Los estadounidenses pro-vida están emocionados tras la noticia que la Corte Suprema de Justicia puede estar a punto de anular Roe v. Wade, y con toda la razón. Durante las últimas cinco décadas, 63 millones de bebés nunca tuvieron la oportunidad de luchar por el Sueño Americano. El asesinato de los no nacidos es una tragedia nacional, y nunca dejaré de defender el derecho a la vida.
Sin embargo, el ser pro-vida siempre ha significado más que estar en contra del aborto. El ser verdaderamente pro-vida requiere una comprensión sobre el dolor y la lucha que derivan de las graves dificultades y responsabilidades que conlleva la maternidad y que potencialmente llevan a una mujer a abortar a su bebé. Mientras que tomamos medidas para proteger a los no nacidos, tenemos el deber de abordar esos desafíos que resalte anteriormente. Como con todos los problemas, aquí no hay una solución mágica. Sin embargo, el gobierno puede y debe hacer más para apoyar a las madres y a sus bebés.
Como mínimo, necesitamos expandir drásticamente el crédito tributario por hijos para las familias trabajadoras y permitir que los nuevos padres retiren parte de sus ahorros del Seguro Social para financiar su licencia de maternidad y paternidad del trabajo. Sin embargo, eso solo no será suficiente. Las futuras madres, especialmente aquellas que están sorprendidas y no están preparadas para el embarazo, requieren apoyo adicional en forma de tutoría, asesoramiento, atención médica y más.
Esto es particularmente cierto para las madres de bajos ingresos, que a menudo carecen de acceso a los recursos y las estructuras de apoyo social disponibles para los más privilegiados. No podemos ignorar el hecho que aproximadamente la mitad de todos los abortos ocurren con mujeres que viven por debajo del umbral federal de pobreza. El aumento de los fondos para el programa de Nutrientes Suplementarios Especiales para Mujeres, Bebés y Niños (WIC, por sus siglas en inglés) brindaría la ayuda que tanto necesitan las madres de bajos ingresos. Es un cambio que espero que mis colegas conservadores apoyen.
Otro paso en la dirección correcta sería la creación de una nueva subvención federal que inste a las iglesias y otros en la comunidad a participar en iniciativas de tutoría sobre la maternidad. A diferencia de las entidades que se benefician del aborto, estas organizaciones locales están comprometidas a sus comunidades y tanto las mujeres como los niños que forman parte de ellas.
También debemos hacer más para que la adopción sea factible y una opción atractiva, tanto para las mujeres embarazadas como para los futuros padres. Eso incluye proporcionar a las mujeres recursos y apoyo durante todo el embarazo, así como ampliar la reducción de impuestos para las parejas que adoptan.
Además, el Congreso de EEUU debería presionar a los estados para que sigan el ejemplo de Utah de exigir que el padre biológico pague al menos la mitad de los costos médicos relacionados con el embarazo de la madre. También debemos facilitar el cobro de la manutención de los hijos. Una de las razones más desgarradoras por la que las madres eligen abortar es el temor a que el padre biológico no haga su parte y asuma su responsabilidad. Eso es algo de lo que las mujeres no deberían preocuparse.
Finalmente, hay mucho trabajo por hacer en el ámbito de la salud materna. Aunque EEUU es el país más rico y tecnológicamente avanzado del mundo, todavía luchamos por mantener a las mamás sanas y seguras. Mi Ley de Mejoramiento de la Calidad de la Salud Materna, que se convirtió en ley el mes pasado, nos ayudará a cuidar mejor a nuestras madres y reducir la mortalidad materna. No hay razón por la que no debamos aprobar más legislaciones como esa.
El tema del aborto enciende pasiones políticas en ambos lados del espectro politico. Un lado del espectro político afirma los derechos de la mujer e ignora los derechos del bebe a poder nacer. Mi lado cree que debemos hacer todo lo posible para dar a cada ser humano una oportunidad a vivir. Es por eso que pronto presentaré la Providing for Life Act, una legislación que tocará los temas que abordo en esta columna de opinión y muchos más, porque el ser pro-vida significa proteger a los bebés y a sus madres.
Fuente: Diario Las Americas