El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó en una entrevista que el concepto de democracia es «relativo» y elogió el proceso «electoral» de Venezuela. Esta declaración generó críticas y discusiones sobre el verdadero carácter democrático del Gobierno de Lula.
El representante de Brasil brindó declaraciones a Rádio Gaúcha diciendo que «el concepto de democracia es relativo a ti y a mí». El político brasileño lo dijo defendiendo la dictadura venezolana al declarar que «Venezuela tiene más elecciones que Brasil». La afirmación del mandatario brasileño se da en un contexto que anteriormente había recibido con toda pompa al dictador Nicolás Maduro, así como el apoyo y mejora de las relaciones brasileñas con los aliados del Foro de Sao Paulo de Lula da Silva en las tres principales dictaduras del continente americano: Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El mandatario brasileño considera normal el sistema electoral de Venezuela, y comentó en la misma entrevista: «Habrá elecciones este año en Venezuela (…). El que quiera derrotar a Maduro en las próximas elecciones, que le derrote y asuma el poder. Iremos a comprobarlo. Si no hay una elección honesta, hablamos».
Gilmar Mendes, ministro del Supremo Tribunal Federal, publicó en sus redes sociales que la democracia no puede concebirse como una fórmula vacía, sino basada en valores y principios que no se pueden relativizar. Criticó los regímenes políticos en los que el jefe del Ejecutivo utiliza el poder militar para someter a los demás poderes y eliminar físicamente a los ciudadanos que denuncian abusos dictatoriales.
El jurista más prestigioso de Brasil, Ives Gandra da Silva Martins, también se pronunció sobre las actuales decisiones contra la libertad de expresión en Brasil. Señaló que sólo un poder en el país está al mando de la definición de lo que es o no democrático y lo que se puede o no decir. Ives Gandra destacó la existencia de censura y prisiones políticas, algo incompatible con la democracia.
En el programa Direto ao Ponto de Jovem Pan, Ives Gandra explicó la situación del Estado de Derecho en Brasil: «En Brasil tenemos censura, algo que la democracia nunca debería tener; y también tenemos los presos políticos, los que fueron detenidos por manifestaciones» y concluyó «las democracias no toleran este tipo de conductas. Y de hecho lo estamos viviendo».
El diario Gazeta do Povo publicó un duro editorial en contra de las declaraciones de Lula da Silva. Subrayó que llamar democracias a las dictaduras no es nada nuevo y citó ejemplos como el de la República Democrática Alemana y Corea del Norte. El texto argumentaba que la democracia va más allá de las elecciones y exige el respeto a las garantías y libertades individuales, la separación de poderes y el estado de derecho, y afirmaba:
«Cualquier politólogo que no esté afectado por una ceguera ideológica grave estará de acuerdo en que las elecciones periódicas no son suficientes para caracterizar una democracia. Pero no sólo eso: la democracia exige el respeto a las garantías y libertades como las de expresión, prensa y religión; la tripartición de poderes, que funcionan sin interferencia ni subordinación, dentro de un sistema de pesos y contrapesos; el estado de derecho, que prevalece sobre la voluntad de cualquier titular de cargo electo o magistrado».
El periodista en el exilio Rodrigo Constantino criticó la posición de Lula de relativizar el concepto de democracia y defender los regímenes dictatoriales. Cuestionó a quienes intentan proyectar a Lula como demócrata y pacifista, destacando la contradicción entre sus declaraciones y la persecución y tortura de disidentes en regímenes como el venezolano. Hay que recordar que durante las elecciones en Brasil el candidato presidencial Lula da Silva fue vendido como un «campeón de la democracia».
Estas declaraciones y críticas cuestionan la naturaleza de la democracia en Brasil y la postura adoptada por Lula da Silva y su partido en relación con los regímenes autoritarios. El debate sobre los valores y principios democráticos sigue planteando interrogantes sobre la verdadera esencia de la democracia y los límites del relativismo en su definición. Así como la existencia o no de una sana democracia en Brasil.