Copiar en Colombia la agenda del presidente chileno Gabriel Boric es una idea que su homólogo Gustavo Petro debería poner en remojo ante la suma de fracasos y desaciertos que el mandatario austral acumula en seis meses de gobierno, que enrumban al país y a todo aquel que lo imite a un mismo abismo político.
La dura derrota de Boric en el plebiscito constitucional, las constantes protestas en contra de su gestión, los escándalos de su gabinete y los desaciertos en política exterior obligan a Petro a replantearse cuánto de su «hermano» chileno le conviene adoptar.
«Se pensaba que si Boric ganaba en el referendo constitucional, seguramente Petro iba a buscar una asamblea constituyente o un plebiscito para reformar la Constitución. Y eso quedó parado en seco para Petro», aseguró el editor y analista político de las cadenas RCN y NTN24 de Colombia y profesor titular de la Universidad Externado de Colombia, Jairo Libreros, en entrevista con el medio chileno ExAnte.
«Los dos saben muy bien (Petro y Boric) que si se despierta el descontento popular nuevamente, como ocurrió en Chile en 2019, y en Colombia en 2021, sus mandatos pueden terminar. Algunos creen que Boric está bloqueado, después de la derrota del referendo, y otros creen que Gustavo Petro se va a bloquear el próximo año porque no va a poder dar respuestas sociales a la inmensa cantidad de reclamos que existen de quienes votaron por él», asegura Libreros.
Se duplicó la desaprobación de Petro
Sin embargo, ninguno puede tomar distancia del otro. Vociferaron una alianza antes de tomar el poder y ahora pagan el precio de anticipar un apoyo de «hermanos» entre ellos sin considerar que las acciones de uno salpicarían al otro, pese a la distancia entre Bogotá y Santiago.
Petro y Boric sólo pensaron que los esperaba el éxito. El cálculo falló. La desaprobación de Petro se duplicó de 20 % a 40 % de agosto a octubre y el porcentaje de colombianos que percibe un empeoramiento del país aumentó de 48 % a 64 % en este mismo periodo.
La falsa promesa de austeridad de su «gobierno de cambio» para favorecer a las comunidades necesitadas e impulsar programas de inclusión ahogan al mandatario, cuando se ha revelado el malgasto de los fondos públicos en contratos que abarcan desde la asignación de 125 millones de pesos (equivalentes a casi 30.000 dólares) a la empresa Mckinsey & Company Colombia por un taller de capacitación para preservar el «legado» de Petro, la compra de electrodomésticos como un televisor cuyo costo supera los 27 salarios mínimos y la entrega de viáticos a la primera dama para cumplir «misiones protocolares» en Londres, Nueva York y Tokio.
Popularidad de Boric toca fondo
La situación de Boric no es muy distinta. La última encuesta Plaza Pública del Centro de Análisis de Estudios de Mercado (Cadem) arroja que la desaprobación de su gestión aumentó a 66 %. Los motivos del descalabro de su figura son similares a los de Petro. Van desde la inestabilidad económica representada en el aumento de la inflación, los escándalos de su gabinete en el manejo del conflicto mapuche y el incremento de la inseguridad hasta el rechazo a las credenciales del embajador de Israel, Gil Artzyeli, que luego revirtió por las múltiples críticas.