lunes, diciembre 23, 2024
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Milei tiene razón

ITXU DÍAZ,

Para la izquierda, Javier Milei es como una patada en los huevos, como diría Góngora. No sólo por cómo lo dice, en lo que todo el mundo parece detenerse, sino por lo que dice, que es aún más importante. En eso se parece a una madre enfadada. Milei cree y predica que las ideas de la derecha son mejores que las de la izquierda, y sencillamente obra en consecuencia. Esto es exactamente lo contrario que hace buena parte de la derecha española, que vive sometida al aire acondicionado del progresismo, y siempre tiene miedo de decir lo que realmente piensa. ¿O tal vez no lo piensa?

Milei va con todo. Y en su última visita a España ha hecho exactamente lo que todos esperábamos de él. Cualquier otro movimiento habría sido antinatural en un rockero argentino. Ha venido a dar fuego. Somos testigos de un incendio colosal e inolvidable. Un incendio ideológico.

Sánchez se ha abrazado a la polémica de Milei como se abrazaría ahora mismo con el mismísimo Satanás con tal de retirar sus presuntas corruptelas del foco público, al menos durante un rato; sueña con borrarlo todo del primer plano del telediario, pero no es tan fácil. Todo el circo de varios ministros del Gobierno exigiendo al presidente argentino unas disculpas demuestra sólo dos cosas: impotencia y nerviosismo.

De todas las historias que pueden molestarle al presidente español, quiero insistir en la primera: la impotencia. No se trata de falta de vigor —eso se lo puede arreglar su suegro—, sino de que, ante un enemigo que te ofrece tu misma moneda, los argumentos y acciones terminan languideciendo.

Milei no tiene miedo, no tiene dudas, no tiene nada que perder. Milei representa lo que la derecha debería haber sido siempre aquí, porque siendo así jamás habríamos llegado hasta aquí. Ojalá en Génova vean los vídeos del Milei en España sin arrugar la nariz.

La postura del Gobierno es tan absurda que la mitad de los ministros critican a Milei por entrometerse en la política española, y la otra mitad por entrometerse en la dirección equivocada. Milei es —perdóname— Delcy bajando en España mil maletas, pero de ácido sulfúrico, para diluir los restos de una democracia pervertida por la clase política.

Entretanto, el político argentino ha respondido con humor a Sánchez, asegurando que no tiene la menor intención de pedir disculpas tras haber insinuado corrupción en Begoña. Demuéstralo y luego si quieres lo discutimos.

La mujer del presidente no es una institución. Esto debería grabárselo a fuego Sánchez. No puede poner a bailar embajadores sólo por un comentario impreciso y, por otra parte, certero; pero da igual, aunque fuera un comentario irreal, estúpido y falaz. No es la manera en que funcionan las naciones normales, pero ese no es el caso de Venezuela o España. Si ahora hemos de ser así, lo asumiremos, mientras encendemos el contador de nuevo, pensando en cuántos días faltan para desalojar a este señor tan grosero del edificio monclovita.

Viva la libertad, etcétera.

Fuente: La gaceta de la Iberosfera

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