Cada vez son más las alertas sobre los avances chinos en inteligencia artificial. Si hasta hace unos meses se hablaba de grandes planes para superar a Estados Unidos en este terreno, ahora destacan voces expertas que predicen más avances.
Una de esas voces pertenece a la directora del área de inteligencia artificial de la CIA, Lakshmi Raman, para quien el programa de China, “está creciendo en todos los sentidos”. Y es que más allá de logros tangibles que pueda tener el gigante asiático, la preocupación de la funcionaria es “el enfoque antidemocrático” del régimen de Xi Jinping para aprovechar la poderosa tecnología.
Si bien la principal agencia de EE. UU. encargada de la recopilación, análisis y uso de información, también está logrando avances —como un nuevo chatbot interno que permite procesar grandes cantidades de datos— también es cierto que su principal enemigo geopolítico quiere abarcar por completo la inteligencia artificial. Caso contrario, no se esforzaría por encabezar el ranking mundial de solicitudes de patentes de IA. Tampoco queda de lado que según el reglamento de la Administración del Ciberespacio de China (CAC), esta tecnología no debe incitar “al derrocamiento del sistema socialista”.
Vigilancia, el oro de China
Entendiendo que el régimen chino se propone ser el líder mundial en inteligencia artificial en 2030, hay una serie de asuntos para tener en cuenta y guardan relación con la vigilancia que ha practicado durante años en su propio país.
En términos numéricos, en China habitan más de 1400 millones de personas y hasta el año pasado habían distribuidas unas 500 millones de cámaras, pasando a ser la población más vigilada de todo el mundo. Inclusive The New York Times publicó en 2022 un artículo titulado “Una jaula invisible’: así es como China vigila el futuro” para explicar este complejo sistema que identifica las rutinas diarias de cada persona y hasta “predice delitos o protestas antes de que se produzcan”.
Además de control, tanta información se convierte en enormes cantidades datos, es decir, la materia prima de conocimiento para la inteligencia artificial. Solamente este año, el Partido Comunista Chino (PCCh) gastará 15.000 millones de dólares en proyectos de IA, un aumento de casi el 50% en sólo dos años, de acuerdo a cifras citadas por DW. Por eso y más hay preocupaciones en Washington y explica la aprobación de 140 millones de dólares para la creación de siete nuevos centros de investigación de inteligencia artificial en EE. UU.
A finales de agosto pasado, el régimen chino aprobó el lanzamiento de ocho chatbots de IA, incluidos Ernie Bot de Baidu y Doubao de ByteDance (empresa creadora de TikTok). Pero aunque pueda parecer una maquinaria sin frenos, hay graves fisuras en el ambicioso plan de Xi Jinping.
Fuga de cerebros y regulaciones
Dentro del tema de la inteligencia artificial en China convergen otras cuestiones. Por ejemplo, la fuga de cerebros. Los jóvenes prefieren emigrar debido al adoctrinamiento comunista que hasta les dice qué especialización deben estudiar. Muchos de ellos son lo desarrolladores que Xi Jinping necesita y es algo que destacó hace poco Paul Scharre, vicepresidente ejecutivo y director de estudios del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense.
“El éxodo de talentos es un obstáculo importante para el autoritarismo de China, ya que ahuyenta a la gente. Los principales científicos de IA de China se van y no es sólo que se van al extranjero a estudiar y trabajar, sino que prefieren una forma de vida más democrática”.
Por otro lado, el PCCh impone excesivas normas para la industria tecnológica. Al censurar la información que puede usar la inteligencia artificial, se forman agujeros en su desarrollo. El régimen es consciente de eso ya que tuvo que suavizar algunas de las regulaciones. Por ejemplo, “insertaron un lenguaje que fomentaba el desarrollo de la IA generativa, mientras que antes las regulaciones eran únicamente punitivas”, apuntó la revista TIME.
Hasta ahora, EE. UU. continúa llevando una ligera delantera “de 18 meses” en inteligencia artificial sobre China. Y aunque en Pekín se están esforzando por llegar al primer lugar de ese podio, parecen haber importantes percances internos.