El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso a otro hombre cercano a él para ocupar el asiento como nuevo magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF). Flávio Dino, actual ministro de Justicia, es el elegido del mandatario. Sin embargo, los vínculos que preceden esta amistad hace que las críticas mencionen la motivación de llevar acabo “un montaje ideológico para un plan de poder absolutista, disfrazado de democracia”.
El propio Lula da Silva se contradice ya que el año pasado —previo a las elecciones presidenciales— afirmaba que los funcionarios del Tribunal Supremo debían ser elegidos “en función de la competencia, del currículum y no de la amistad”. No obstante, el referente del PT cambió de opinión tras llegar al poder. Lo dejó claro en junio de este año cuando Cristiano Zanin, su abogado defensor durante el caso Lava Jato y quien lo sacó de la cárcel, se convirtió en juez del STF gracias a la postulación que promovió el mandatario.
Flávio Dino es un socialista confeso, formó parte del Partido Comunista de Brasil y luego se afilió al Partido Socialista Brasileño (PSB). Está relacionado con las investigaciones contra el expresidente Jair Bolsonaro por el ataque contra los poderes públicos ocurrido en enero pasado y hace cuatro meses anunció que la Policía Federal iba tras Eduardo Bolsonaro, hijo del exmandatario, por supuesta apología la violencia. Esto y más deja claro lo que se podría esperar para el aparato judicial de Brasil: la radicalización del mandato de Lula da Silva.
Decisión en manos del Senado
Dino no podrá sentarse junto a los demás magistrados hasta no recibir el visto bueno del Senado, ya que la instancia debe aprobar, por votación, su postulación. De hacerlo, el Partido de los Trabajadores, dirigido por Lula, tendría ocho jueces sobre un total de once. El escenario exacerba las dudas sobre la imparcialidad que tendrán las futuras las decisiones del STF como órgano esencial de la democracia brasileña.
De esta manera, la responsabilidad recae sobre el hemiciclo, que además viene de aprobar la postulación de Zanin y de recibir reproches por ello. Por lo pronto, el Senado aprobó el pasado 22 de noviembre la Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) que limita las competencias del STF. En detalle, eso evitará decisiones individuales de magistrados que quieran declarar leyes como inconstitucionales. Ahora pasará a la Cámara de Diputados.
Sin embargo, más allá de esta medida, prevalecen las expectativas sobre qué esperar del Poder Judicial en el corto plazo con Flávio Dino en la magistratura. Su cercanía con Lula da Silva es tal que en el año 2001 publicó una fotografía que data de 1989, donde se les ve mucho más jóvenes. Ese año, “el petista se postulaba para su primera elección presidencial y Dino, de apenas 21 años, hacía campaña por él”, recordó el portal Brasil Paralelo.
Paulo Gonet como fiscal general
Lula da Silva también propuso a Paulo Gonet, actual subprocurador electoral, para la Procuraduría General de la República (PGR). Éste responsabilizó en abril pasado al expresidente Jair Bolsonaro por “abuso de poder político”, al hacer referencias al sistema electoral. El dictamen firmado por Gonet apoyaba la inhabilitación del exmandatario por ocho años. Por ende, su designación como fiscal general reforzaría la radicalización del gobierno de Lula.
El magistrado Alexandre de Moraes, se refirió a ambas postulaciones. A su juicio: “Contribuirán al fortalecimiento de nuestro Estado democrático de derecho”.