Argentina ha sido el país que más enérgicamente se ha manifestado en contra del fraude en Venezuela. Su presidente, Javier Milei, lo tildó de dictador antes que el CNE lo proclame ganador y le dedicó su clásico “¡Afuera!”, evidenciando que el chavismo debe abandonar el poder. Paradojas de la política internacional, la desgracia venezolana le sigue haciendo un aporte a la política argentina, ya que le hace importantes recordatorios que sirven considerablemente para el debate doméstico.
Para empezar, en el marco de una necesaria discusión sobre reforma electoral, lo ocurrido este domingo, 28 de julio, es un buen argumento para tener a mano en contra del voto electrónico. Aunque ningún sistema sea perfecto, todo parece indicar que la boleta única de papel, con auditoría de la ciudadanía y los distintos partidos, sería un paso superador a la lista sábana actual. Aunque el llamado voto electrónico tenía sus voceros y lobistas en el país, el fraude chavista termina de enterrar la propuesta en el ámbito doméstico.
También quedaron absolutamente desprestigiados los medios y comunicadores que suelen acusar al gobierno actual de Milei de “ultraderechista” o “fascista”. No solamente quedaron del lado de un indefendible Maduro retóricamente, sino que muchos de ellos fueron tan lejos, al punto de reconocer la falsa victoria electoral. El diario Página/12 que informó un supuesta triunfo chavista ya fue cuestionado hasta por muchos trabajadores que en otros momentos se desempeñaron en el diario.
La agrupación Madres de Plaza de Mayo, que respaldaron a Maduro antes y después del fraude, también perdieron por completo el rótulo de organización defensora de los “derechos humanos”. Aunque era evidente que no lo eran, haber defendido a Maduro las puso en un lugar absolutamente indefendible.
Otro gran aporte a la discusión política argentina actual es el posicionamiento del kirchnerismo. Desde hace varias horas, las redes sociales en argentina replican hasta el cansancio el día que Cristina Fernández condecoró con la Orden del General San Martín al propio Maduro. Ese archivo y el silencio ensordecedor de todos los dirigentes de la primera plana kirchnerista, asocia al espacio político al fraude y al desprecio por la democracia.
Pero hasta Maduro colaboró con el “abrazo de oso” para con el peronismo en general. Ante un grupo de impresentables que lo vitoreaban en el inválido y nulo acto de reconocimiento como futuro presidente de Venezuela, el dictador se reconoció como “peronista”. Hasta el momento, el Partido Justicialista no se expresó al respecto, pero algún que otro dirigente y exfuncionario salió a tomar distancia, diciendo que Perón y el peronismo llegan al gobierno mediante elecciones legítimas y abandonan la Casa Rosada ante los resultados adversos.
“De las últimas diez elecciones, el peronismo ganó cinco y perdió cinco. Cuando le tocó perder entregó el poder o perdió la mayoría parlamentaria sin chistar, respetando siempre la voluntad popular. Encima tu presidencia hizo retroceder el PBI venezolano al nivel de 1960”, le dijo Matías Kulfas, exministro de Desarrollo Productivo del gobierno de Alberto Fernández.
La impunidad de lo sucedido en las elecciones presidenciales venezolanas hizo que se generen debates hasta dentro de los estudios de televisión de los canales afines al kirchnerismo. Mientras algunos deciden defender lo indefendible, otros se dan cuenta que esto es demasiado y toman distancia.
Aunque la dictadura al día de hoy sigue en Venezuela, el régimen y sus acciones le obsequiaron un recordatorio al los argentinos sobre quienes, más allá de las diferencias, están a favor de la democracia y quienes son partidarios de las dictaduras.