Transcurría el año 2020 cuando el entonces secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, anunció que varios medios chinos pasaron a ser calificados como “misiones extranjeras” del régimen. Estaban incluidos los diarios The People’s Daily y China Daily, controlados por el Partido Comunista de China (PCCh). Es decir, estaban lejos de ser independientes. Por el contrario, su función principal ha sido la de difundir el mensaje de la Administración de Xi Jinping y censurar información que no le sea conveniente a Pekín, para así moldear lo que se dice del Dragón Rojo en el extranjero.
Curiosamente, Microsoft, una de las corporaciones tecnológicas estadounidenses más importante del mundo, parece haber ayudado a ambos medios de comunicación comunistas. Según documentos a los que tuvo acceso The Washington Free Beacon, la empresa que cofundó el progresista Bill Gates entregó tecnología útil para maximizar la difusión de sus mensajes usando incluso inteligencia artificial.
El hallazgo resulta irónico si se toma en cuenta que chats creados con IA —ChatGPT y Bing entre ellos— tildan de “engañosos” a medios conservadores mientras su matriz, Microsoft, estaría impulsando a puerta cerrada el contenido de portales al servicio del régimen chino. La empresa busca defenderse asegurando que ambos acuerdos “caducaron hace años y no fueron renovados”. Pero resulta difícil desligarse de aquella decisión tomada parar proporcionar tecnología a China Daily, medio que “le permitiría dirigirse a lectores potenciales” seleccionados desde el “Laboratorio de Tecnología de Innovación en la Nube Inteligente de Medios”.
Acuerdos turbios con China
El acuerdo entre Microsoft y China Daily vio luz en el año 2016. Un alto ejecutivo de la empresa fundada por Bill Gates dijo entonces que era “un honor lanzar una cooperación estratégica” con ese diario. Los documentos a los que accedió el portal estadounidense confirmarían el objetivo de impulsar la llegada a más lectores. Algo útil, considerando que China Daily es un medio en idioma inglés.
No está del todo claro qué significa ese “Laboratorio de Tecnología de Innovación en la Nube Inteligente de Medios”, pero según la revelación, parece estar relacionado “con el Laboratorio de Nuevos Medios de China”, una iniciativa del PCCh para investigar y aportar datos “sobre los efectos de la comunicación internacional”. Luego, en 2018, Microsoft “incorporó su chatbot de inteligencia artificial Xiaoice en la edición en inglés del People’s Daily“. A diferencia de Azure, ofrecido a clientes occidentales, “todas las respuestas de Xiaoice cuentan con la aprobación del régimen chino”.
Si la decisión de Microsoft —de tender puentes con medios que difunden la propaganda de China— fue adrede, sabiendo estas intenciones, o fue meramente económica, es algo que deberá confirmar la propia compañía, pero en palabras de expertos como Jake Denton, investigador asociado del Tech Policy Center de la Heritage Foundation, a Microsoft “le encanta la idea de acceder al mercado asiático, pero tiene un inconveniente. En este caso, está ayudando a las campañas de propaganda del gobierno chino”.
Dato no menor es que hace tres años Microsoft dejó ir a Xiaoice como “compañía independiente” luego de que el régimen lo censurara por difundir información que no le gustó a Xi Jinping.
Tecnología y expansionismo
Hace poco, Microsoft aseguró que China y Corea del Norte “están perfeccionando sus capacidades de ciberataque” luego de detectar un incremento de la “influencia” del gigante asiático usando “propaganda patrocinada por el Estado”.
Pero este tipo de advertencias se pierden en una marea de intentos chinos por expandir sus ideales comunistas en plataformas occidentales mientras que el Gran Cortafuegos le garantiza al PCCh que ninguna información que le perjudique se infiltre dentro del Dragón Rojo. Hasta hace poco, Global Times, al servicio de Pekín, aprovechaba la tensión entre facciones pro Israel y pro Palestina dentro del Partido Demócrata de EE. UU. para agudizar las divisiones.
Y tal parece que tejió una enorme red para continuar apostando al caos de la política estadounidense e infiltrar una “buena imagen” de los ideales de Xi Jinping.