El mercado financiero sufrió significativos sacudones este lunes (30/10), tras declaraciones controvertidas del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (el viernes) y de su Ministro de Hacienda, Fernando Haddad, el último lunes. Durante un desayuno con periodistas en el Palacio del Planalto, el presidente Lula reveló que el gobierno no cumplirá la meta fiscal propuesta de eliminar el déficit primario en 2024, un anuncio que tomó por sorpresa a muchos y amplió las preocupaciones sobre la dirección fiscal del país. El presidente de la República menospreció el equilibrio fiscal y dijo: “Si Brasil tiene un déficit del 0,5%, ¿qué es? Del 0,25%, ¿qué es? Nada”. Concluyó en el desayuno con periodistas: “No voy a establecer una meta fiscal que me obligue a empezar el año haciendo recortes de miles de millones en obras que son prioritarias para este país”.
Ya el lunes, al Ministro de Hacienda, Fernando Haddad, al ser preguntado si cambiaría la meta de déficit primario cero para el próximo año, respondió de forma visiblemente irritada: “Querida, ya te lo dije… Es la 4ª vez que respondo: para el Ministerio de Hacienda, llevaremos medidas al gobierno para que los objetivos se alcancen, independientemente de estos contratiempos que se han encontrado a lo largo del ejercicio y que han traído la erosión de la base de cálculo de los impuestos federales. Pero necesitamos validar en la política las decisiones que deben tomarse”. El ministro Haddad pasó todo el año intentando demostrar al mercado que la meta fiscal establecida por el propio gobierno era alcanzable, y ahora quedó más claro que no se cumplirá.
Tras las recientes declaraciones del ministro de Hacienda, Fernando Haddad, el lunes (30) estuvo marcado por una ola de incertidumbre en el mercado financiero brasileño. El Ibovespa registró una caída del 0,54%, situándose en 112.693 puntos, mientras que el dólar comercial tuvo un aumento del 0,7%, alcanzando R$ 5,048. A diferencia de las bolsas estadounidenses, que presentaron alzas, el escenario brasileño fue de aversión al riesgo, con aumento en los intereses futuros.
La fuente de la inestabilidad está en las declaraciones de Haddad, que no lograron disipar las dudas sobre la meta de déficit fiscal cero para 2024. En una rueda de prensa, el ministro afirmó que se anunciarían medidas adicionales, pero evitó confirmar el mantenimiento de la meta fiscal, lo que intensificó las preocupaciones del mercado. Analistas del mercado financiero, como Roberto Padovani, de BV, y Nicolas Borsoi, de Nova Futura Inversiones, destacaron la contradicción en las declaraciones del gobierno y el impacto en la credibilidad fiscal. Según Borsoi, hay un renacimiento de los temores en relación con el compromiso del gobierno con el marco fiscal. Gustavo Cruz, de RB Inversiones, subrayó que las incertidumbres presentadas son perjudiciales tanto para inversores extranjeros como domésticos.
El periodista J.R. Guzzo, en su columna en Gazeta do Povo, expresó fuertes críticas a esta postura, resaltando que el déficit continuo en las cuentas del gobierno es una de las principales causas de la concentración de la renta en Brasil. Según Guzzo, la voracidad del Estado en gastar más de lo que recauda, impulsando un aumento continuo de los impuestos, está impidiendo avances en áreas cruciales como la educación pública. El columnista afirmó además que el «proyecto de país» del gobierno parece ser simplemente gastar más, independientemente de las consecuencias.
La postura del gobierno de Lula, al descartar el cumplimiento de la meta fiscal, sugiere, según Guzzo, que el presidente no está buscando el equilibrio de las cuentas públicas, sino la libertad de aumentar los gastos. La recepción de las declaraciones por parte de los medios y expertos ha sido ampliamente negativa, con críticos sugiriendo que hay una falta de visión estratégica clara por parte del gobierno.
A medida que el escenario fiscal del país continúa desarrollándose, inversores, economistas y ciudadanos estarán atentos a las próximas acciones del gobierno, buscando señales de responsabilidad fiscal y estrategias sostenibles para la economía brasileña. La claridad en las políticas fiscales y la consistencia en la comunicación del gobierno son, más que nunca, esenciales para mantener la confianza del mercado, algo que, por el momento, no parece que se vaya a concretar.