miércoles, noviembre 27, 2024
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Más rivales republicanos para Trump

SONIA SCHOTT,

Rivalidad y política van siempre de la mano, como parte de la competencia por el poder, y la historia de Estados Unidos tiene innumerables ejemplos.

La llamada Era de la Pasión, durante la década de 1790, expuso las grandes rivalidades entre dos de los padres fundadores: Thomas Jefferson y Alexander Hamilton.

“… sus visiones de lo que debería ser Estados Unidos eran diametralmente opuestas. Jefferson, un verdadero revolucionario, creía apasionadamente en la libertad individual y en una sociedad más igualitaria, con un gobierno central débil y mayores poderes para los estados. Hamilton, un brillante organizador y táctico, temía el caos y el desorden social. Buscó construir un gobierno nacional poderoso que pudiera garantizar la seguridad de la joven nación y conducirla hacia la grandeza económica. Jefferson y Hamilton son la historia de una feroz lucha, tanto pública como amargamente personal.” según la Biblioteca del Estado de Virginia.

Años más tarde, los republicanos Theodore Roosevelt y William Taft, grandes amigos en un principio, de hecho, Taft fue nombrado secretario de Defensa en el gabinete de Roosevelt y luego promovido como su sucesor, se convirtieron en grandes rivales durante las elecciones presidenciales de 1908, llegando incluso a los insultos personales.

Ahora, en los albores de una nueva campaña presidencial, la rivalidad entre el expresidente Donald Trump y el gobernador de Florida Ron DeSantis por la nominación republicana, promete encender la hoguera electoral.

Y es que hay mucho en juego.

Además, el exvicepresidente Mike Pence y el exgobernador de New Jersey Chris Christie, que se incorporan por la nominación republicana, añadirán al fogoso intercambio entre candidatos.

Si bien esto no es inusual en el Washington político, cuanto mayor sea el número de aspirantes republicanos, mejor será para Trump, quien hasta ahora adelanta a sus rivales en las preferencias.

Trump podrá buscar enfrentar a unos contra otros y salir victorioso, pero incluso si todos los candidatos se unieran contra él, no está claro que serviría para hacerlo perder.

De igual manera, ninguno de los otros contrincantes se atreverá a enemistarse con la base de votantes de Trump, porque sabotearían sus propias posibilidades de ganar.

Si DeSantis tiene alguna esperanza de derrocar a Trump, deberá igualmente tener cuidado al atacar el legado del presidente número 45.

Otra posibilidad para los adversarios sería ignorar a Trump por completo y concentrarse simplemente en sus propias agendas políticas, pero eso es como estar en una habitación con un elefante y pretender que no está allí.

Otra táctica sería elogiar lo que ha hecho, pero haciendo hincapié en que es mejor un candidato más joven para enfrentarse al octogenario demócrata Joe Biden.

Y es que, la caída accidental de Biden, durante la ceremonia de graduación de la Academia de la Fuerza Aérea fue otro recordatorio de que el presidente tendrá 82 años para las elecciones del 5 de noviembre de 2024.

El mandatario también tropezó mientras bajaba las escaleras en la cumbre del G7 en Japón el mes pasado. Afortunadamente, ninguno de los incidentes le causó lesiones, pero la imagen general de un líder que pierde el equilibrio físico inevitablemente tiene repercusiones políticas.

Los votantes se preguntarán ¿Es el Presidente demasiado mayor para repetir en La Casa Blanca?

No hay duda de que la edad jugará un factor decisivo en estas elecciones.

Aunque Trump cumplirá 78 años en junio de 2024, aparenta gozar de buena salud. Pence, por su parte, tiene 63 años y Asa Hutchinson tiene 72.

El resto de los candidatos republicanos son todos más jóvenes: Nikki Haley tiene 51 años, Tim Scott, 57, Vivek Ramaswamy, 37, DeSantis, 44, y Chris Christie, 60 años.

Para Elaine Lamarck, del Instituto Brookings, la carrera por la nominación presidencial se desarrolla en tres etapas y ahora estamos en la primera, llamada «primaria invisible» cuando los candidatos recaudan dinero, construyen equipos de campaña y afinan sus mensajes, y Trump está liderando está parte.

Sin embargo, así como es amado, también es odiado, lo que será problemático en las elecciones generales, especialmente si se desempeña por debajo de las expectativas y si al final se presenta una contienda entre Trump y una cara nueva demócrata con ideas frescas, muy bien podría perder la final.

Fuente: Diario Las Américas

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