearía un bono escolar. Esto permitiría a los padres de familia elegir el colegio para sus hijos, sin importar si es público o privado. La reacción de Fecode no se hizo esperar. Una vez conocido el proyecto de inmediato se organizó una marcha. Evidente resulta que el propósito de esa federación no es el mejoramiento en la educación de los colombianos, ni el de cerrar las brechas de oportunidades entre la población.

Nueve meses después de la prueba Pisa, el gobierno presenta un proyecto de reforma a la educación que se tramitará como proyecto de ley estatutaria. Pretende regular el derecho fundamental a la educación.

Consta de 6 capítulos y 36 artículos que, en realidad, son un listado de buenos propósitos, sin concreción ni mecanismos para garantizar el derecho a la educación, por lo que requiere que se otorguen “precisas facultades extraordinarias por el término de seis meses, para que expida normas con fuerza de ley que establezcan las fuentes, esquema de financiación y los plazos para la materialización del derecho fundamental a la educación en todos sus niveles, las rutas de articulación entre la educación media y posmedia, y el régimen especial de las Escuelas Normales Superiores.”

Es imperativo, entonces, preguntarse: ¿Por qué el gobierno no quiere que el legislativo se ocupe de tema tan trascendental para la sociedad?

El proyecto consigna que la educación es “un derecho humano fundamental, un bien común y un deber de todas las personas que habitan en el territorio colombiano que busca garantizar la formación integral, inclusiva, pluralista, equitativa, con calidad, promoviendo la capacidad de definir proyectos de vida, fomentando el pleno desarrollo de la personalidad, el respeto a los derechos humanos, a las libertades fundamentales y a la naturaleza, la consolidación de la paz, el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la tecnología y a los demás bienes y valores culturales”, para concretar que “el Sistema Educativo será abierto, dinámico, incluyente, solidario, cooperativo y participativo y responderá a los procesos, cambios, retos y necesidades de la sociedad a nivel local, nacional e internacional.”

Esa amplitud de redacción parece recoger más bien el propósito e ideología que rige al gobierno, en la cual quieren “educar” a los infantes, al campesino, a los jóvenes, adultos y personas mayores, a las víctimas del conflicto interno, a las personas privadas de la libertad, a los discapacitados, y a personas vulnerables. A los pueblos étnicos se les reconoce participar en el diseño de sistemas educativos propios.

Conocido el proyecto y su exposición de motivos, los rectores de las universidades de Los Andes, Javeriana, Eafit y La Sabana, expertos en  la real situación que afronta la educación,  elevaron su voz y enfatizaron en un comunicado, dado a conocer a la opinión pública, que se debe fortalecer la calidad en el ejercicio del derecho y servicio público de la educación, en el reconocimiento a la educación posmedia y en el reconocimiento a la importancia del sistema mixto.

Por su parte, las universidades públicas: Nacional, Antioquia, Industrial de Santander y del Valle en un escueto comunicado suscrito por los rectores tomaron distancia de las universidades privadas, reiterando que es urgente que se den adecuaciones institucionales y medidas urgentes para superar el déficit presupuestal que aún hoy mantienen las universidades, asunto no incluido en la reforma.

Corolario de todo lo anterior es señalar que la reforma legislativa no es una respuesta a las fallas que presenta la educación. El papel lo aguanta todo. La verdadera educación es mucho más que normas, requiere mística, entre otras cosas, y desafortunadamente al día de hoy, particularmente en las instituciones educativas públicas está ausente. ¿Será que, por ventura, con el proyecto de educación se culturiza a los estudiantes y se evitan los ataques que indebidamente realizan como, por ejemplo, el reciente a la Porciúncula? Difícilmente, por no ser negativos, puede darse una respuesta positiva.

La educación es el cimiento del progreso, pues además del conocimiento debe comprender la ética y la moral. Theodore Roosevelt expresó: “Educar una persona en la mente pero no en moral es educar una amenaza para la sociedad”, el conocimiento sin control no favorece ni a la educación, ni al bien común, ni a la comunidad.

Fuente: Panam Post

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