Javier Milei ganó el debate. Se pueden discutir muchas cuestiones, lógicamente. Los partidarios de la candidata de izquierda dicen que quien salió triunfante fue ella, lo mismo hacen los seguidores de Sergio Massa, Patricia Bullrich y del cordobés Juan Schiaretti, de sólido y tranquilo desempeño. Sin embargo, en esta instancia, si el que está primero no se equivoca y mantiene el arco en cero, gana el partido. Y eso fue lo que pasó ayer. Nada ha cambiado, el libertario sigue arriba y falta menos para las elecciones.
Como era de esperar, el candidato peronista y la postulante de Juntos por el Cambio dirigieron sus armas contra el libertario, que resolvió siempre sólido. En materia económica, muy por encima de los demás, pero en las otras áreas también tuvo un desempeño solvente. Luego del debate, Milei celebró con su equipo en el norte de Argentina, como si se tratara de una victoria.
Lógicamente, Massa se llevó las críticas por ser el ministro de Economía del actual gobierno, del que intentó diferenciarse. Resumiendo, dijo que esta gestión tuvo “errores”, de los que tomó distancia por haberse desempeñado entonces en la Cámara de Diputados. En este sentido, dijo que, de ganar las elecciones, su eventual mandato presidencial sí sería “su gobierno”. Sin embargo, el argumento no resultó de lo más efectivo. Una vez más, insistió con la idea de un “gobierno de coalición” y dijo que, de ganar las elecciones, convocará a “peronistas, radicales, gente del PRO y liberales”.
Bullrich se apoyó en su lucha contra los sindicalistas y su gestión en materia de seguridad, en el gobierno de Mauricio Macri. Confrontó tanto con Massa como con Milei, en el transcurso del debate sufrió el momento más complicado de la noche en Santiago del Estero. Luego que el candidato de La Libertad Avanza le preguntara que haría su equipo económico con las LELIQS (letras de liquidez del banco central), ante la evasiva respuesta, Milei decidió usar su “mano a mano” para abordar nuevamente el tópico. “Usted a mí no me va a decir lo que yo tengo que decir”, señaló Bullrich, que evitó expedirse sobre el tema.
Por su parte, Juan Schiaretti hizo referencia a su gestión en la provincia de Córdoba y tuvo un sólido desempeño en el debate, dejando de lado errores conceptuales, como la defensa del desdoblamiento cambiario. El referente del peronismo cordobés fue el que expuso más tranquilo, ya que no participó del tiroteo chicanero trilateral de toda la jornada, entre Milei, Massa y Bullrich. Es que, al fin de cuentas, ellos son los que salen a disputar concretamente la elección. El libertario, una eventual victoria en primera vuelta. Los otros dos, el pase de oro a un posible balotaje. Como nota al pie, luego de una pregunta de Milei, Scharetti reconoció que con su espacio apoyarán al candidato que proponga políticas superadoras para la Argentina. Esto fue leído por los analistas como un guiño para LLA.
Myriam Bregman hizo el tradicional discurso de la izquierda, pero estuvo incómoda ante la novedad de la política argentina: la de un candidato que le achaque las muertes del comunismo a lo largo de la historia. Lógicamente, no pudo responder nada concreto ante el asunto. Su agenda estratégica fue confrontar con Bullrich y Milei en lo ideológico, para tratar de “morder” el voto más izquierdista del peronismo kirchnerista, que no se siente del todo cómodo con un candidato como Massa.
Resumiendo, Milei regresa de Santiago del Estero con lo que fue a buscar. Manteniendo la distancia y con el arco en cero. Antes de las elecciones del 22 de octubre, se realizará un segundo debate, que tendrá lugar la próxima semana en Buenos Aires.