En México siempre han habido ciertos recelos naturales, comprensibles, entre el Ejército y la Marina, las dos organizaciones estatales que juntas conforman las Fuerzas Armadas del país. Pero ahora que se ha venido dando a conocer información sensible a través de filtraciones del Pentágono norteamericano, ha salido a relucir que estas diferencias entre uniformados mexicanos, han escalado a otro nivel, a los secretarios de estado, y por razones que provienen de decisiones de gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el presidente socialista de México en torno a la seguridad nacional.
Los documentos filtrados recientemente desde el Pentágono -hechos atribuibles presumiblemente a Jack Texeira- y que aparecieron en un chat de Discord y de los que hizo referencia el The Washington Post, ponen en evidencia que entre los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Secretaria de Marina (Semar), existe un conflicto que podría escalar bastante, ante la “frustración” del Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, al existir la posibilidad de que sea el Ejército quien asuma el control del espacio aéreo de México.
Entre la documentación filtrada, señala el diario estadounidense, está una evaluación de militares norteamericanos sobre lo que representaría que el Ejército asuma la vigilancia y el control de la aviación civil.
Cabe recordar que ya por ahora el Ejército realiza bastantes actividades que no están establecidas por la Constitución mexicana, entre las cuales se hallan administrar puertos, aeropuertos, aduanas, construir bancos, un sistema ferroviario, y un largo etcétera.
Esto, en el contexto de que actualmente ya las Fuerzas Armadas participan en el combate contra los cárteles del narcotráfico y en general contra el crimen organizado, viendo ampliadas sus facultades constitucionales en los hechos, ante la ineficacia de corporaciones civiles para este tipo de tareas urgentes.
En los documentos filtrados se analiza que si AMLO sigue asignando más y más funciones a las Fuerzas Armadas, pero sin aumentarles el presupuesto para llevarlas a cabo, esto podría generar corrupción.
El Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, estaría muy molesto con la asignación de vigilancia del espacio aéreo al Ejército que en respuesta habría instruido a su institución que se limitara la colaboración con la Sedena.
La preocupación de los militares estadounidenses es que estas decisiones de AMLO que estarían de facto privilegiando al Ejército, podrían exacerbar la rivalidad previa entre la Sedena y la Marina, lo que resultaría en dificultar las operaciones conjuntas contra el crimen aún más.
No hay que olvidar tampoco el contexto reciente de muchos señalamientos hechos sobre todo por políticos republicanos estadounidenses en torno a que los cárteles mexicanos deben ser ya considerados como «terroristas», con lo cual el Ejército estadounidense estaría habilitado para poder coadyuvar con el gobierno mexicano en el combate al crimen organizado, dentro del territorio nacional.
Esto, claro, fue catalogado como «intervencionismo» por parte de López Obrador, que se negó a dejar entrar a ninguna corporación extranjera aun cuando se trata de sumar esfuerzos en relación a un tema muy grave. Hay que subrayar que los cárteles mexicanos han sido ya señalados por autoridades norteamericanas como proveedores de fentanilo, sustancia que deja cerca de 100 mil muertos al año, por sobredosis.
En cuanto a Jack Texeira, presunto responsable de las filtraciones de documentos clasificados del Pentágono, se trata de un miembro de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts, que fue ya detenido este 14 de abril por el Departamento de Justicia, siendo señalado por «presunta extracción y retención de información clasificada» de defensa nacional.
Por su parte, vino la reacción de López Obrador, como era de esperarse de quien no pierde oportunidad de venderse como “víctima” y casi un mártir izquierdista latinoamericano, en la línea de Fidel Castro, del «imperialismo yanqui».
La mañana de este martes 18 de abril, dijo en su propagandística conferencia de cada día: «Ya tomamos esa decisión. Vamos a cuidar la información porque estamos siendo objeto de espionaje del Pentágono y muchos medios de información en México están filtrando información que les entrega la DEA».
Añadió: «Lo hacemos por seguridad porque estamos sintiendo que están queriendo violar nuestra soberanía en un plan injerencia ya utilizando como instrumento a la prensa vendida o alquilada del país y a los grupos de intereses creados, al bloque conservador, a los corruptos que quieren regresar por sus fueros para poder seguir robando. No vamos a quedarnos con los brazos cruzados», amagó.
A López Obrador todo lo que ocurre le sirve para agregar elementos a su narrativa de gobernante “del pueblo” perseguido y acosado por intereses ajenos, injerencistas, conservadores, y corruptos. En su acostumbrado maniqueismo reduccionista sólo él es bueno, y todo el que lo critique o se oponga a sus designios es automáticamente negativo y traidor a la patria.
«Tenemos que protegernos porque la DEA está informándole a Proceso y a otros (medios de comunicación). Quieren mandar, violar nuestra soberanía, entonces empiezan a filtrar supuestamente para debilitarnos políticamente», aseguró.