La multitudinaria manifestación celebrada el domingo en Barcelona, replicada en otras ciudades españolas, hizo visible apenas a una muestra de los muchos españoles –las ignoradas encuestas así lo demuestran- que rechazan las políticas de inmersión lingüística desarrolladas en aquellas comunidades autónomas que dicen tener un idioma propio, fórmula que trata de hacer impropio al español. Congregados por diversos colectivos encabezados por Escuela de Todos, fuimos muchos -«bestias con forma humana», según Joaquín Torra- los que participamos en una manifestación activada como respuesta al último desahogo de la Generalidad de Cataluña, cuyo consejero de educación se ha jactado de incumplir, con la complicidad de Moncloa, las sentencias a favor de un exiguo 25% de español en las aulas.
Sánchez es cómplice de la erradicación del español de las aulas catalanas
Celebrada con pulcro civismo, en la manifestación, como principales políticos en activo, participaron el presidente de VOX, Santiago Abascal y una Inés Arrimadas que trata de inyectar oxígeno a un partido moribundo al que, no obstante, prestaron atención muchos objetivos fotográficos, que ofrecieron a las portadas periodísticas la imagen del arrítmico corazón formado por las cuatro barras catalanas, los colores de la enseña nacional y un fragmento de la bandera europea con sus estrellas dibujando una ingenua sonrisa, la de una unión en la que se guarece el huido Puigdemont.
Su mantenimiento en el poder gallego [de Feijóo] corrió paralelo al orillamiento del español
Si esas fueron las principales presencias, las ausencias más notables fueron las de Pedro Sánchez Pérez-Castejón y Alberto Núñez Feijóo, ambas plenamente comprensibles. En efecto, no tendría sentido alguno que quien dejó clara la dependencia que la Fiscalía tenía del Gobierno acudiera a enmendar la plana a aquellos a quienes debe su presidencia. Como es sabido, Sánchez, que mantiene en su Gobierno la cuota PSC, es cómplice de la erradicación del español de las aulas catalanas, tarea que ha desempeñado también en su región el que, a todas luces, parece ser el elegido por los principales poderes fácticos españoles para dar continuidad a la alternancia, llena de renuncias en determinadas regiones, entre el PSOE y el PP. Muchos son los interesados, entre ellos gran parte de los profesores que se aseguran sus garbanzos parapetados tras su dominio de las lenguas propias, en mantener las barreras lingüísticas.
Frente a la fórmula con la que el ausente Feijóo trata de contentar a tirios y a troyanos, (…) se alzó la nítida voz del presente Santiago Abascal
Estas circunstancias, bien conocidas por el veterano don Alberto, pues no en vano su mantenimiento en el poder gallego corrió paralelo al orillamiento del español con el que neutralizó las aspiraciones del galleguismo más montaraz, son las que le han llevado, acaso aconsejado por el mismo que le recomendó escurrir el bulto en una cómoda reunión de partido mantenida en Toledo, a proclamar la puesta en marcha de un «bilingüismo cordial» en el que ni siquiera él, parapetado en una muy asumida ambigüedad, cree.
Frente a la fórmula con la que el ausente Feijóo trata de contentar a tirios y a troyanos, léase a un amplio sector de secesionistas y de constitucionalistas, se alzó la nítida voz del presente Santiago Abascal, que reclamó la aplicación de un 155 que garantice la restitución de la legalidad en la región catalana, espejo de todos los secesionismos patrios.