jueves, diciembre 26, 2024
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Lula da Silva contra Bolsonaro y la mentira del regreso de la izquierda

La izquierda en Brasil tuvo una bocanada de aire esta semana. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, acusado de corrupción por el caso de Lava Jato fue absuelto de algunas de las causas que obraban en su contra. Como es común en la Justicia, el revés se dio por cuestiones de forma, mas no de fondo. En este particular fue el turno de las jurisdicciones.
Aunque Lula aún acumula varios procesos penales en la Justicia, el juez del Supremo, Edson Fachin, uno de los 11 que integran la máxima corte del país, decidió anular cuatro de ellos. En dos de esas cuatro causas anuladas, el exgobernante ya había sido condenado a penas de prisión que juntas sumaban cerca de 26 años.
Como sea, hoy por hoy, Lula da Silva —una de las caras más preponderantes del Partido de los Trabajadores en Brasil— recuperó sus derechos electorales y los socialistas que buscan hacer un contrapeso al presidente Jair Bolsonaro, ya están con las fauces abiertas… Por ahora.
 
Sin embargo, a pesar de que desde ya hay conjeturas sobre una posible candidatura de Lula para octubre de 2022 que saltan a la vista, estas pueden interpretarse como alegría de tísico. En realidad, se avizoran como tácticas que se aprovechan para medir el termómetro político de Brasil y en ciertas ocasiones también de la región. Ya CNN hizo el ensayo.
Recientemente, dicho canal dio a conocer una encuesta sobre las intenciones de voto para las elecciones presidenciales. Tal sondeo señala a Bolsonaro con 31 % de los votos a su favor, lo que se traduce en diez puntos porcentuales más que Lula da Silva (PT-SP), con 21 %. El margen de error es tres puntos porcentuales más alto o más bajo. Estos son unos primeros números a más de un año de unas elecciones, pero… realmente ¿se puede hablar de un escenario que lleve a la vuelta de estos números para sacar a Bolsonaro del poder?

Bolsonaro y el COVID-19: ¿Puede repetirse el fenómeno que sacó a Trump del poder?

Los medios no han tenido clemencia con Bolsonaro y la pandemia. Lo crucifican a diario. Exacerban con caos cada una de las cifras, así como también replican y viralizan sus dichos a las velocidades posibles que permite la Internet. Sin embargo, para ser justos, el presidente brasileño, con su verbo incendiario, a veces suele darles material para ello.
Su manera incisiva de abordar un tema tan espinoso como la pandemia en Brasil ha servido para que algunos apuesten al ocaso pronto de su mandato. Una hipótesis endeble que quieren alimentar con estos nuevos movimientos a favor de Lula da Silva.
El analista internacional Gustavo Segré también examinó este fenómeno. En una entrevista con PanAm Post, aclaró que en la práctica la estridencia del presidente brasileño al opinar de la pandemia obedece a una cuestión sobre la que técnicamente no tiene potestad.
Al respecto, el experto indicó que «la Corte Suprema de Brasil determinó que la potestad para el control de la pandemia es de los municipios, intendentes y gobernadores (…) Bolsonaro no tiene cómo mandar en el confinamiento de una ciudad o provincia. No depende de él. Sin embargo, él tiene su estilo verborrágico que le va a traer muchos más problemas de los que tiene hasta ahora. Todo el mundo atribuye el caos de la pandemia (en Brasil) a Bolsonaro, cuando en la práctica no es así».
Y es que al tener esta descripción se evidencia que en ciertos puntos, las actitudes de Bolsonaro tienen similitudes con las del expresidente estadounidense Donald Trump. Su opinión sobre la pandemia es una de ellas. El aparataje que jugó el mainstream media en contra del neoyorkino en una época cuando había elecciones presidenciales marcó la polarización en Estados Unidos y le costó al exmandatario norteamericano su puesto en la Casa Blanca.  Existe el temor de que en Brasil ocurra lo mismo.
No obstante, lejos de lo que se ve en los periódicos y medios que se empeñan en tachar a Bolsonaro de irresponsable, existe una verdad palpable sobre lo que mueve la intención de voto en Brasil. Al respecto, Segré desmenuza varias teorías que apuntan a lo que realmente lleva al brasileño a sufragar en estos días: «El punto más importante (para ganar las elecciones) es la economía. Si la economía mejora de aquí hasta 2022, las posibilidades de Bolsonaro de reelegirse —si así lo desea— serán mucho mayores que si la economía está mal, a pesar de que nadie más hable de la pandemia».
La imagen que alude es concreta y lo suficientemente clara para hacer la explicación pertinente. El analista añade que «la pandemia es una foto y la economía una película. En octubre del año que viene, si la economía no está bien, probablemente eso le quite votos a Bolsonaro. Si la economía está en marcha, a pesar de la pandemia, no creo que la gente tenga esa memoria de dos años hacia atrás para castigar electoralmente al presidente brasileño».

¿Hay caída que pase factura en la gestión de Bolsonaro?

Ante una interrogante sobre si existan hechos que opaquen las políticas del presidente Bolsonaro resulta ineludible hablar de casos relacionados con sus hijos. El más reciente que ocupó los titulares se refirió a su hijo mayor, el senador Flavio Bolsonaro.
La agencia española EFE replicó de manera somera el escándalo que se formó con el primogénito del mandatario, tras la compra de una mansión en Brasilia, valorada en poco más de un millón de dólares. Posteriormente, el senador dijo en una nota divulgada por su oficina de prensa que «la casa fue adquirida con recursos propios», que incluyeron la venta de un apartamento en Río de Janeiro.
«Más de la mitad de la operación fue por medio de financiación inmobiliaria» y «todo fue registrado en escritura pública», agregó en febrero cuando el diario O Antagonista dio a conocer la información.

Con este tema, la prensa brasileña se ha dado un banquete. Es cierto eso. Sin embargo, ¿puede esto infringir gran daño a la imagen del mandatario? Segré opina que no necesariamente. En concreto, el analista internacional explica que estas irregularidades de las que han hablado no afectarán al presidente de manera directa, porque a su juicio «representa una cuestión independiente, propia de la Justicia. No lo veo. Circunscribo la cuestión económica».

¿Qué pasa con Latinoamérica y su claro coqueteo con la izquierda?

La posibilidad de que Lula da Silva quiera participar en unos comicios presidenciales no es descabellada. Es más, él lo ha manifestado antes, tal como lo cita Infobae y en su partido algunos apuestan por eso. Este coqueteo también da pie para pensar: ¿Podría regresar la izquierda a gobernar el territorio brasileño?
Pues, por lo pronto esta posibilidad parece difusa, al menos en Brasil. La razón para que sea de ese modo, de acuerdo con Gustavo Segré es que «el desarrollo de un proyecto de izquierda en un país yo lo atribuyo sobre el resultado de la gestión (…) Claramente un error en el concepto administrativo nuevamente puede dar la oportunidad a un regreso».
En ese orden figura el ejemplo de Uruguay, cuya gestión no es de izquierda y hoy la dirige Luis Lacalle Pou. Dicha administración va más hacia la derecha, tiene un concepto económico liberal que a juicio del experto está yendo con muy buenos resultados. Una gestión que —sostiene— impacta claramente en la cuestión de Uruguay. No quiere decir que lo que pase en Uruguay vaya a impactar en Bolivia —por ejemplo—, porque el concepto ideológico es restricto a ese país, no en la región.
Otra pregunta también surge de forma paralela e inmediata: ¿Por qué regresaría al poder en la región un sistema de gobierno como el socialista, cuando se ha demostrado su ineficacia con los años? Segré tiene una respuesta para eso y la basa en dos tácticas que pueden parecer no adecuadas, pero revisando con detenimiento el patrón social de la región, suena como algo común, muy común.

«La izquierda tiene lo que llamo la disonancia cognitiva militante de un piso de 25 %. Esta disonancia representa a personas que no importa lo que le digan, no lo va a creer. También, hay dos factores que la izquierda maneja muy bien: la organización de manifestaciones masivas, porque pagan con comida y demás la otra es el argumento de la mentira que sostiene un relato», agregó.

El ejemplo de este último factor se conecta directamente con la siempre excusa de la «cacería de brujas» en contra de gobernantes de izquierda que han salido por la puerta de atrás de varios gobiernos de la región, cuyos dirigentes se cobijan bajo este manto de persecución. Ya es algo que se ha vuelto cotidiano.
No obstante, la excusa de la «guerra jurídica» o «Lawfare», como algunos le llaman para describir lo que quieren demostrar como el uso del sistema judicial para desacreditar a un adversario político, es nula y Segré explica el porqué:

«No hay «lawfare». No hay persecución política para los políticos de izquierda.  Son casos de corrupción que son investigados por la Justicia y que deberían ser investigados independiente de la ideología. En este caso, la corrupción es corrupción y es mala siendo de la izquierda o la derecha. La diferencia es que aquellos que defendemos conceptos más hacia la derecha, queremos que todos los corruptos vayan presos y los que defienden la izquierda quieren que solo los corruptos de la derecha vayan presos. Los de la izquierda no comenten irregularidades».

El Lava Jato y Lula da Silva, todavía queda tela por cortar

Hay que recordar, tal como dice Segré, que todavía hay ciertos aspectos que abordar con respecto al tema de Lula da Silva. A pesar de que hoy se le devuelven los derechos electorales a Lula, esto se mantendrá hasta que la Comisión o el plenario de la Corte —cinco miembros en la primera opción, once miembros en la segunda opción— resuelvan si ratifican o no esta determinación de Fachin.
Hasta ese momento Lula da Silva sigue «como» candidato, pero eso no significa que sea inocente. No se anuló el proceso, sino la jurisdicción, con lo cual tiene que comenzar todo de nuevo.
En otra frecuencia está el trámite de dictaminar si el juez Sergio Moro fue subjetivo al condenar al socialista y si eso se cambia, en ese caso sí estará todo el proceso anulado de manera definitiva. Para ninguna de las dos cosas hay plazos dispuestos por parte de la Corte, explicó también el analista internacional.
Fuente: PanamPost

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