Ahora, en plena pandemia, muchos vendedores no se pueden dar el lujo de parar ni un solo día, y como no pueden salir, entonces han llevado sus negocios hasta sus propias casas.
En Venezuela, donde la mayoría de los trabajadores gana apenas 2,60 dólares al mes, la necesidad de aumentar los ingresos a llevado a los vendedores ambulantes a transformar sus casas para emprender otras actividades y sobrevivir a la peor crisis económica en la historia de esa nación, ahora acercentada por la pandemia de coronavirus.
El salario mínimo de Venezuela es el más bajo de la región y a todas luces insuficiente para cubrir las necesidades básicas. La mayoría pobre del país tiene una dieta deficiente, de acuerdo con cifras del Programa Mundial de Alimentación de la ONU.
El Banco Central, que acostumbra reportar las cifras oficiales con demora, informó que la inflación acumulada entre enero y mayo fue de 295,9% y la interanual de 2.296,6%.
Al principio de la recesión que comenzó hace seis años la incapacidad de la mayoría de los pobladores de Venezuela para obtener los nutrientes básicos estaba causada por la escasez. Ahora, al acrecentado efecto de un prolongado desabastecimiento, se suma la realidad de los elevados precios.
Entre los alimentos más costosos está la cebolla, que en los último días se han vendido a unos 2,78 dólares el kilo, el doble que un mes atrás.
Desde marzo en Venezuela se han registrado 40.338 casos de COVID-19 y 337 muertes, según el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins.
Fuente: Diario las Américas