José Gregorio Martínez,
La transición en Venezuela parece inevitable. Pese a las maniobras políticas del chavismo para sacar a la oposición de la ruta electoral, el evidente ventajismo oficialista, la persecución judicial, las amenazas bélicas que podrían ser la excusa para suspender los comicios y el fantasma del fraude, el régimen de Nicolás Maduro atraviesa por sus momentos más complicados. María Corina Machado ha logrado endosarle a Edmundo González Urrutia gran parte de su apoyo popular, que ya se refleja en las encuestas. Y aunque el camino aún es incierto y espinoso, el 28 de julio podría marcar el inicio del retorno de la democracia al país.
Cuando el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, habló hace pocos días de una “transición tranquila” en Venezuela, tal vez no se refería solo al traspaso del poder por la vía electoral. El politólogo venezolano Nicmer Evans considera que la transición podría darse también por la vía de la consecuencia electoral. En entrevista con PanAm Post señala que “aún a pesar de que haya un mega fraude electoral el 28 de julio, la contención de la gente a buscar la resolución del conflicto por vía electoral se puede transformar en una gran movilización social a partir del 29 de julio, si el resultado no cumple o satisface la expectativa de la gente”.
Sin embargo, aún no se puede dar por hecho la celebración de estos comicios. Ante el panorama totalmente adverso para la dictadura, Evans –que hasta hace poco más de una década fue muy cercano al chavismo– estima que en Miraflores pueden estar evaluando solo dos salidas: un mega fraude o la suspensión de las elecciones.
Las dos posibles huidas hacia adelante del régimen
En cuanto al primer escenario, aclara que no sería por manipulación de los instrumentos de votación –lo cual considera poco probable– sino por alteración del entorno previo a la divulgación. “Cada vez que pasa el tiempo se agregan elementos a la posibilidad del escenario de un fraude complejo. Este fraude complejo no solamente implica la posibilidad de buscar alterar los resultados –que por cierto es lo menos probable desde el punto de vista de las máquinas– y eso hay que dejarlo claro porque no debe haber ninguna intención de desestimular la participación electoral, si llegamos a la elección”. A esto agrega que es necesario promover la búsqueda de las condiciones de resguardo del resultado. La posibilidad de que ocurra este escenario no deja de estar latente, pero aclara que tendría un costo muy alto para el régimen, ya que por la enorme ventaja que tiene el candidato opositor sería demasiado evidente.
Y en cuanto al segundo escenario, el politólogo advierte que la suspensión de las elecciones por conmoción nacional generando un conflicto bélico con Guyana podría ser una opción que el chavismo esté considerando sustituir por un alternativa aún más extrema. Se refiere a la posibilidad de que María Corina Machado sea detenida para detonar protestas callejeras que justifiquen la movilización del Ejército y el levantamiento de garantías. “Antes habíamos pensado que el escenario más extremo era el tema de generar un conflicto bélico con Guyana, pero creo que estamos a las puertas de ver un escenario aún más extremo, que es este, el cual son capaces de ejecutar porque sabemos que tienen la capacidad de hacerlo, siempre y cuando esto les permita garantizar el poder a costa de lo que sea”.
De la transición a la gobernabilidad en Venezuela
En caso de superarse todos estos obstáculos y que Edmundo González gane la Presidencia y sea reconocido su triunfo, aún queda un largo camino por recorrer hasta la juramentación. “Ese largo trecho entre el resultado electoral y la proclamación, sin duda alguna que está claramente premeditado para generar perturbación”. Y el problema de la gobernabilidad de un país con el resto de las instituciones en manos del chavismo es otro factor que evalúa Nicmer Evans en esta entrevista, paseándose por la necesidad de lograr una negociación con la garantía de una justicia transicional.
Pese a los obstáculos y maniobras que aún aparecerán en el camino, Evans concluye que “el 28 de julio vamos a unas elecciones que tienen las peores condiciones electorales que hemos vivido en toda la vida republicana nacional, incluso en el marco de la misma época del chavismo nunca habíamos tenido peores condiciones electorales que esta; sin embargo, tenemos la mayor ventaja posible y la mayor expectativa de triunfo que se haya tenido nunca”, lo cual admite que “es consecuencia del liderazgo político encarnado en María Corina Machado, quien tras haber llamado en otros momentos a la abstención ahora es la mayor referencia desde el punto de vista electoral”.