CIUDAD DE MÉXICO.-A una semana de arrancar la campaña presidencial en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó al Congreso un grueso paquete de 20 reformas a la Constitución para “modificar artículos impopulares”, según dijo, pero su propósito obecedería a una estrategia político-electoral para imponer el “morenismo” con mecanismos “antidemocráticos”, coinciden analistas políticos.
El 6 de febrero pasado, López Obrador propuso entre sus reformas que se designen mediante voto popular a magistrados y otros funcionarios del Poder Judicial, sin que medie el Legislativo, y también eliminar los organismos autónomos, como el Instituto Nacional Electoral que garantiza la equidad de las elecciones, y el Instituto Nacional para la Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos que beneficia a los ciudadanos, a los que el gobernante mexicano señala de ser creados durante el “periodo liberal”.
Aunque la Constitución de México se conserva intacta desde hace 36 años, López Obrador con sus reformas buscaría afianzar a su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) del cual es fundador, en el complejo panorama político con una oposición debilitada. Y también, al mismo tiempo, beneficiar a su candidata, Claudia Sheinbaum, con miras a las elecciones federales -presidenciales y legislativas- el 2 junio próximo, luego de tres debates presidenciales pautados para el 7 de abril, 28 de abril y 19 de mayo.
“La iniciativa de López Obrador obedece a una estrategia política-electoral bastante astuta con la que busca consolidar su base de votantes, por una parte, y contrastarse una vez más y de manera directa con la oposición, sobre todo con el PRI y el PRAN”, argumenta Patricio Morelos, consultor político y profesor universitario.
La propuesta de reformas constitucionales no es nueva. Fueron anunciadas por López Obrador en 2022, para avanzar en el “movimiento de transformación” que se propuso iniciar al ganar las elecciones de 2018, la última de tres intentos, pero que no ha logrado cumplir en sus seis años de gestión.
Ahora, acelera su petición, luego de que la Corte de Justicia rechazó un par de sus propuestas legislativas, entre las cuales está la reforma electoral. Y lo hace en medio del fragor político de los venideros comicios y de señalamientos de haber recibido dinero del narcotráfico en su primera campaña electoral, en 2006, luego de haber gobernado Ciudad de México, atrapada por el crimen organizado. Se muestra desafiante: “que me lo prueben”.
Ventajismo a punta de reformas
Entre las reformas controvertidas de López Obrador se encuentra un ambicioso sistema de pensiones con la creación de un fondo “semilla” inicial de 3.774 millones de dólares, equivalente a 64.219 millones de pesos mexicanos, que permitiría a los trabajadores recibir el 100% del beneficio.
Aún cuando el gobernante dijo que busca “compensar a los trabajadores afectados por las reformas antilaborales del período neoliberal”, la propuesta levanta suspicacias y no goza de total popularidad.
“Ha generado mucha discusión porque quienes están a favor dicen que es un tema de justicia social, pero quienes están en contra de esa reforma plantean que en el Estado no hay dinero que pueda soportar una decisión de esa magnitud”, señala Morelos, estudioso de la comunicación política en México, quien considera esta reforma la más importante.
“El objetivo de López Obrador es, definitivamente, trazar políticas que son ampliamente aceptadas por las mayorías en México, independientemente del costo que ello implique para la administración pública. Y también va a tratar de llevar a una oposición en el Congreso a que vote en contra de esas reformas y poder seguir evidenciando el supuesto elitismo de la oposición”, explica.
La estrategia de López Obrador
El pretendido ventajismo del presidente mexicano a punta de reformas fue denunciado por la candidata opositora del centroderechista Frente Ampio, Xóchitl Gálvez, la más fuerte rival de Sheinbaum, y le exigió al presidente no intervenir en las elecciones. Lo hizo al inscribir formalmente su aspiración, el martes 20 de febrero.
López Obrador, quien en seis meses debe dejar el poder porque la Constitución prohibe la reelección inmediata, buscaría abonarle el camino electoral y eventual triunfo a Sheinbaum, a quien la ley prohíbe hacer proselitismo antes del 1 de marzo cuando inicia oficialmente la campaña electoral.
Analistas no descartan que López Obrador esté también labrando su regreso al Palacio Nacional, en los próximos siete años.
En todo caso, para ambos objetivos el presidente requiere asegurar el triunfo electoral de Morena y sus aliados en el Congreso, porque en la actualidad no tiene la mayoría calificada de dos tercios necesaria para cambiar la Constitución.
Por eso, López Obrador desde noviembre de 2022 está buscando conseguir en las elecciones federales la mayoría absoluta en el Congreso, afianzarse en el poder con una narrativa del “yo estoy con el pueblo y contra los privilegios”, según comentó el analista Rubén Aguilar a medios. Y hasta ha concedido entrevistas, tras años de silencio.
Mientras, el jefe de Morena arma su jugada en la Cámara de Diputados. Si la oposición niega las reformas, el gobernante “los puede exhibir como defensores de los privilegios de la élite”. Pero si le conceden algunas, al menos, puede lucir “una victoria” al final de su mandato que transfiere a su candidata Sheinbaum, quien tiene “altas probabilidades de sucederlo”, dice Melgar, una experimentada periodista de la fuente parlamentaria, citada por una publicación periodística.
López Obrador “le está dictando la agenda a la candidata, le pone una camisa de fuerza y contradice lo que ella dice en privado a inversionistas: que ella no será tan radical como López Obrador. Pero la oposición sabe capitalizar esa imposición, la que está en mayores problemas no es esta, sino la propia candidata oficialista”.
Para Morelos, las reformas son “su testimonio político”.
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