El voto latino es a, menos de dos semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, una pieza indispensable para la victoria del 5 de noviembre. Las proyecciones apuntan a que con 36,2 millones de votantes, este segmento representará el 14,7 % de todos los electores de este año, en comparación con el 13,6 % del año 2020, según proyecciones de Pew Research Center.
Históricamente el voto latino se inclinó en su mayoría por el Partido Demócrata, pero eso cambió rumbo a las próximas presidenciales. Kamala Harris ahora solo cuenta con 38 % de apoyo frente al 49 % de Donald Trump, de acuerdo con una encuesta de Usa Today/Suffolk University. Otro sondeo previo, elaborado por NBC News/Telemundo/CNBC a finales de septiembre, sugería una caída similar. La cadena admitió en ese momento que la abanderada demócrata ostenta la marca más baja de su partido dentro de ese segmento en cuatro ciclos electorales presidenciales cuando se superó el 60% de apoyo (Barack Obama, Hillary Clinton y Joe Biden).
Ahora bien, ¿qué se entiende en EE. UU. como voto latino? Se refiere al bloque electoral compuesto por ciudadanos estadounidenses de origen latinoamericano o hispano que participan en las elecciones. Sin embargo, su concepto se simplificó para el discurso público. En realidad, detrás de la etiqueta, hay una variedad de nacionalidades, costumbres, valores, historias migratorias, y clases sociales, creando diferentes puntos de vista cuando se trata de elegir entre el candidato republicano Donald Trump o la abanderada demócrata Kamala Harris.
¿Existe realmente “el voto latino”?
Un ciudadano de origen cubano que vive en Florida no ve la política de la misma manera que un mexicano que reside en Los Ángeles. El primero suele rechazar medidas izquierdistas por su aversión al régimen castrista. En cambio, el segundo puede inclinarse por un candidato presidencial cuyas políticas progresistas estén relacionadas con migración o servicios sociales.
Por otro lado, hay un tema generacional. El votante latino que llegó al país en primera instancia seguramente prioriza medidas migratorias. Mientras tanto, sus hijos o nietos ven más importantes temas de educación, empleo y salud con el inglés como su primer idioma. Así, se va creando un cóctel que también incluye la situación socioeconómica con latinos que van desde la clase trabajadora hasta empresarios exitosos.
Eso explica por qué el voto latino no puede etiquetarse bajo un solo nombre. De hecho, Trump y Harris compiten por esos electores con enfoques diferentes. El equipo del candidato republicano, incluso plantea que los hábitos de votación de los latinos coinciden con los de votantes blancos, y no otros grupos minoritarios. Y es que además “dos tercios de los hispanos en las listas de votantes son estadounidenses de segunda y tercera generación”, tal como declaró a NBC News Abraham Enriquez, de la organización sin fines de lucro de tendencia conservadora Bienvenidos US.
Latinos rechazan migración irregular
Entendiendo el punto anterior es necesario destacar cómo, a pesar de su diversidad, el voto latino está abandonando a los demócratas. Kamala Harris tendría que conseguir en 12 días el 60 % de apoyo que tuvieron sus predecesores para ganar el bloque, dicho por analistas.
Hay otro aspecto relevante: el crecimiento del Partido Republicano dentro del voto latino a pesar de las políticas antiimigración ilegal que aplicará Trump de llegar a la Presidencia. Esto sugiere que “el voto latino”, aún con su gran diversidad, abraza planes como la “Operación Aurora” para deportar a miembros de pandillas que crucen irregularmente por la frontera sur.
La prensa demócrata tilda el enfoque de Trump como “ataques contra inmigrantes”. Así, de forma generalizada. Pero 67 % de los entrevistados por el Colegio Marista en Nueva York opinaron que el expresidente no se refería a gente como ellos cuando hablaba de dichos inmigrantes. En otras palabras, el voto latino es tan heterogéneo que resulta imposible encasillarlo, pero sí hay puntos que lo están fragmentando aún más en este año electoral.