CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍN,
Lula da Silva, usando su condición de presidente, ha sometido la soberanía de Brasil a las dictaduras que violan derechos humanos. Sus acciones a favor de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua violan el artículo 4 de la Constitución de Brasil que fija como principios para las relaciones internacionales “la independencia nacional, la prevalencia de los derechos humanos, el repudio del terrorismo y del racismo”, lo que acaba el “estado de derecho”, elemento esencial de la democracia.
El artículo 4 de la Constitución Política de Brasil dispone: “La República Federativa de Brasil se rige en sus relaciones internacionales por los siguientes principios: I independencia nacional; II prevalencia de los derechos humanos; III autodeterminación de los pueblos; IV no intervención; V igualdad de los Estados; VI defensa de la paz; VII solución pacífica de los conflictos; VIII repudio del terrorismo y del racismo; IX cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad; X concesión de asilo político”.
La democracia en Brasil está además regida por la Carta Democrática Interamericana, el tratado constitutivo que en su artículo 3 establece: “Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.
Por “estado de derecho se entiende aquella sociedad, políticamente organizada, donde la ley está por sobre los gobernantes, y no a la inversa, y por ello rige por igual entre todos los ciudadanos”. Naciones Unidas define: “El Estado de derecho es el principio de gobernanza en el que todas las personas, instituciones, entidades públicas y privadas, incluyendo al Estado mismo, se rigen y rinden cuentas ante leyes que son promulgadas públicamente, se hacen cumplir en igualdad, se aplican con independencia y que además son compatibles con las normas, principios y estándares internacionales en materia de derechos humanos”.
Lula ha modificado la política exterior de Brasil suplantando la competencias de Relaciones Exteriores para reemplazarlas por su “Asesor Especial” Celso Amorim al que usa como canciller, embajador, ministro plenipotenciario y operador extraordinario para beneficiar a las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y mantener la simulación de democracia de la dictadura de Bolivia.
Antes de asumir la presidencia Lula ya había anunciado la reapertura de relaciones y el reconocimiento a la dictadura de Venezuela. Cuba y Venezuela son deudores morosos de Brasil y Lula busca “ampliar las relaciones comerciales”. Lula se ha aliado a China, Rusia e Irán convirtiendo a Brasil en operador principal del socialismo del siglo 21 o castrochavismo bajo el mando de Cuba.
Lula hizo la reunión de Unasur para recibir al dictador Nicolás Maduro de Venezuela con orden de captura internacional por narcotráfico, llamando “narrativa” a los crímenes probados de violación a derechos humanos y de lesa humanidad cometidos por Maduro. En la 53 Asamblea General de la OEA Lula puso al Brasil como protector de la dictadura de Nicaragua para encubrir la violación de derechos humanos que comete a diario el dictador Daniel Ortega. Con la marca Brasil logró la cumbre de la Unión Europea con la Celac para permitir la presentación del dictador de Cuba Miguel Díaz-Canel reconocido violador de derechos humanos.
El canciller Mauro Vieira -operador formal de la política exterior de Lula- afirmó que los crímenes de derechos humanos “cometidos por los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela es un tema que tiene que ser discutido”. Vergonzoso encubrimiento y complicidad frente a miles de presos políticos, torturados, perseguidos e injustamente condenados, víctimas de terrorismo de Estado, extorsionados con sus familias, exiliados, despojados de su propiedad y de su nacionalidad.
Lula ha enviado a Cuba a Celso Amorim que ha declarado desde La Habana que “su visita a la isla ha sido “una determinación expresa del presidente Lula” que simboliza “el interés (del mandatario brasileño) en la relación política entre ambas naciones” y ha anunciado que “hay varias misiones” que irán a Cuba, entre las que ha destacado una misión de empresarios, un grupo de especialistas del Ministerio de Salud o “unas misiones técnicas”.
Todas esta acciones del presidente de Brasil son violatorias de la Constitución de Brasil y la Carta Democrática, está gobernando al margen de la ley y de los intereses brasileros. Lula se ha puesto por encima de ley para servir a las dictaduras sometiendo la soberanía de Brasil y acabó con el estado de derecho.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
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