Medios de Rusia confirmaron el arribo el lunes a La Habana de la fragata Almirante Gorshkov, capaz de transportar misiles hipersónicos Zircón, algo que un politólogo y cabildero antiembargo de EEUU consideró como la clausura de cualquier posible alivio de las sanciones de Washington contra el régimen de la Isla.
En declaraciones a la agencia oficial rusa TASS, John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Cuba-EEUU, que busca el incremento de los negocios con Cuba, reconoció que el despliegue en la capital de la Isla de cuatro naves de la Marina de Guerra de Rusia, incluido en Goshkov y el submarino nuclear Kazan, «será el último clavo en el ataúd desde el punto de vista político en relación con cualquier cambio positivo y sustantivo esperado en el curso de la Administración Biden hacia la República de Cuba».
El empresario recordó que a fines de mayo, Washington anunció la posibilidad de que empresas no estatales cubanas operaran cuentas bancarias en EEUU.
Pero, según su parecer, «es probable que la Administración pudiera volver a posponer» el levantamiento de estas restricciones si se hubiera anunciado la entrada de barcos rusos unas semanas antes.
El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba informó la pasada semana que el grupo de buques de la Armada de Rusia llegaría a Cuba en visita oficial el 12 de junio, para permanecer en La Habana hasta el 17 del propio mes. La nota oficial precisó que esos navíos no portarían armas nucleares, lo que no ha sido confirmado por Moscú.
Además de la fragata Almirante Gorshkov y el submarino nuclear Kazán, estarán en el despliegue el petrolero Akademik Pashin y el remolcador de rescate Nikolai Chiker.
John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo que Estados Unidos está monitoreando la situación en torno a la visita de buques de la Armada rusa al puerto de La Habana, pero no lo ve como una amenaza grave para la seguridad nacional.
Al mismo tiempo, el senador cubanoamericano Marco Rubio dijo que La Habana debería enfrentar las consecuencias de parte de la Administración estadounidense si los barcos rusos ingresan a puerto.
Por su parte, la prensa rusa enfatizó que tanto el Almirante Gorshkov como el Kazán forman parte de la Flota del Norte. El medio Neva, por ejemplo, aseguró que «la partida estratégica de ajedrez entre Rusia y Estados Unidos ha entrado en una nueva y tensa fase», puesto que ahora «los portadores de armas hipersónicas rusas estarán en las inmediaciones de la costa estadounidense».
Acerca de la capacidad de combate del submarino Kazán, el reporte indicó que «aunque su armamento principal son los misiles de crucero Kalibr, los expertos confirman su capacidad para transportar también misiles Zircón. Así, en un futuro próximo, una concentración sin precedentes de armas rusas de alta tecnología estará en Cuba, a tan solo 180 kilómetros del estado norteamericano de Florida, por orden del comandante en jefe supremo de la Federación de Rusia, Vladimir Putin».
Según Neva, los misiles hipersónicos Zircón, «capaces de alcanzar velocidades de hasta 11.000 kilómetros por hora, son de particular preocupación para los analistas militares estadounidenses. A esta velocidad, el tiempo de vuelo del misil desde Cuba hasta las instalaciones estratégicas estadounidenses más cercanas se calcula en segundos, lo que hace que los sistemas tradicionales de defensa antimisiles no solo sean ineficaces, sino inútiles».
«El contexto histórico añade dramatismo a la situación. Muchos trazan paralelismos con la Crisis de los Misiles de 1962, cuando el mundo estaba al borde de una guerra nuclear debido al despliegue de misiles soviéticos en Cuba. Con la aparición del Zircón frente a las costas de la Isla, algunos expertos hablan de una nueva ronda de enfrentamiento, tecnológicamente más compleja y potencialmente más peligrosa. Ahora hay que ver si el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sobrevivirá a semejante humillación, porque no supo evitar lo que su predecesor no permitió», enfatizó el artículo.
La pasada semana, el laboratorio de ideas Cuba Siglo 21 advirtió que fuentes propias le aseguraron que el régimen de La Habana «ha pedido a Putin una presencia militar nuclear rusa en este verano» para apuntalar el probable incremento de la represión, inevitable ante el agravamiento de la crisis y el estallido social que puede sobrevenir.
Haciendo referencia a la llegada a la capital cubana del grupo de combate ruso, el proyecto con sede en Madrid señaló que ese despliegue busca enviar «al pueblo de la Isla (más que a Washington) el mensaje de que EEUU no se atreverá a venir en su ayuda si se derrama sangre cubana en las calles de ciudades y pueblos. Los barcos rusos estarán allí para hacer posible un Tiananmen impune en Cuba».
«La oligarquía cubana sabe que este año, en especial durante el verano, puede enfrentar explosiones sociales de gran magnitud que generen una grave ingobernabilidad en la Isla. En esas circunstancias, está militarizando la institucionalidad de la isla (apoyándose en el poco estudiado Título X de la Constitución de 2019)», señaló Cuba Siglo 21 en un texto que describe la actual situación de asfixia terminal que vive el régimen.
«Cortesía de Putin, el despliegue de fuerzas represivas nacionales dispuestas a matar se realizará en presencia de una fuerza militar, extranjera e injerencista, representada –por ahora– por tres barcos y un submarino nuclear. Su presencia solo sirve para dar una palmadita en la espalda a Castro y Maduro (las elecciones venezolanas son el 28 de julio)».
«Si Washington quiere evitar una masacre en Cuba, el camino no es financiar MIPYMES, sino enviar un mensaje urgente, alto y claro a La Habana, de que a 90 millas de Estados Unidos una acción como la de Tiananmen traería graves consecuencias», finalizó la declaración.