Brasilia, 3 ago (EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y su antecesor Jair Bolsonaro comenzaron a medir fuerzas este sábado de cara las elecciones municipales, que se presentan como una nueva batalla entre la izquierda y la derecha.
Ambos participaron en actos de confirmación de candidaturas para los comicios del próximo 6 de octubre, en los que serán elegidos los alcaldes y miembros de asambleas municipales de 5.568 ciudades.
Lula, la principal referencia de la izquierda brasileña, asistió a un acto en el que el Partido de los Trabajadores (PT) confirmó como su aspirante a la Alcaldía de Fortaleza a Leandro Leitão, y Bolsonaro, líder de la derecha, respaldó la candidatura a la reelección del actual alcalde de São Paulo, Ricardo Nunes.
En Fortaleza, capital del estado de Ceará, en el noreste del país, Lula destacó que esa región constituye el mayor fortín electoral del PT y animó a apoyar a Leitão frente a una “elite que cuando gobierna solamente piensa en el 30 % más rico, porque para ellos los pobres son invisibles”, según él.
El mandatario, de 78 años, se presentó en el acto con una máscara facial, que según la Presidencia se debía a un resfriado.
No hubo, sin embargo, alusiones directas a Bolsonaro y a la derecha, que representan la mayor oposición a nivel nacional al PT y al Gobierno que encabeza Lula.
En São Paulo, el alcalde y candidato Nunes se presentó arropado por el propio Bolsonaro, pero también por el gobernador del estado homónimo, Tarcísio Nunes, y por el expresidente Michel Temer, entre otras figuras de la derecha brasileña.
Nunes tiene como principal rival en las municipales al diputado e histórico líder del movimiento de los sin techo, Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que tiene respaldo del PT.
Así como Lula, Bolsonaro evitó darle connotación nacional al acto y sostuvo que São Paulo, la ciudad más poblada del país, “no puede ser entregada a alguien que ha dedicado su vida a invadir la propiedad ajena”.
Las elecciones municipales son consideradas en Brasil como una especie de termómetro de la situación actual y de la propia gestión de Lula, así como una suerte de preparación para las presidenciales de 2026.
Lula, quien ya gobernó en dos períodos consecutivos entre 2003 y 2010, ha insinuado que podría aspirar otra vez a la reelección pese a su avanzada edad.
Bolsonaro, por su parte, no podrá postularse a ningún cargo electivo en 2026, pues la Justicia electoral le ha inhabilitado por un plazo de ocho años debido, imitando las maniobras del chavismo para quitarse de encima a los rivales con mayor respaldo popular.