Luis Arce llegó a México en noviembre de 2019 como asilado político en medio de la convulsión que acabó con el derrocamiento de Evo Morales. Esta semana ha regresado al país como presidente de Bolivia. Arce, que en las elecciones del pasado mes de octubre devolvió el poder al Movimiento al Socialismo (MAS), ha comenzado este miércoles una visita cargada de simbolismo que culminará con su participación en la conmemoración de una victoria de los mayas en el Estado de Campeche. La invitación que le hizo Andrés Manuel López Obrador se enmarca en el intento del mandatario mexicano de fortalecer un eje alternativo, de corte nacionalista, a los Gobiernos neoliberales en América Latina. Un mes después de recibir al argentino Alberto Fernández, esta visita encierra todas las premisas para convertirse en un alegato en defensa de su ideario y de la resistencia frente a los que considera sus adversarios.
Arce ha participado en la conferencia de prensa matutina de López Obrador antes de reunirse con él en el Palacio Nacional. “Estar acá presentes significa restablecer nuestras relaciones entre países”, ha manifestado el presidente boliviano, que ha cargado contra el “gobierno de facto” de Jeanine Áñez, hoy detenida, y ha atribuido el derrocamiento de Morales a un plan para controlar las reservas de litio del país. “Para nosotros es muy satisfactorio el que se haya recuperado la democracia en Bolivia y que se haya logrado sin mucha violencia. Fue realmente una hazaña del pueblo de Bolivia”, ha terciado el mandatario mexicano, quien ha resaltado: “Lo invitamos porque ellos representan la dignidad de todo un pueblo que lucha por la justicia, por las libertades, por la democracia y por hacer valer la soberanía de los pueblos y de las naciones”.
Los dos gobernantes tenían encima cuestiones que van del combate contra la pandemia de coronavirus, que ha golpeado duramente a los dos países, y la diplomacia de las vacunas a la economía, la cooperación científica, la mejora de la comunicación consular para la solicitud de visas o el papel en la región de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya presidencia temporal recae en México hasta el año próximo. Sin embargo, más allá de la agenda bilateral, el encuentro tiene un especial significado político.
Arce participará el miércoles como invitado de honor y “orador distinguido” en los actos del Día de la Victoria de Chakán Putum, de la que se cumplen 504 años, en el municipio de Champotón, en Campeche. La Secretaría de Relaciones de Exteriores resalta que el evento “rememora la resistencia histórica de los pueblos originarios durante el proceso de invasión”. Ya lo adelantó a principios de mes el propio López Obrador. “El día 25 de marzo vamos a estar en Champotón porque se están conmemorando actos con motivo de los 500 años de la invasión extranjera y 200 años de nuestra independencia nacional”, dijo. “Uno de los colonizadores quiso tomar Champotón y el pueblo, los mayas no lo permitieron. Hubo una batalla y fueron derrotados los invasores españoles de aquel tiempo”, agregó en referencia a Francisco Hernández de Córdoba, a quien se atribuye la primera colonización de la península de Yucatán. La historiografía oficial bautizó ese episodio como “la batalla de la mala pelea”. “Los de Champotón, Campeche, México podríamos decir la batalla de la buena pelea”, continuó el presidente. “Es como la noche triste o la noche alegre, depende de cómo se vean las cosas”, añadió en referencia a la derrota de Hernán Cortés.
López Obrador recurre con frecuencia a los acontecimientos históricos para opinar sobre los conflictos del mundo contemporáneo. Él mismo lo reconoce. “Desde luego, lo hacemos para recordar que, frente a invasiones, conquistas, siempre nuestro pueblo ha sabido defender su dignidad y su independencia”. Arce, sucesor al frente del Gobierno de Bolivia del líder indígena más popular de América Latina, es una de las figuras emblemáticas de la izquierda desde que en octubre ganara las elecciones en primera vuelta. Lo hizo con un amplio apoyo al cumplirse un año de lo que su partido califica abiertamente de “golpe de Estado”. Tras la caída de Morales, que también viajó a México antes de asilarse en Argentina, y la gestión de un gabinete interino encabezado por Jeanine Áñez, la victoria del MAS recompuso en parte el mapa de la izquierda regional, que el 11 de abril espera volver al poder también en Ecuador.
La visita de Arce se produce días después de que la justicia detuviera a Áñez bajo la acusación de “terrorismo, conspiración y sedición” por la oleada de protestas y presiones internas y externas que en 2019 llevaron al derrocamiento de Morales en medio de las acusaciones de fraude electoral agitadas por la oposición y la Organización de los Estados Americanos (OEA). Arce, respetado por muchos sectores por haber sido un ministro de Hacienda y Economía pragmático, prometió tras ganar las elecciones que no buscaría una revancha. La semana pasada afirmar públicamente que la medida de prisión preventiva de Áñez no es una “venganza” ni un gesto de “odio”. “Lo que nos mueve es un afán inquebrantable de justicia”, manifestó.