La pregunta sigue girando alrededor de la figura de Mauricio Macri y de su indefinición permanente. De contar con otra oportunidad…¿tendrá la valentía de llevar a cabo las reformas que necesita la Argentina? ¿O fracasará nuevamente en el plano económico, producto de su tibieza política (por no decir cobardía)? Desafortunadamente, el expresidente argentino, cada vez que tiene que dar un indicio, lo hace en la dirección incorrecta. Las elecciones en Brasil eran una oportunidad ideal para mostrar alguna claridad conceptual, y para devolver gentilezas en el plano personal. Pero Macri la dejó pasar. Desagradecido con Jair Bolsonaro, no dijo ni una palabra de los comicios en el país vecino ni nombró a ninguno de sus candidatos.
Ante los embates furiosos del kirchnerismo en la oposición entre 2015 y 2019, el referente de la derecha brasilera lo defendió a capa y espada todo el tiempo. Desde su período de legislador, al ser candidato presidencial y como mandatario del Poder Ejecutivo, el año que coincidieron al frente de sus países. Incluso, con las acciones en baja de Macri luego del retorno Cristina Kirchner al poder. Sin embargo, el argentino, siempre preso de lo políticamente correcto y el progresismo inquisidor, se mostraba incómodo con el respaldo del “polémico” personaje. Bolsonaro, ante lo evidente, nunca dejó de defenderlo y de cuestionar duramente al kirchnerismo, que hoy, hasta le arma actos públicos a Lula en Argentina en respaldo de su candidatura.
Durante los últimos días, y hasta ahora, Macri no ha dicho ni una sola palabra en apoyo de Bolsonaro. Ni hizo referencia a las elecciones de Brasil. Esta actitud, que podría ser interpretada como una estrategia política más, evidencia una cuestión no menor para Argentina. Un presidente de Suiza o un primer ministro de Luxemburgo puede ser timorato en lo personal, sin que nada de esto tenga que ver con su gestión. Pero, para los desafíos complicados de la Argentina que viene, hace falta otra cosa. Un carácter como el de Bolsonaro, que les quitó los aportes coercitivos a los gremios de su país. Macri parece estar hecho de otra cosa.
El que sí se animó a dar una muestra de apoyo fue su excandidato a vicepresidente, el peronista Miguel Ángel Pichetto. Menos preocupado por el “qué dirán”, el exsenador y actual Auditor General de la Nación, subió una foto con Bolsonaro y aseguró que su eventual triunfo sería positivo para el Brasil.