Todos deberíamos estar preocupados por lo que está ocurriendo en los Estados Unidos. Todo el planeta Tierra debería estar preocupado, atento y deseando que lo que sea que esté pasando a los norteamericanos sea breve y pronto ocurra algo inesperado que cambie el curso de la historia de ese país que, sin discusión, termina afectando al resto del mundo. ¡Cómo no estar preocupado! ¿Saben la magnitud de esto? Estamos hablando de algo enorme y triste y deplorable… Porque si la Convención Demócrata es un espejo de esa nación y lo que pasaría si Kamala Harris gana la presidencia, ocurrirá el escenario apocalíptico que temo imaginar: LOS COMEDIANTES DEL MUNDO SE QUEDARÁN SIN TRABAJO. Por eso, todos debemos estar atentos, ya que sin risas profesionales no nos podemos quedar.
Hasta hace unas semanas, la vicepresidente Kamala Harris era sinónimo de chiste malo. La tildaban de mentirosa, de tonta, de que no sabía hablar. Luego, fue anunciada como la candidata a la presidencia por el partido Demócrata, tras el -¿forzado? ¿Necesario? ¿Urgente?- retiro de Joe Biden en su campaña para la reelección. Y ahora, es decir, ya, en este momento, Kamala es la nueva heroína americana; así, tan fácil, extraño y grotesco, como se lee. Y esta semana es su coronación oficial, como plato central de uno de los eventos más raros que he visto en mucho tiempo: la Convención Demócrata 2024, en Chicago, Illinois. ¡Dios santo!, vaya circo decadente. Esto va más allá del razonamiento humano.
Los líderes de un país sin liderazgo
Basta con ver a Joe Biden y Kamala Harris. Es decir, verlos realmente, analizar sus discursos… Nah, mentira. Sin perder mucho tiempo: solo hay que verlos y escucharlos unos tres minutos, tres y medio tope, en donde sea que se hayan presentado desde que llegaron al poder, para que una sola pregunta invada el cerebro de aquellos que aún lo tengan funcionando: “¿Cómo rayos estos dos están en la Casa Blanca?” Un presidente con senilidad y una vicepresidente que no tiene la menor idea de dónde está parada, han acorralado a Estados Unidos a un presente muy oscuro, en el que la palabra “crisis” aplica para la mayoría de los ciudadanos. Sí, crisis. Estados Unidos está en total y absoluta crisis: económica, social, moral y política… un país agrietado por la fragmentación y multidivisión, causada y manejada por la gran mano del poder. Y al escuchar los discursos de los cabecillas del partido Demócrata -que sudan hipocresía medular-, el futuro no se vislumbra nada mejor. Lo contrario, es imposible que algo bueno sea pescado en este mar de cinismo y falsedad.
Hace unos meses se suponía que la Convención Demócrata sería el marco para anunciar oficialmente a Joe Biden como candidato de este partido a la presidencia. Pero entonces llegó el inesperado debate con Donald Trump, en el que Biden mostró que sencillamente es imposible que él (mucho menos el país) pueda aguantar otro mandato. Así que el viejo Joe retiró su candidatura y, para gracia y celebración de quién sea que realmente esté llevando las riendas de Estados Unidos, Kamala Harris fue designada como la nueva candidata. Es como tratar de hacer una secuela a una película que se supone sería divertida y terminó en horror, manteniendo a los mismos protagonistas, director, productor y guionista. Entonces se desató este mercado de palabras baratas, que es la convención, y vemos a Obama, Hillary, y el resto de los personajes de la telenovela woke, rindiendo pleitesía a Kamala Harris y su llave como vicepresidente, el gobernador de Minnesota, Tim Walsz, un personaje del que nadie hablaba en todo el país, excepto que los ciudadanos de su estado -para quejarse-, pero que sirve perfectamente en la agenda de izquierda y alienación que los demócratas inyectan en las venas de hombres, mujeres y niños y que son espléndidamente ejecutadas por los -alguna vez- grandes medios de comunicación, y reproducidas en las redes sociales. Estados Unidos está acorralado por la mediocridad de políticos sordos y mudos, que viven una utopía, un sueño hecho realidad, porque solo ahí, en sueños -pesadillas, realmente- se pudiera pensar en la posibilidad de que Biden sea seguido en la presidencia por Kamala Harris, quien hace unos días anunció sus futuros planes económicos y, vaya, vaya, el control de precios abriría la ventana a un huracán de problemas que terminarían de ahogar a los norteamericanos en una gran recesión.
La poco convencional Convención
Usualmente, durante las convenciones tanto del Partido Demócrata como del Partido Republicano, se anuncian sus respectivos candidatos electorales. Para esto, los grandes nombres de cada partido dan discursos en los que súbitamente olvidan el odio que sienten hacia los personajes que alguna vez criticaron a muerte y ahora deben bajar la cabeza y alabarlos. Pero jamás había visto algo como esto. Una cosa es hablar bien de un enemigo político (sin importar que sea de su mismo partido)… porque eso, justamente, es hacer política. Pero algo muy diferente, es mentir descaradamente a la nación y el mundo entero… aunque eso también sea hacer política. Y aquí llega el momento en el que vemos a Hillary Clinton, los esposos Obama y un montón de políticos de medio pelo, hablar de tres cosas: en primer lugar, la prácticamente legendaria, increíble, exitosa… presidencia de Joe Biden (recordemos: Biden dejará una nación con inflación galopante, precios de la gasolina por las nubes, hipotecas impagables, violencia desatada, desastrosas relaciones internacionales y un largo etcétera), mencionando que, precisamente, triunfó en todo lo que realmente fracasó.
En segundo lugar, y tema vital: lo maravillosa que es Kamala Harris y la suerte que tiene Estados Unidos de que ella pueda ser la próxima presidente… Me imagino a Hillary, Barack y todos los demás tragando clavos al rojo vivo al decir cosas insólitamente buenas sobre la peor persona que ha tenido el cargo de vicepresidente en la historia de Estados Unidos. Y en realidad, es muy triste decirlo, pero cuando veo a Kamala, errática en maneras imposibles de comprender, sé que no estamos ante la presencia del mal convertido en política… para eso, tendríamos que hablar de monstruos como Nixon en estados Unidos, Chávez en Venezuela, los Kirchner en Argentina… ad infinitum. Aquí Joe Biden y Kamala Harris lucen como tontos útiles, títeres perfectos, ansiosos y casi eufóricos por ser manipulados. Esto es patético. Y en tercer lugar, durante la Convención luego de llenar de glorias a, en este caso, Kamala, cada político aprovecha para narrar sus propias hazañas; lo duro que la vida les ha tratado y… sí, perfecto ejemplo, el discurso que dio Barack, triste por la muerte de su suegra hace tres meses, la mujer que siempre lo defendió ante Michelle cada vez que él metía la pata, “yo me escondía detrás de ella”, dijo el ex presidente.
Pero tal vez lo único por lo que esperaba era saber cuál de los demás miembros del partido tiene aspiraciones reales de llegar a la Casa Blanca. Y es que la Convención es ese lugar de donde salieron los nombres -casi desconocidos hasta ese momento- que posteriormente se convertirían en potenciales candidatos presidenciales. Pero, ante la nula cantidad de rostros con posibilidades de lucir, esa ardilla macabra, también conocida como Alexandria Ocasio-Cortez, dio lo que parecía el perfecto monólogo de entrada de un episodio de Saturday Night Live… es que es lo peor de todo lo acontecido en la Convención: parece que estamos en medio de un largo y terrible maratón de comediantes de Stand -Up, que quieren hacer carrera como imitadores de políticos. Ni más ni menos. Pero entre gritos (salidos de sus propias cuerdas vocales), dientes fluorescentes (los de ella) y gestos que recordaban alguna novia dejada en el altar, quejándose de lo terrible que es el mundo AOC, dejó muy claro que es ella y solo ella, la que luchará, con sus dientes más brillantes que nunca, por llegar a la Casa Blanca tan pronto como pueda, a muy pesar que los republicanos quiera que ella “regrese a ser bartender”, puntualizó Alexandria, luego de afirmar que Estados Unidos tiene frente a sí una gran oportunidad, al tener en Kamala a una líder que se preocupa por la clase media porque “ella viene de la clase media” y asegurando que Harris pondrá fin al conflicto en Gaza, regresará a las tropas que están el extranjero y, pues, que básicamente habrá buenas noticias para las mujeres que quieran abortar.
Barack Obama: “No queremos vivir en un país amargo y dividido”, lo cual suena a suerte de broma infinita… la clase de broma que sólo se puede responder con un: Bueno, Barack, múdate, ya que ese es el país que ayudaste a destruir.