Entre anunciar negocios y poder hacerlos hay diferencia. Sin embargo, esto a Nicolás Maduro no le importa y, aunque la producción de gas en Venezuela cayó a la mitad el año pasado, se propone exportar a México este derivado para impulsar la “eficiencia energética” de Andrés López Obrador.
En una reunión con una comisión presidencial que busca reflotar la industria petrolera venezolana lo anunció como una “meta nueva” porque está enterado del impacto de las nevadas en Texas sobre el territorio de su par socialista.
A sus funcionarios les ordenó hablar con los «hermanos de Pemex” para evaluar planes que le permitan al régimen ser proveedores “seguros” durante la coyuntura energética que desencadenó apagones programados en 32 estados de México vociferó en los medios estatales replicados en Twitter.
López Obrador aún no responde a la oferta de Maduro. Hasta ahora el mandatario mexicano se excusa con disculpas. Pide a su país que consuman menos energía para evitar un apagón masivo como el reportado el lunes que dejó sin servicio a usuarios de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango y Zacatecas por la tormenta invernal que azotó al norte de México y a Texas (Estados Unidos).
Propuesta inaudita
El anuncio de Maduro pasma cuando la oferta y demanda de gas propano en Venezuela reportó el año pasado un déficit diario de 40.000 barriles, lo que implica que la producción que existe en el país solo cubre entre la cuarta parte y un tercio del consumo, que está en alrededor de 62.000 barriles por día, de acuerdo con la firma Gas Energy Latinoamérica.
En promedio la producción de gas propano alcanzó un promedio de sólo 20.000 barriles por día en 2020, lo que representa una disminución de 50 % con respecto al año 2019, situación que ha llevado a generar más escasez del combustible que se requiere para las bombonas o cilindros de gas doméstico, así como el que utilizan empresas fabriles en montacargas y comedores industriales.
El uso de alternativas primitivas se impuso. El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) en su último informe trimestral de 2020 acciones para mitigar la escasez figura en primer lugar el uso y adquisición de una cocina u hornilla eléctrica (39,3 %), y en segundo lugar el uso de leña (33,2 %).
La misma crisis
El panorama del gas se asemeja a la crisis de la gasolina que ha afectado al interior del país, zonas fronterizas y, más recientemente, a Caracas. Ante la agudización de esta problemática el régimen de Nicolás Maduro optó por importar combustible proveniente de Irán debido a la paralización constante de la producción nacional.
Pero las importaciones de combustible desde el Medio Oriente es un paliativo para para la problemática de la gasolina pero no resuelve el otro problema que el régimen intenta cubrir con producción interna.
Y las soluciones para ese escenario lucen lejos, considerando que para optimizar la producción se requiere inversión en la infraestructura de PDVSA-Gas y que la producción de gas depende de la producción de crudo. A medida que una desciende la otra también porque el 90 % del gas que existe en el país es asociado, es decir, es un tipo de gas que coexiste en los yacimientos junto a las reservas de petróleo.
A todo ello hay añadir que “la demanda del consumo del mercado nacional de gas rebasó las condiciones de producción a las que nunca se había llegado” analiza El Diario al respecto.
Pensar en más producción es menos probable cuando cerca de cinco millardos de dólares anuales se pierden por el mal manejo de la ecuación entre costos y precios por parte de PDVSA-Gas
Maniobras negras
Frente a la escasez del gas se abre espacio para la comercialización informal del gas disponible a través de un “mercado negro” que ofrece la recarga de una bombona a cambio de 15 dólares, equivalentes a más de diez millones de bolívares.
Desde que PDVSA asumió el control de la distribución de gas hace una década también comenzaron los problemas, entre ellos, la pérdida del 90% del capital humano necesario para la operatividad.
Recuperar la industria y reconstruirla no es tan fácil. Para ello se requieren en promedio 250.000 millones de dólares en un plazo de 10 años, estimando una inversión de 25000 millones de dólares anuales. Sin embargo, estos recursos no los tiene ni la estatal petrolera ni Maduro aseguran fuentes de El Diario.
Fracasos tras fracasos
Explorar y extraer gas tiene varios capítulos de fracasos en Venezuela bajo el mando chavista. La planta de Cardón IV, en el estado Falcón, y el proyecto Mariscal Sucre, que pretendían extraer gas en los yacimientos de Paria, Dragón, Patao, Mejillones y Río Caribe son una muestra.
Ambos planes acumulan reveses. En el caso de Cardón IV, las empresas ENI de Italia y Repsol de España descartaron que cumpla la meta de 1600 millones de pies cúbicos por día que se planteó alcanzar este año El estado del Marisca Sucre es peor. Esta planta está prácticamente paralizada.
El Complejo Industrial Gran Mariscal de Ayacucho (Cigma), en la población de Güiria, estado Sucre -cuya placa fundacional develó Hugo Chávez y Rafael Ramírez, exministro de Energía y Petróleo en 2006 —ahora exiliado— nunca se cristalizó aunque su inversión fue de 13000 de dólares.
Entre sus objetivos destacaba la atención de los estados Nueva Esparta, Anzoátegui y Monagas, luego el gas se incorporaría a la red de abastecimiento nacional e internacional, con miras a un mercado enfocado hacia América del Sur. Este gas iría al consumo doméstico y especialmente al sector industrial (petroquímico, eléctrico y siderúrgico). Todo quedó en papel.
Crisis con pasado
La industria petrolera venezolana atraviesa una crisis histórica. Y su crisis propició que entre 2018 y 2019 la producción interna de gas cayera 40 %, según cifras manejadas por investigadores del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).
La caída se evidencia en los informes de gestión anual de PDVSA que para el año 2015, PDVSA Gas (filial de la estatal petrolera encargada de la refinación del gas natural) registró una producción neta de gas natural de 5296 millones de pies cúbicos por día (mmpcd), en 2016 tuvo una producción de 7926 mmpcd mientras que en el año 2017 obtuvo una cifra neta de producción de 592,8 mmpcd lo que implica una caída en la producción de 89 %. A partir de 2017 PDVSA dejó de emitir informes de gestión anuales.
Pero las cifras negativas en PDVSA no empezaron en 2017. Expertos afirman que es un problema que se remonta a la década anterior cuando la revolución impuso la estatización de las empresas de distribución de gas.
Fuente: PanamPost