La alta inflación de 8,6% que corroe el poder adquisitivo y abochorna al presidente Joe Biden amenaza con hacer añicos el bajo crecimiento económico y el consumo; pulmón de la mayor economía mundial.
Ya en el primer trimestre, el PIB estadounidense se contrajo algo más de lo previsto inicialmente, cayendo un 1,6% en base anualizada, debido a una revisión a la baja de los gastos de consumo personal.
«En términos reales», es decir, ajustados por inflación, «el consumo cayó un 0,4%», dijo Rubeela Farooqi, economista jefe de High Frequency Economics en una nota. Y «el ingreso disponible de los hogares, se debilitó», añadió.
«El debilitamiento del PCE corregido por la inflación en mayo es una señal de alarma sobre la futura trayectoria del crecimiento», dijo.
«Si en junio los gastos se mantienen o bajan respecto a mayo, el consumo se moderará en el segundo trimestre a sólo un 0,9% anualizado, contra 1,8% del primer trimestre y 2,5% del cuarto» de 2021.
Esa ralentización obliga a la Fed, después de 11 meses restando importancia a la inflación, que siga subiendo agresivamente los tipos de interés desde marzo, para moderar la demanda y, por lo tanto, la presión sobre los precios.
Su presidente Jerome Powell ha dicho que la institución tiene la intención de subir aún más estos tipos de aquí a finales de año.
Durante la pandemia, los estadounidenses ahorraron algo o consumieron más, por las ayudas del gobierno, que a su vez dispararon la inflación mes por mes.
La guerra contra el petróleo,el gas y el carbón estadounidenses junto a la dependencia de suministros alimentaron la alta inflación, que siguió subiendo tras la invasión rusa de Ucrania a finales de febrero.
La inflación subyacente, la que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, la inflación fue de 0,3% en mayo; la misma de abril.
Ian Shepherdson, economista jefe de Pantheon Macroeconomics, señala que el aumento medio de tres meses ha caído al ritmo más lento desde noviembre, y observa que se trata de «un fuerte descenso desde el pico del 5,7% de febrero».
«Una combinación de ralentización de los aumentos salariales, una más débil inflación de los márgenes y un dólar más fuerte está empezando a provocar una marcada desaceleración de la inflación subyacente», dijo, aunque «todavía queda mucho por hacer».
La meta de la Fed es mantener la inflación en torno a 2% que considera óptima para la economía-
«Con la amenaza de una inflación sostenida en primer plano, es poco probable que estos datos alteren la trayectoria de las tasas de interés, que se mantienen firmemente orientadas al alza», afirmó Farooqi.