En 2017, durante la gestión de Mauricio Macri, el Gobierno aprobó la última reforma jubilatoria que actualizaba automáticamente el cálculo de los haberes previsionales. En aquella oportunidad la modificación tomaba como referencia un 70 % el incremento en el índice de precios y un 30 % en relación a las variaciones salariales. El peronismo denunció la iniciativa y realizó masivas manifestaciones alrededor del Congreso. Se registraron serios incidentes en las inmediaciones del parlamento, mientras que en su interior, los legisladores kirchneristas lloraban lágrimas de cocodrilo por los jubilados argentinos.
Durante la jornada de hoy, el oficialismo impulsa una nueva reforma a la fórmula que determinará las haberes previsionales a partir de ahora. Lejos de mejorar el cálculo que denunciaron firmemente hace tres años, la nueva ley no hace otra cosa que empobrecer aún más a los que tienen que vivir de sus jubilaciones. Además de quitarles la actualización del último trimestre, los haberes quedarán ahora absolutamente desconectados de lo que pase con la inflación y la constante depreciación del peso. La nueva fórmula, ya aprobada en el Senado, establece que lo único que se tendrá en cuenta es la recaudación de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES) -que cada vez menos representa los intereses de los jubilados y se dedica a hacer populismo con los “planes sociales”- y el promedio del incremento salarial.
Con el Estado quebrado, es claro que quienes pagarán los platos rotos son todos los sectores que no cuentan con privilegios. En el cálculo del macrismo, los jubilados tenían complicado el porcentual minoritario dependiente de los sueldos, pero al menos la mayor parte estaba atada a lo que ocurría con la inflación y los precios. Con la nueva fórmula están jodidos por completo.
Sin embargo, en las inmediaciones del Congreso no hay ni una marcha ni un manifestante llorando por los adultos mayores. Más bien ocurre otra cosa: los “verdes” y “celestes” monopolizan la escena, en el marco de la discusión por la legalización del aborto que, curiosamente, se tratará el mismo día en la Cámara de Senadores.
El cinismo del Gobierno es total. Vuelve a meterle la mano en el bolsillo a los jubilados y oculta el momento en el que se decide el robo con uno de los debates que más apasiona a la opinión pública. Cuando se apruebe en diputados el saqueo a los adultos mayores, las menciones serán mínimas y la estafa pasará prácticamente inadvertida. La atención del país estará puesta en lo que ocurra en el Senado, con una votación pareja que se definirá recién a la madrugada.
Pensar que cuando asumía Alberto Fernández decía que, entre los bancos y los jubilados, él se quedaba con los jubilados. Hoy los estafará de la peor manera y montará un circo para que el robo pase lo más desapercibido posible.
Fuente: PanamPost