El movimiento “Make America Great Again”, (MAGA) de 75 millones de personas en Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, pese a su carácter patriota, llama a la unidad de las derechas en el resto del continente.
¿Por qué? Porque en Estados Unidos, hay cerca de 60 millones de hispanos -de los cuales 40 millones son de origen mexicano-, y guardan en su mayoría una estrecha relación con sus países de origen.
Estados Unidos no es una isla, y su población está estrechamente vinculada con sus familias al sur del Río Grande.
Los hispanos -estemos en la tierra de las barras y las estrellas o en nuestras patrias- somos gente de familia, católicos, cristianos, pro vida, y pro familia, gente de trabajo, que busca la superación, el desarrollo.
La revolución woke -con señalada influencia maoísta de la revolución cultural china- ha vivido un auge en Estados Unidos en años recientes.
Sus objetivos explícitos son acabar con el cristianismo, con la familia natural, promover el aborto -incluso hasta un día antes del nacimiento-, e impulsar el supremacismo feminista, el supremacismo LGBT, el trans, el negro, el indigenista y el ecologista.
Incrustados en las universidades, los autores woke se valen de reelaboraciones de teorías marxistas para reinterpretar la historia haciendo ver a la raza blanca como una raza de esclavistas y opresores, un virus para la humanidad que debe ser desplazado y castigado.
Fuente: Panampost