Aunque suene insólito, no son pocos los que, al día de hoy, siguen insistiendo con la existencia de supuestas instituciones democráticas dentro de las dictaduras de partido único. Hasta comunicadores en medios masivos manifiestan abiertamente que en países como China o Cuba hay una democracia, que solamente es “diferente” a la que conocemos en Occidente. Sin embargo, los modelos totalitarios muestran su verdadero rostro una y otra vez a lo largo de la historia. De la misma manera que Stalin borraba de las fotos a sus “camaradas” que caían en desgracia, ahora Xi Jinping purga a su predecesor ante los ojos del mundo.
¿Qué pasó?, todavía no se sabe a ciencia cierta y probablemente nunca se sepa. Lo que sí resulta bastante evidente es que la versión oficial es bastante inverosímil. ¿Qué dijo el gobierno chino ante lo que pareció ser la remoción forzosa de su banca del exmandatario Hu Jintao? Que el veterano dirigente, quien dirigió los destinos del gigante asiático entre 2003 y 2013, simplemente se sentía mal y lo ayudaron a retirarse. Las imágenes parecen decir otra cosa.
Ante lo incierto de la situación sobre lo ocurrido en el XX Congreso del Partido Comunista de China, muchos analistas coinciden en una hipótesis: que pudo haberse tratado de una señal al resto de los miembros del cuerpo, para los que pongan en duda la vigencia del actual mandatario. Xi Jinping la última semana había adelantado las internas del partido, que parecen comenzar a resolverse por las malas.
“Había dentro del partido falta de entendimiento claro, falta de medidas efectivas y una tendencia a la debilidad. La burocracia, el hedonismo y la extravagancia persistía en muchos lugares y departamentos”, señaló el actual jefe de Estado. Esto se leyó como una crítica a los funcionarios que todavía respondían políticamente a la anterior administración.
“Incluso hay personas que ni tenían fe en el sistema socialista”, dijo Xi Jinping. Sin embargo, por los hechos que ya son de público conocimiento, parece que, más allá de la “fe” en el socialismo, el mensaje es claro. La devoción a la que se hace referencia tiene que ser para el actual líder, que seguramente, por la misma dinámica del sistema, tarde o temprano terminará como su antecesor.