lunes, diciembre 23, 2024
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Lo que vi en Corea, la gran nación

La primera vez que fui a Corea del Sur [2014] mi fascinación fue materialista, urbana, estadista. Su metrópolis, la primera del mundo en términos de infraestructura, emprendimiento, educación, conectividad, vialidad, ornamentos, hubs e incubadoras, nos daba una clara fisonomía de una urbe futurista. Ahora mi admiración fue sesudamente ciudadana…

Soy patriota por ser agradecido…

He vuelto con una retina inspirada en el pensamiento de Foucault. “El hombre, el sujeto del que hablan los filósofos, no es un sujeto soberano […]no domina el tiempo ni lo verdadero porque cada uno de nosotros sólo puede pensar cómo se piensa en su tiempo» Corea del Sur de 2014 no es la misma 8 años más tarde. Su evolución la marca la educación de sus jóvenes, de quienes han cosechado creatividad y emprendimiento.

«Aristóteles, San Agustín e incluso Bossuet no fueron capaces de elevarse y condenar la esclavitud. Siglos más tarde, condenarla nos parece una evidencia». La sabiduría de la polis está en el desarrollo de su sentido humanitario. Hace apenas 10 años los Coreanos eran una potencia esencialmente tecnológica. Hoy su interés ilustrado se eleva y condena la violación de DDHH y la miseria. Su diplomacia aboga por integrar la Comisión de DDHH de la ONU. Perdieron una silla en el Consejo por tres votos frente a Chile y Costa Rica, elegidos. Venezuela fue excluida. El progreso para los Coreanos es la paz sustentable, que es prosperidad

Según Foucault, nadie puede acreditarse la representación de la humanidad sea por divinidad o mundanidad absoluta. Las verdades son aparentes según el modelo de poder, los tiempos y la circunstancia histórica. Y son reales [las verdades] si el modelo es libertario y concede representatividad por aceptación de sus ciudadanos.

Corea del Norte y Corea del Sur-que a fin de cuenta comparten una misma génesis cultural-como Ucrania vs. Rusia, como Alemania Oriental vs. Alemania Occidental en su momento, son resultado de una [in]evolución social y política por factores de dominio ideológico, totalitarios o libertarios que impidieron a unos [el norte] trazarse “una verdad identitaria, social y humana, libre y a otros [el Sur] sembrar una sociedad de democracia representativa sólida, parte del G-20.

Corea del Sur nace de una escisión devenida de una guerra [1950] en la cual murieron casi 3 millones de coreanos y participaron USA por un lado y URSS por otro, en el marco de la guerra fría [1948], que culmina con un cese al fuego [1953] que no aún no registra tratado de paz.

Corea del Sur inicia un programa de reconstrucción agresivo, acompañado de educación, tecnología, comunicación, seguridad, salud, infraestructura y puertos abiertos. Pronto integra el grupo de los tigres de Asía, con Singapur y Taiwán, con un crecimiento económico de 7% en los últimos 15 años, séptimos en exportaciones en el mundo, y 14 en GDP [2.7 trillones UIS$] o 50,000 € per cápita [a sus 51 millones de habitantes]

La actitud del coreano, su educación y civilidad le distinguen. Un país esencialmente agnóstico, por cierto. Su verdad es querer prepararse. El respeto que se observa en las cosas más simples: Se detienen en la luz roja donde cada peatón guarda línea por orden de llegada; el servicio militar es obligatorio y hasta los integrantes de famosísimo grupo musical BTS, anunciaron que se retiran para atender sus tres años de servicio militar. Patriotismo es ser honesto lo cual es colaborar, servir con humildad, rendir cuenta con transparencia y sentirse orgulloso de ser parte de un país autosuficiente, estable, con mejores récords de longevidad. En Corea Ud. no ve gente ni analfabeta, ociosa, ni obesa. Ser patriota es ser agradecido.

Otra dimensión. Volvamos a la tierra
En Seúl el tráfico es intenso pero sus conductores no se atreven violar una señal de tránsito o exceder la velocidad. Parafraseando a Marx, la humanidad plantea problemas en el momento que los resuelve. Y los [coreanos] resolvieron con vigilancia, control consciente y gobernanza. En Corea no vigila sólo el estado. Lo hace el ciudadano quien señala a otro si usa indebidamente un servicio público o un desecho mal tirado en un cesto de basura…

En el día a día pasan cosas maravillosas por civilizadas. Llegando a Seúl en tren, no recuerdo salir tan rápido de un vagón. La urbanidad y el orden de la gente, a un latino, ¡nos pone nervioso! [sic]. Las escaleras mecánicas extrañamente no funcionaban […] Una mayoría subimos las escaleras [en silencio, sin lamentos] otros hicieron su cola para el elevador […] La espera de los taxis era larga, pero un comité de voluntarias agilizaba el tráfico y colaboraba con los pasajeros. No importaba si eran mujeres y de edad madura. Cargaban maletas a los usuarios para agilizar la operación. En Corea la señal de respeto es estirar el brazo y colocar el otro en el pecho. Mi corazón es para servirle…Otra dimensión ciudadana, con los pies en la tierra.

La escolaridad: el gran secreto libertario
La escolaridad-incluyendo primaria y educación media, va de 7:00 am a 10:00 pm con una oferta extracurricular intensa. Son competitivos y se fajan por ir a la universidad. Cualquier guía tiene dos maestrías, un doctorado y hablaba 4 idiomas. No hay tiempo que perder. La verdad es que los retos, placeres, vocación deberes y deseo, gravitan sin uniforme, sin alfanje, ni amenaza pena de muerte…por disentir.

Seúl decidió educar al 95% de sus ciudadanos, darle un sistema de aseguramiento de salud accesible y hacer de la tecnología su desafío. Así resolvieron que “la democracia” no pertenece ni a los políticos, ni a las mayorías o minorías. Pertenece a cada persona, a cada individuo que se cimenta, forma, trabaja o emprende cada día, libremente.

El problema no es la doctrina
No existe adoctrinamiento posible si prevalece la educación, la información abierta, la libertad y el conocimiento. Foucault consideraba el pasado como «un cementerio de verdades, pero ello no lo llevaba a la amarga conclusión que todo es vanidad, sino a la positividad del devenir”. En Corea su “vanidad” es saber, cuidar de su salud y ser probo. El pasado no los marca ni inmoviliza.

Sentencia el filósofo francés “el pasado incide, pero no determina realidades”; y agregaríamos, si los grupos sociales eligen modelos de poder realmente liberales, democráticos por representativos, entendiéndose por liberal, la capacidad de cada quien, de gobernarse, no de globalizarse.

Libertad es emanciparse del político, del burócrata, “quien debe representar al estado” para servir y facilitar, no para convertirse en un Dios. Sucede en América, África, Europa, Medio y lejano oriente, que las democracias desaparecen embriagadas de movimientos radicales, secesionistas y trasnochados de lucha de clases, de género o de raza.

Corea se distingue porque ha derrotado la vocación dominante de los grupos políticos o de interés. La sociedad se organiza para contener permutar ideología por productividad, información y saber calificado. Entonces se respira una soberanía real. No la del Estado, la territorial sino la ciudadana, la del saber y poder aprender; la de participar y tener oportunidades. Progresar no es un derecho, es un deber con miras a colaborar no recibir. El estado a lo suyo: proveer infraestructura, salud, seguridad y educación. .

Samsung, LG, Kia, Daewoo o Hyundai no van a tope de las empresas del mundo por productividad. Lo lograron porque atesoran la mejor riqueza: sabiduría, inclusión honor al trabajo.

En Corea se respira amabilidad con autoridad. Respeto con acatamiento a la ley. Desprendimiento con sentido de exigencia, a propios y forasteros. Ciudadanía y disciplina que se ve en cada esquina, como cruzan sus calles, esperan su luz, hacen fila, son puntuales y con cortesía [con orgullo] también agradecen al visitante, a quien rinden honor con brazo extendido y su mano en el corazón.

Eso vi en Corea. Gratitud, educación y compromiso. Rinden honor a lo que significa su nombre: Corea, El gran pueblo Número 1, la gran nación.

Fuente: Diario Las Américas

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