Millones de brasileños marcharon este martes a favor del presidente Jair Bolsonaro y en contra de lo que denominan la «dictadura de la toga», debido a que el Supremo Tribunal Federal (equivalente a la Corte Suprema) persigue a los simpatizantes más destacados del mandatario, incluso a diputados. Pero la sola convocatoria a las manifestaciones puso a temblar a la Internacional Progresista, que lanzó una advertencia, asegurando que Bolsonaro pone en peligro la democracia de Brasil y advirtiendo sobre un supuesto «golpe de Estado». En total, se sumaron 150 figuras políticas de 26 países.
“Nosotros, representantes electos y líderes de todo el mundo, encendemos la alarma: el 7 de septiembre de 2021, una insurrección pondrá en peligro la democracia en Brasil”, señala el comunicado de la Internacional Progresista difundido el día anterior a las manifestaciones.
Entre los firmantes se destacan los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Fernando Lugo, de Paraguay; Ernesto Samper, de Colombia y Rafael Correa, de Ecuador. En conjunto advierten “los temores de un golpe de Estado en la tercera democracia más grande del mundo”.
Una corriente «deconstruccionista» y «poscolonial»
Basta con observar cómo escriben sus manifiestos para evidenciar que la Internacional Progresista forma parte de la corriente ideológica de la izquierda política de carácter «deconstruccionista». Mediante el «lenguaje inclusivo» promueven cambiar la estructura del idioma y cuestionar lo establecido, comenzando por la biología, negando la existencia del hombre y la mujer para limitarla a un fenómeno social.
Bajo esa misma línea se declaran «poscoloniales», de esa manera enfrentan el legado indígena con el español y llevan a la sociedad a enfrentarse no solo entre sí sino haciendo que las personas renieguen de su origen y sus ancestros.
Aparecen también entre los firmantes del manifiesto contra Bolsonaro el premio nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel, así como Alicia Castro, Oscar Laborde, Hugo Yasky, Cecilia Brito, Eric Calcagno, Omar Plaini, Fernanda Vallejo, Marita Perceval y Mónica Macha.
Ahora que Bolsonaro reclama un sistema de voto impreso para poder hacer un conteo manual y transparente, la Internacional Progresista se manifiesta en contra. “El 10 de agosto, dirigió un desfile militar sin precedentes por la capital, Brasilia, y sus aliados en el Congreso impulsaron reformas radicales al sistema electoral del país, ampliamente considerado uno de los más confiables del mundo”, aseguran.
Viendo los resultados electorales en países como Perú y Estados Unidos, Bolsonaro advierte sobre el peligro del voto electrónico, alegando que en las naciones mencionadas hubo denuncias que cuestionaban los resultados porque estos pueden ser fácilmente alterados si no existe un sistema impreso auditable.
Bolsonaro, el mayor obstáculo para la izquierda en la región
Para comprender el por qué del antagonismo entre Bolsonaro y la Internacional Progresista, hay que rastrear su origen. El triunfo electoral de Bolsonaro significó el traslado de la izquierda internacional del Foro de Sao Paulo al Grupo de Puebla, en México.
Dos años después, en el marco de la pandemia por el coronavirus, el Grupo de Puebla llamó a sumar y consolidar estrategias para contrarrestar a la derecha. «El progresismo que nos identifica como Grupo de Puebla debe articularse con el esfuerzo reciente de un grupo de intelectuales y figuras reconocidas de la izquierda para establecer la Primera Internacional Progresista. En la medida en que sumemos esfuerzos, una articulación de fuerzas progresistas en distintas latitudes nos fortalecerá y otorgará una mayor perspectiva respecto de nuestros retos futuros, partiendo de las asimetrías enormes que marcan a nuestras sociedades», detalló en su declaración.
Bolsonaro se ha convertido en la mayor amenaza para estos referentes y agrupaciones. Pues su proyecto político es patriótico, soberanista, en defensa de la vida, la familia y las tradiciones, todo aquello que el progresismo quiere destruir.
Por eso, la marcha más numerosa de la historia de Brasil, el país más grande de Sudamérica, pone en riesgo el discurso oficial y la narrativa de que Bolsonaro es un presidente tan tiránico y despiadado como le pinta la prensa progresista. Al contrario, demuestra cómo aún cuenta con el apoyo del pueblo; más de 57 millones de brasileños lo llevaron a la Presidencia en 2019.
Fuente: PanamPost