La mala noticia es que Estados Unidos va camino, y a toda velocidad, de convertirse políticamente en una república bananera, como advirtió Donald Trump, que instrumentaliza descaradamente su Departamento de Justicia y sus servicios de inteligencia para quitarse de enmedio a un rival político del partido gobernante, los demócratas.
La buena noticia es que los estadounidenses se están dando cuenta. Esta misma semana pasada, un comentario en X (antes, Twitter) del secretario de Estado, Antony Blinken, desató una oleada de hilaridad y sarcasmo en la red social. «Estados Unidos condena enérgicamente la condena de Rusia del líder de la oposición Aleksey Navalny por cargos de motivación política», tuiteó Blinken el viernes. «El Kremlin no puede silenciar la verdad. Navalny debe ser liberado».
¿Hasta qué punto puede llegar la hipocresía de una Administración que no está haciendo lo imposible por meter entre rejas a un rival menor, como es, reconozcámoslo, Aleksey Navalny, sino al principal opositor, perfectamente capaz de arrebatarle la Casa Blanca en las próximas presidenciales? En esto, nos tememos, la actual administración norteamericana no puede dar lecciones ni a Rusia ni a nadie.
Pero la doble vara de medir ya es visible para la mayoría de los norteamericanos, incluso para tres de cada diez votantes del partido de Biden, que piensan que las tres acusaciones penales lanzadas contra un Trump en alza son «un intento de detener» su campaña presidencial de 2024, según una encuesta de CBS/YouGov.
La encuesta preguntó a los encuestados cómo perciben las acusaciones e investigaciones contra Trump. Cuando se les preguntó si sienten que es «un intento de detener la campaña de Trump de 2024», el 59% de los encuestados dijo «sí», mientras que el 41% dijo «no».
Incluso el 31% de los demócratas y el 63% de los independientes creen que las acusaciones e investigaciones contra Trump son un esfuerzo por entorpecer su campaña. Entre los republicanos, quienes piensan lo mismo ascienden a un 86%.
La terrible realidad empieza a abrirse paso, pese a los denodados esfuerzos de la propaganda oficial y la labor desinformativa de los grandes grupos mediáticos y, así, más de un tercio de los encuestados se dan cuenta de que la persecución contra Trump es «un ataque contra la gente normal». Esto incluye el 56% de los republicanos y el 63% de los votantes de Trump 2020.