El presidente chileno, Gabriel Boric, debe estar respirando hondo y, sobre todo, lento. No es para menos. Su gobierno enfrenta al mismo tiempo tres crisis políticas que colapsan a su Administración: el escándalo por la entrega de sumas millonarias desde entes estatales a fundaciones aliadas –que investiga la Contraloría y la Fiscalía–, la división entre sus partidos por la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado y la muy probable destitución del ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, tras distribuir una guía de “orientaciones para la inclusión de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex” con dinámicas para niños de preescolar y estudiantes de primaria.
Aunque estas tres crisis que enfrenta Boric parecen ajenas por formar parte de tres ámbitos distintos –administrativo, político e ideológico– hay una vinculación entre sí que complica no sólo la imagen del mandatario izquierdista, cuya aprobación se mantiene por debajo de 30 %, sino la estabilidad de su desgastado gabinete por incidir una sobre la otra.
Se ve y está muy claro. La controversia por el desembolso directo de 479 millones de dólares a fundaciones aliadas detonó tensiones dentro y fuera del Palacio de La Moneda, que comienzan a pesar.
Ministro de Educación entre la espada y la pared
Las primeras pesquisas avanzan sobre documentos que comprueban –por ahora– pagos por 17 millones de dólares. Pero el gobierno de Gabriel Boric sabrá cuánto deterioraron a su gabinete las denuncias e investigaciones por esta presunta corrupción, cuando la acusación constitucional en contra del ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, se someta a votación este miércoles en la Cámara de Diputados.
Desde ya la tendencia que prevalece en el parlamento anticipa una posible derrota para el Ejecutivo, considerando que mantiene el respaldo de 64 diputados, mientras que la oposición aglutina a 71 legisladores.
Con esa diferencia en el pleno en la víspera de la votación y la indignación por el flujo de recursos a fundaciones sin el consentimiento de la Contraloría, la aprobación de la acusación, que requiere 78 votos, luce muy probable.
De hecho, La Tercera revela que Ávila evalúa renunciar en caso de que la ofensiva avance. El ministro sabe que está en el paredón porque además milita en el partido Revolución Democrática (RD), la tolda oficialista a cargo de la administración de las fundaciones beneficiadas. Si el alto funcionario opta por dimitir, trataría de salvarse de quedar inhabilitado por cinco años para ejercer cargos públicos.
Un efecto dominó
El caos que se avecina en el Congreso parece imparable, cuando las fuerzas políticas afectas al oficialismo discrepan sobre el manejo del escándalo financiero de las fundaciones.
El diputado de la Democracia Cristiana, Eric Aedo, afirma que “la crisis política interna hoy día en La Moneda va a permanecer y va a dificultar todas sus conversaciones en torno al pacto fiscal y a la propia reforma previsional”. En contacto con BioBío sostuvo que “tienen que salir aún otras autoridades regionales y, sin duda, el cambio de gabinete a nivel de ministros es un hecho que no se va a poder prolongar”.
Aedo no los menciona, pero se refiere a la salida del ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, fundador del partido RD, y el ministro de Vivienda, Carlos Montes, por liderar su cartera los pagos directos a las organizaciones afín al presidente, alegando que ayudarían a resolver el problema de las ocupaciones ilegales.
El parlamentario deja en evidencia que la salida de los secretarios regionales de Vivienda del Maule, Rodrigo Hernández, y de Antofagasta, Carlos Contreras, así como la subsecretaria del ministerio de Vivienda, Tatiana Rojas, resultan insuficientes para apaciguar los ánimos de las filas oficialistas en medio de las crisis que hoy enfrenta Boric.
Conmemoración que divide
Con un clima político voluble para el presidente Gabriel Boric, emergen los resultados de la última entrega de la Encuesta Research, donde 71 % de los consultados cree que Chile es un país corrupto y más de la mitad (54 %) opina que la corrupción aumentará en lo que resta de su mandato.
Son números amargos como el trago que pasa con sus partidos por la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado contra el socialista Salvador Allende. El escritor Patricio Fernández, escogido por Boric como asesor de la conmemoración de los actos y actividades del 11 de septiembre, quedó fuera luego de que el Partido Comunista exigiera su salida por “relativizar” el hecho y ser “negacionista”.
En un comunicado, el jefe de Estado admitió que “comprende” las razones de la renuncia y valora “el espíritu democrático y compromiso con los derechos humanos” de Fernández. También le agradeció la organización para construir un mensaje con “democracia, memoria y futuro”. Eso dice el papel, pero el país sabe que es otra crisis de Boric que expone el dominio que ejerce el PC frente al resto de las organizaciones que no tenían la misma percepción.
Quizá por ello, Boric se va de gira por Europa una semana. Buscar oxígeno afuera siempre es una opción. En la cumbre Unión Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) obtendrá una dosis con los aire de España, Francia y Suiza, tres países donde aterrizará.