Las cifras son alarmantes. La escasez de medicinas en Venezuela sigue siendo la norma con más de 50 % de los fármacos esenciales ausentes, mientras que más de la mitad de la población no puede pagar por lo poco que sí se consigue en el mercado.
Así lo reveló el estudio que realiza la asociación civil Convite y que publicó recientemente los resultados de noviembre, mes en el que el desabastecimiento en las farmacias fue de 54 %.
Los tratamientos para las convulsiones registraron el índice más elevado con 67 % de escasez que representa un alto riesgo de muertes prematuras debido a la falta de medicamentos adecuados. Le siguen los que son indicados para las afecciones respiratorias con 65,5 % de fallas, en momentos en los que se incrementan los casos de COVID-19 y que han aumentado enfermedades causadas por el humo de la leña que sustituye al gas doméstico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 4,2 % de los venezolanos padece depresión, ocasionada por la angustia y el estrés que genera el alto costo de la vida, la gran deficiencia de los servicios básicos y el confinamiento causado por el COVID-19, y para noviembre existía una escasez para tratar esta enfermedad de 64,4 % y un aumento de precios respecto al mes anterior, de 50,2 %.
Tratamientos de por vida en riesgo
Enfermedades como la hipertensión y la diabetes se han hecho cada vez más presentes entre la población venezolana, como consecuencia de las alteraciones y déficit en la alimentación. Datos de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna señalan que 34,3% de los habitantes del país son pre-diabéticos, 12,3 % diabéticos y 34,1 % hipertensos.
El estudio de Convite indica que la escasez de medicinas en Venezuela para tratar la diabetes fue de 47,7% en noviembre, con un aumento de precios de 46,5 % en un mes; mientras que la falla de los tratamientos para la hipertensión fue de 41,3 % hipertensión, y los precios subieron en 102,5 %.
El trabajo de la asociación civil dejó en evidencia también que, como consecuencia de la falta de tratamiento y saneamiento adecuado del agua potable en muchas comunidades venezolanas, en 2019 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) determinó que a diarrea alcanzó umbrales epidémicos en el país, en niños menores de un año, con una estadística 746 por cada cien mil habitantes.
Es una realidad que se enfrenta con una escasez de medicamentos para su tratamiento de 37,1.
De este drama no escapan los pacientes con VIH. Existe un gran déficit de reactivos para los diagnósticos y, según Onusida, durante 2020 en Venezuela hubo un ascenso de casos con cinco mil 200 nuevos, especialmente entre los jóvenes de 16 a 28 años de edad, debido a la escasez preservativos en el país.
Además, entre 2018 y 2020 solo recibieron tratamiento 40% de los 77 mil inscritos en el Programa Nacional de VIH/Sida del ministerio de Salud, existe 100 % de desabastecimiento para tratar enfermedades oportunistas y desde 2005 Venezuela no realiza campaña de prevención de VIH.
Números en Carabobo
Funcamama es la institución que se encarga en Carabobo de realizar este estudio junto a Convite. Los resultados en la entidad no fueron nada alentadores con una escasez de 64,6% en tratamientos para las convulsiones, 44,8 % en antidepresivos, 47,2 % para afecciones respiratorias agudas, 39,2 % para la diabetes, 30,4 % para la hipertensión, y 4% para a diarrea.
Luisa Rodríguez Táriba, presidenta de Funcamama, alertó que, aunque Valencia es la ciudad con menos índice de escasez de medicinas en Venezuela, con 19,9 %, menos de la mitad de sus habitantes pueden pagar por los precios de las que sí están disponibles.
“96,6 % de la población está en situación de pobreza y no puede acceder a los medicamentos con el salario mínimo aunque los productos estén a los precios internacionales, pero nuestra realidad es otra, y pocos compran sus tratamientos para la hipertensión, diabetes o depresión que debe ser de por vida”.
Recordó que hay medicamentos que deberían estar disponibles en el Seguro Social como los de alto costo indicados para VIH y el cáncer, pero no es así.
Fuente: El Carabobeño