El sábado 11 de junio fue el último día para publicar encuestas de intención de voto para la segunda vuelta presidencial en Colombia, de acuerdo con el artículo 28 de la ley 996 de 2005, el cual establece que “se prohíbe la realización o publicación de encuestas o sondeos la semana anterior a las elecciones a al Presidencia de la República en los medios de comunicación social nacional”.
Los últimos resultados que se conocieron fueron: los de la encuesta de Invamer, cuyos datos se recolectaron entre el 3 y el 7 de junio, en la que Hernández obtendría el 48,2% de los votos y Petro el 47,2%; la de Yanhaas, cuyos datos se recolectaron entre el 7 y el 10 de junio, en la que Petro obtendría el 45% de los votos y Hernández el 35%; y la de Guarumo, cuyos datos se recolectaron entre el 6 y el 9 de junio, en la que Hernández obtendría el 48,2% y Petro el 46,5%.
Por otro lado, el tracking presidencial que viene publicando el grupo de medios de la organización Ardila Lule, realizado por la firma GAD3, reflejó en su última medición, publicada el sábado pasado, un 47,9% de intención de voto por Hernández y un 47,1% por Petro. En la plataforma PredictIT, el lunes Petro había recuperado terreno, pero su acción se mantenía cercana a los 40 centavos, frente a los 63 a 65 de Hernández.
Todo indica que será una elección muy reñida, un verdadero “voto finish”, razón por la cual ambas campañas siguen buscando la manera de aumentar el número de testigos electorales para cuidar las urnas y el posterior escrutinio. De hecho, llama mucho la atención que en esta ocasión la campaña de Hernández, que había evitado la inscripción masiva de testigos, ha compartido publicaciones e invitaciones para que sus seguidores ayuden a cuidar el proceso electoral del domingo.
Fuentes consultadas insisten en que algunas facciones tradicionales ya han logrado acuerdos con la campaña de Petro y estarían invitando a su base a respaldarlo. Para nadie es un secreto la influencia que tienen esas facciones en la organización nacional electoral. A fin de cuentas, es el Congreso el que elige a los magistrados del Consejo Nacional Electoral.
A pocos días de las elecciones, los equipos de campaña y los candidatos harán los últimos esfuerzos por mover a la opinión pública. Petro parece consciente de haber llegado a su techo e insiste en que quienes no compartan su modelo de país opten por el voto en blanco, pues le tiene más miedo a Hernández que a Álvaro Uribe, ya que en este último “había conocimiento del Estado, en él había experiencia”. Insiste en que con el triunfo de Hernández el país podría llegar “a un abismo, las tinieblas”.
Esto último parece confirmarlo su hija Sofía, quien, en entrevista con el diario El País, insistió en que “estamos descubriendo quién es verdaderamente el otro candidato, Rodolfo Hernández, y que no podemos dejar que sea presidente porque creo, a mi parecer, si llegara a ser el caso, podría generar un estallido social mucho peor que el del año pasado”. Esta declaración de inmediato generó la reacción de importantes líderes de la política colombiana, pues se publicó en momentos en que grupos que alegan hacer parte del movimiento ‘Primera Línea’, han convocado encuentros el domingo en importantes plazas de Colombia para celebrar el triunfo de Petro, o “para organizar lo que será la revolución más h***pta a nivel nacional”.
La senadora María Fernanda Cabal publicó en su cuenta de twitter: “Hablan de estallido social, cuando aquí lo que hubo fue una toma guerrillera que Colombia no está dispuesta a soportar de nuevo. Colombia es libre”. Por su parte, el representante a la Cámara electo por el Centro Democrático, Andrés Forero, preguntó: “¿Entonces si no gana @petrogustavo volverán a incendiar el país?”.
El escenario se ha tornado muy violento y la polarización empieza a hacer mella en la seguridad ciudadana. Los enfrentamientos entre grupos armados, las agresiones entre seguidores de uno y otro candidato, las agresiones verbales en las conversaciones que se detonan en medios de comunicación y en general todo el ambiente político, ha llegado a niveles que Colombia no veía desde hace décadas.
No en vano, el diario El Espectador, reconocido por sostener la bandera social demócrata, publicó el domingo una editorial titulada «¿Será mucho pedir una última semana de decencia?”. La primera frase de esta define muy bien lo que está pasando hoy en la política colombiana: “Una palabra describe esta campaña presidencial: bajeza”.
El lunes se conoció el asesinato del indígena misak Jesús Antonio Montano, quien había denunciado que, en el departamento del Cauca, grupos armados estaban obligando a votar por Petro. En Colombia no cesa la violencia, líderes de todas las tendencias políticas y de diferentes sectores de la economía caen asesinados todas las semanas. Negarlo sencillamente no le queda bien al Gobierno ni a nadie. Ojalá el domingo 19 de junio las elecciones se desarrollen en paz y que se respete el resultado.