El expresidente izquierdista de Brasil y candidato a las elecciones de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva, ha lamentado que la organización del Mundial de 2014 dejara la imagen de que «todos robaron» de la construcción de los estadios y ha reconocido que casi se «destruyen» a sí mismos con la organización del evento.
«Casi nos destruimos a nosotros mismos», ha reconocido durante un acto de campaña, en el que también ha admitido que «la imagen del país fue la de un organizador de un campeonato del mundo corrupto«, cuenta medios locales.
«Confieso mi frustración con el campeonato del mundo, si pudiera hacer como un avestruz y meter la cabeza bajo tierra y no sacarla, lo haría», ha confesado Lula, quien durante la cita futbolística ya no ejercía como presidente, pero había cedido el testigo del Ejecutivo a su compañera de partido Dilma Rousseff, quien en 2016 fue destituida por corrupción.
Lula, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, aspira asaltar el poder el próximo 2 de octubre, cuando los brasileños están llamados a las urnas. El exmandatario también fue condenado a 9 años de cárcel por delitos de corrupción en 2017; sin embargo, posteriormente la Justicia anuló las condenas en su contra.