Cualquier argentino sabe que todos los estamentos del Estado están ocupados, en su mayoría, por militantes kirchneristas. El espacio político que llegó al poder en 2003 utilizó las estructuras gubernamentales, entre otras cosas, como bolsa de trabajo para la afiliación partidaria. Aunque esto es grave e inaceptable en las dependencias tradicionales burocráticas, cuando hablamos de los órganos electorales, que tienen que velar por el cumplimiento del orden democrático e institucional, la cuestión es aún más peligrosa.
La Cámara Nacional Electoral tiene varias funciones a su cargo, vinculadas con el óptimo desarrollo de los comicios. Entre otras cosas, se encargan del registro nacional de votantes, de los partidos políticos, de los postulantes a autoridades de mesa y del registro de delegados de la Justicia Nacional Electoral. Bueno, este importante organismo, que debería ser absolutamente neutral y apartidario, por estas horas está mintiendo impunemente. Lo que es peor, lo hace con la total complicidad de los principales medios nacionales, que ya operan en favor de Sergio Massa. Sí, hasta el diario Clarín, que estuvo en guerra hasta hace poco contra el kirchnerismo.
El pasado viernes a la noche, comenzó a circular en las redes sociales una denuncia inquietante. La cuenta oficial de la Cámara Nacional Electoral había dado un “me gusta” a una publicación de un usuario kirchnerista, que emparentaba a Mauricio Macri y a Javier Milei con el “fascismo”. Ni bien vi la información, y teniendo en cuenta la cuestión de lo predecible que el encargado de las redes sociales del organismo sea un militante K, entré al X (exTwitter) de la CNE para ver. No para corroborar si era cierto, ya que resultaba absolutamente verosímil, sino para fijarme si habían enmendado el error. Siendo las 00:47, según mi propia captura de pantalla, el “like” seguía allí, mientras se multiplicaban las críticas sobre la cuestión.
Es sabido que las cuentas oficiales están manejadas por usuarios que tienen sus propias redes. Los errores humanos son inevitables. Olvidarse de hacer el cambio de usuario le pasa a cualquiera. Un fin de semana vi en la cuenta oficial de este medio una foto de mi gato. Le pregunté a mi editora si se trataba de una nueva estrategia de comunicación descontracturada o se había hecho un retuit desde el usuario equivocado. Finalmente era la segunda opción. Nos ha pasado a todos los que estuvimos a cargo de una cuenta institucional alguna vez. Una noche en un asado, luego de las primeras copas de vino, un amigo del interior me informó que en las redes sociales de la Fundación Friedrich Naumann había una foto de un costillar sobre las brasas, lo que consideró que había sido un desliz de mi parte. Lógico y predecible. Tanto como la presencia de un peronista en dependencia gubernamental.
Ahora, errores humanos los tenemos todos. La cuestión del permanente cambio de usuario para los Community Managers es una invitación al pifie 24/7. Sin embargo, cuando los organismos electorales están manejados por militantes partidarios, la cosa se pone más turbia. Lo que hace aún más preocupante la cuestión es que la Cámara Nacional Electoral decidió mentir, con la complicidad de los principales portales de noticias.
Ese viernes a la noche me fui a dormir esperando que en transcurso de la madrugada enmienden el error y, hablando en argentino ortodoxo, “se hagan los boludos”, para que todo quede allí. Total, es lo que hace el gobierno todos los días. Impunemente, el ministro/candidato Sergio Massa ya reemplaza al presidente, Alberto Fernández, en los actos protocolares. Lo que en el mundo civilizado sería denunciado como un autogolpe de Estado, acá es absolutamente normal y aceptable.
¿Qué hizo la Cámara Nacional Electoral? Negar todo. ¿Qué hicieron los medios? Levantar la información del organismo oficial. El que no lo vio con sus propios ojos, como fue mi caso, tranquilamente pudo haber pensado que todo se trató de una operación de desprestigio contra la CNE. No lo fue. Los únicos que desprestigian al organismo electoral son los que lo manejan. Porque el error humano de un CM kirchnerista se puede llegar a comprender. Ahora, que el organismo mienta institucionalmente, eso ya es preocupante y peligroso.
La última comunicación de la Cámara Electoral insiste con el “falso posteo”. La indignación de los usuarios hizo que X tenga que acompañar el comunicado con una aclaración, donde se informa a los usuarios que hay pruebas suficientes que contradicen al organismo oficial.
Resumiendo, Argentina enfrentará un histórico balotaje ajustado, donde los organismos que deberían ser neutrales mienten, con la complicidad impune de los más importantes medios de comunicación. La transparencia electoral depende exclusivamente de la fiscalización ciudadana, que asegure que se respete la voluntad popular en las urnas.