Nicolás Maduro acudió este miércoles al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) controlado por el chavismo, donde introdujo un recurso de amparo en la Sala Electoral en favor de los cuestionados resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que lo dan como ganador sin totalización de las actas. No es casualidad que el dictador hace esta jugada un día después de que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidiera transparencia de los resultados con la presentación de las actas, en una declaración en la que también instó a la oposición a introducir “un recurso y esperar la decisión, que tendremos que acatar”.
El mandatario brasileño, que ha mostrado una supuesta preocupación por el respeto a la voluntad popular en Venezuela, condiciona su reconocimiento a Maduro a la decisión que tome la “justicia” venezolana, que como es bien sabido por todos está secuestrada por el régimen desde diciembre de 2015, cuando la Asamblea Nacional saliente, que presidía Diosdado Cabello, presionó a los magistrados del TSJ para que renunciaran a sus cargos para así cambiar con un procedimiento exprés a los integrantes del máximo tribunal por fichas leales al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que declararan en “desacato” al nuevo Poder Legislativo de mayoría opositora que se instaló en enero de 2016, para que ninguna de sus decisiones entraran en vigor. Y exactamente así ocurrió.
El régimen en el tablero jurídico
Ahora, después de Lula asomar que reconocería un resultado avalado por el sistema judicial venezolana antes descrito, Maduro muy audazmente toma ese camino para darle a su par brasileño lo que pide. Aunque el dictador no ofreció detalles del recurso presentado, el periodista especializado en la fuente electoral, Eugenio Martínez, explica en su cuenta de X cuáles serían los dos posibles escenarios. “Intentar detener la publicación de las copias de las actas o que el TSJ le ordene al CNE consignar ante el tribunal las actas, para que los magistrados validen el resultado anunciado por el CNE”.
De igual forma enumera cuál será la “línea argumental” del régimen para no publicar las actas una por una tal como lo hizo la oposición, destacando que “el CNE no está obligado a publicar copias de actas de escrutinio porque son sólo comprobantes” por lo cual se publicará solo “el escrutinio automatizado” y que “para impugnar actas de escrutinio, debe solicitarse la certificación del acta que se pretende impugnar al Consejo Nacional Electoral para que tenga legalidad ante el TSJ”.
Cómo Lula salvaría a Maduro
Así, aunque Maduro dijo esté miércoles que tiene el 100 % de las actas, apelará a todos los argumentos jurídicos posibles para no divulgarlas y, en su defecto, dejar en manos del TSJ la supuesta revisión y validación. Una vez que esto ocurra, Lula da Silva se dará por bien servido y reconocerá la supuesta victoria de Maduro. Y aunque esto no convenza a la totalidad de la comunidad internacional que seguirá reclamando la publicación de las actas tal como lo hizo la oposición, como un efecto dominó se sumarán por lo menos la vecina Colombia, con Gustavo Petro apegado al mismo discurso de Lula, y México con Andrés Manuel López Obrador, que dejará el poder en manos de su delfín Claudia Sheinbaum, quien mantendrá la misma línea, y así habrá conseguido al menos una legitimidad parcial con el reconocimiento de los países más grandes de Latinoamérica, con excepción de Argentina.
¿Qué harán EEUU, la UE y la oposición?
El plan de Nicolás Maduro no estará completo sin la bendición de Estados Unidos. Es aquí donde Lula da Silva juega un papel fundamental, pues no hay que olvidar que este martes conversó por teléfono con el presidente Joe Biden y acordaron “mantener una estrecha coordinación sobre el tema”. Es decir, el líder socialista y fundador del Foro de Sao Paulo asumió el rol de representante regional para tratar la crisis en Venezuela con Biden, y una vez Lula reconozca el “triunfo” de Maduro, su única misión será convencer a Washington para que también lo haga. Si esto ocurre, podría sumarse la Unión Europea o al menos de forma individual algunos países del viejo continente.
La pregunta es: ¿Qué hará la oposición liderada por Edmundo González y María Corina Machado que han mostrado al mundo las evidencias que desmontan el fraude mientras Maduro avanza con esta maniobra judicial? Si no hay un plan que contrarreste la jugada de la dictadura, desde Miraflores solo presionarán para que elijan entre el exilio o la prisión por el único delito de haber derrotado al régimen en las urnas y haberlo dejado expuesto como lo que es: una tiranía. La indignación de los electores en las calles y la presión internacional serán clave para que el desenlace sea otro y el dictador no se salga con la suya.