viernes, noviembre 1, 2024
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MANIFIESTO SOBRE LA DEMOCRACIA Y LA LIBERTAD EN LA ERA DIGITAL Y DE LA SOSTENIBILIDAD

Luego de la IX Cumbre de Las Américas, USA, 2022

Los exjefes de Estado y de Gobierno participantes de la Iniciativa Democrática de España y
las Américas (IDEA), transcurridos siete años desde el inicio de sus actividades con la
Declaración de Panamá adoptada a propósito de la VII Cumbre de las Américas, esta vez,
bajo un contexto internacional amenazado por la generalización de la guerra, una vez
transcurrida bajo signos contradictorios la IX Cumbre de las Américas, declaramos lo
siguiente:
Condenamos, enfáticamente, el acto de agresión ejecutado por la Federación de Rusia
contra la nación ucraniana y los crímenes de guerra y de lesa humanidad que son su
consecuencia.
Vemos con grave preocupación los efectos que de suyo habrán de derivarse para el mundo,
en lo particular para Occidente, por obra de la guerra; todavía más cuanto que, en los días
previos a su estallido, China y Rusia, con vistas a las “relaciones internacionales que entran
en una Nueva Era” según la Declaración Conjunta que suscriben, afirman como “asuntos
internos de los Estados soberanos” las cuestiones sobre la democracia y los derechos
humanos. “Sólo corresponde al pueblo del país decidir si su Estado es democrático”, es el
predicado de aquella, poniendo en tela de juicio el criterio de universalidad consagrado a
partir de la Carta de San Francisco de 1945, a saber, el principio de la inviolabilidad de la
dignidad de la persona humana.

Las nuevas amenazas a la libertad

  1. Desde el agotamiento del socialismo real en 1989, cuando la Humanidad hace su
    ingreso en las Revoluciones Digital y de la Inteligencia Artificial, se ha venido
    instalando una tendencia global que amenaza los valores de la libertad, la experiencia
    de la democracia, y el sentido finalista del Estado de Derecho, tal y como fueran
    concebidos desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
  2. La pandemia del COVID-19 y el reciente como señalado acto de agresión ejecutado
    por Rusia contra Ucrania, hacen evidenteslos graves trastornos que aquejan al orden
    internacional y de los Estados, revelando la incapacidad de las organizaciones
    multilaterales universales y regionales para contener tales amenazas contra el
    género humano cuando provienen de acciones u omisiones de las grandes potencias
  3. La misma gobernanza digital que avanza en todos los espacios de la actividad humana
    y no sólo la política o económica, facilitando la expansión de emprendimientos y sus
    aceleraciones como el tráfico global de informaciones y de datos y la movilización de
    masas, está siendo víctima de graves interferencias y manipulaciones de origen
    criminal que fomentan la inseguridad, atentan contra la transparencia y la misma
    gobernabilidad de nuestras sociedades al ver rotos sus vínculos de confianza.
  4. Las agendas políticas y económicas regionales y nacionales avanzan de modo
    preferente sobre los llamados nuevos temas que impulsa la globalización; desasidas,
    sin embargo, de todo fundamento antropológico. La libertad, como arbitrio de
    conciencia y la responsabilidad por las consecuencias de su ejercicio, buscan ser
    aisladas de su interdependencia con la democracia entendida como forma de vida y
    con la vigencia de un Estado constitucional de Derecho. No por azar, del conjunto de
    los 193 Estados parte de la actual ONU sólo se reconocen a 21 Estados como
    democracias plenas. Tanto que, al aprobar esta la exclusión de la Federación de Rusia
    del Consejo de Derechos Humanos por sus palmarios crímenes de guerra y de lesa
    humanidad, en una importante proporción sus Estados parte se abstuvieron,
    sumados a los que se oponen.
  5. En nuestra Declaración de Panamá, de 2015, a propósito de la VII Cumbre de las
    Américas, hicimos presente que “La democracia y su ejercicio efectivo, fundamento
    de la solidaridad entre los Estados, consiste en el respeto y garantía de los derechos
    humanos, el ejercicio del poder conforme al Estado de Derecho y su sujeción al
    principio de la alternabilidad, la separación e independencia de los poderes públicos,
    el pluralismo político, las elecciones libres y justas, la libertad de expresión y prensa,
    la probidad y transparencia gubernamentales, entre otros estándares; tal y como
    constan en la Declaración de Santiago de Chile adoptada por la Organización de los
    Estados Americanos en 1959, luego ampliada y desarrollada por la Carta Democrática
    Interamericana de 2001”.
  6. La Declaración de Madrid que expedimos a raíz de nuestro Diálogo Presidencial de
    2020 recuerda, asímismo, que “América Latina existe. Existe como continente propio,
    como bloque económico, como región surcada por innumerables lazos comunes
    históricos, culturales y de todo tipo”. Los ideales de libertad y democracia siguen
    siendo, como lo creemos firmemente, la guía para la construcción de una
    Latinoamérica que use de forma inteligente e integrada su enorme potencial.
  7. Al concluir nuestro Diálogo Presidencial de 2021 observamos que la lucha política
    viene conduciendo hacia una fragmentación cultural y social que dificulta el diálogo
    a nivel global y compromete al patrimonio intelectual de Occidente. Frente a los
    desafíos insoslayables de lo digital y de la inteligencia artificial o la robótica, y ante el
    delirio de poder que acompaña a no pocos gobernantes en esta hora agonal,
    recordamos que se impone recuperar en todos los planos la propia dimensión de lo
    humano y el sentido trascendente de la existencia dentro de la vida ciudadana.
  8. La IX Cumbre de Las Américas se ha reunido esta vez bajo el lema “Construyendo un
    futuro sostenible, resiliente y equitativo”. Costa Rica había pedido públicamente que
    se trabaje por el “fortalecimiento de la institucionalidad democrática, como un pilar
    fundamental para la recuperación económica”, y el secretario general de la OEA
    recomendaba “abordar las transformaciones que requiere la región promoviendo un
    desarrollo inclusivo y sostenible”, en particular dado el contexto de la crisis mundial
    generada por el COVID-19. Ha concluido cercada por las dictaduras del siglo XXI y sin
    resiliencia evidente.
  9. Desde nuestra señalada Declaración de Madrid hemos advertido que “podría caerse
    en la tentación – no cabe duda de que los enemigos de la libertad en el continente y
    sus aliados extracontinentaleslo hacen con abierto desprecio por la dignidad humana
    – de utilizar la pandemia como coartada para frenar, paralizar o postergar la agenda
    institucional y económica”. Entre tanto, China y Rusia le demandan a la comunidad
    internacional no inmiscuirse en tales cuestiones, las de la democracia y los derechos
    humanos, pues, como lo creen, “socavan la estabilidad del orden mundial”.
  10. En medio de las grandes revoluciones del conocimiento que parecen oponer la
    ciencia o la razón técnica a la razón humana, una libertad mal entendida puede
    acabar con la misma libertad, al desestimar el valor de la dignidad de la persona. En
    el ambiente global se aprecia y tiene reflejos claros dentro de nuestras naciones, un
    fuerte movimiento que considera prescindibles los valores éticos de la democracia y
    los imperativos del Estado constitucional de Derecho. Al cabo, la comunidad y el
    orden internacional son la cara de los mismos Estados que la forman y les tiene como
    sujetos. Por consiguiente, la lucha por la defensa universal de los derechos humanos
    en el marco inexcusable de las instituciones democráticas y bajo el imperio de un
    Estado constitucional de Derecho, se hace agonal para el mundo occidental y es la
    base de la unidad en la diversidad de las culturas.

II
Hacia un auténtico crecimiento en libertad y con dignidad

  1. Creemos que asumir el desafío de crecer en libertad es ahora no solo posible, es
    necesario e imperativo. “Ese principio de libertad que va creciendo a medida que crecen
    los siglos, y que progresa en el hombre, es la idea madre de toda la civilización, es el
    espíritu inmortal de toda nuestra historia” en Occidente, lo señala el historiador hispano
    Emilio Castelar y Ripoll (1832-1899) y es criterio que compartimos.
  2. En la Declaración de Madrid sobre Crecimiento en Libertad hemos hecho constar que
    “la agenda latinoamericana de futuro basada en la defensa de la democracia, del Estado
    de Derecho, de la libertad de las personas y de la estabilidad económica e institucional,
    no sólo no debe postergarse sino acelerarse al máximo; incluso para conjurar los graves
    desafíos que hoy se le plantean a la institucionalidad democrática en no pocos [de
    nuestros] países”.
  3. Hemos de repetir con énfasis, esta vez, que Latinoamérica debe tener un papel en la
    agenda global. América Latina necesita tiempo y recursos para superar el paso atrás que
    le significan la pandemia y los efectos económicos y sociales globales de la cruel guerra
    de Rusia contra Ucrania. Necesita de oportunidades para consolidar sus mejoras
    institucionales que, en los países más desarrollados costaron conseguir y luego
    consolidar; pero eso sí, en lucha abierta contra la corrupción, el narcotráfico y el crimen
    organizado, la informalidad económica y la falta de seguridad jurídica, como pesadas
    losas que se perpetúan en varios de nuestros países.
  4. América Latina, para ganarse el futuro con estabilidad ha de diseñar una estrategia
    regional de crecimiento democrático que sostenga los indispensables contrapesos
    institucionales y ciudadanos; que permita el acceso conjunto de sus países a los
    mecanismos financieros y de cooperación internacionales, jerarquizándose las
    prioridades; que fortalezca su integración y el comercio intrarregional, valiéndose del
    acortamiento de las cadenas de valor y apoyados estos en la seguridad jurídica. No
    olvidando, como línea irrenunciable, la construcción de plataformas sociales,
    económicas y políticas guiadas por la idea de dejar atrás los mitos ideológicos, forjando
    utopías realizables, animadas por una actitud ética que brote de la libertad y de los
    valores humanos universalmente compartidos.
  1. Para Occidente, en suma, la pandemia y la guerra han de ser y verse como una
    oportunidad para las enmiendas retrasadas desde 1989 a raíz del derrumbe de la
    Cortina de Hierro. También y, sobre todo, acicateados por las enseñanzas del pueblo
    ucraniano víctima de la resurrección de otro mal absoluto, para que reivindiquemos los
    valores éticos fundamentos de nuestra cultura y el ejercicio responsable de la libertad,
    relajados a lo largo de las tres décadas que cierran con el COVID-19 y que encuentran
    sus más trágicos paradigmas en Cuba, El Salvador, Nicaragua y Venezuela. (25 de octubre de 2022)
  2. Óscar Arias S., Costa Rica
    José María Aznar, España
    Nicolás Ardito Barletta, Panamá
    Felipe Calderón H., México
    Rafael Ángel Calderón F., Costa Rica
    Laura Chinchilla M., Costa Rica
    Alfredo Cristiani, El Salvador
    Vicente Fox Q., México
    Federico Franco, Paraguay
    Eduardo Frei T., Chile
    Lucio Gutiérrez, Ecuador
    Osvaldo Hurtado L., Ecuador
    Luis Alberto Lacalle H., Uruguay
    Mauricio Macri, Argentina
    Jamil Mahuad W., Ecuador
    Mireya Moscoso, Panamá
    Carlos Mesa G., Bolivia
    Andrés Pastrana A., Colombia
    Ernesto Pérez Balladares, Panamá
    Sebastián Piñera, Chile
    Jorge Tuto Quiroga, Bolivia
    Miguel Ángel Rodríguez, Costa Rica
    Julio María Sanguinetti, Uruguay
    Luis Guillermo Solís, Costa Rica
    Juan Carlos Wasmosy, Paraguay

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