CARACAS.- Tras las elecciones presidenciales y las evidencias sobre la ilegitimidad de un tercer mandato de Nicolás Maduro, los militares venezolanos se mantienen del lado de la dictadura chavista.
En este sentido, los miembros de la Fuerza Armada Nacional (FAN) se han exhibido nuevamente como una fuerza monolítica en su respaldo al tirano Maduro, sin que las denuncias de fraude que hace la oposición sobre su reelección o la presión internacional afecten lo que definen como «apoyo incondicional».
Tras las elecciones presidenciales del 28 de julio y las denuncias de fraude de la oposición, que aseguran con datos que Edmundo González Urrutia es el presidente electo, el Ministro de la Defensa ratifica que Maduro es «nuestro comandante en jefe, quien fue legítimamente reelecto por el poder popular y proclamado por el Poder Electoral para el periodo presidencial 2025-2031».
Al frente del despacho castrense desde octubre de 2014, el General en Jefe Vladimir Padrino López ha ignorando los pedidos de la oposición y de la comunidad internacional de un escrutinio transparente.
Mientras tanto, la militarizada Guardia Nacional (GN) salió a las calles a disolver con gases y perdigones algunas protestas postelectorales. La represión ha dejado al menos 20 fallecidos y 939 arrestos desde el 29 de julio.
Politización de los militares
Bautizada como bolivariana por el expresidente Hugo Chávez (1999-2013), la Fuerza Armada venezolana no oculta su politización. Ha tenido entre sus lemas «¡Patria, socialismo o muerte!», transformado en «¡Patria, socialismo y vida!», cuando el líder socialista enfermó de cáncer. «¡Chávez vive!» es hoy su saludo oficial y obligatorio dentro de los cuarteles venezolanos.
La Constitución Bolivariana que en 1999 impulsó Chávez -un carismático teniente coronel que se dio a conocer cuando lideró una intentona golpista en 1992- concedió el voto a los militares.
Los militares venezolanos ganaron un inmenso poder con cargos claves en instituciones del Estado (régimen), incluida Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Desde la llegada de Maduro al poder, en 2013, se ha intensificado la influencia castrense.
Además de las armas, los militares controlan empresas de minería, petróleo y distribución de alimentos, así como las aduanas y 12 de 34 ministerios, incluidas carteras importantes como Petróleo, Energía, Defensa, Relaciones Interiores y Comercio. La oposición y expertos denuncian redes de corrupción que han enriquecido a muchos oficiales.
El general retirado Antonio Rivero, crítico del chavismo, exiliado en Estados Unidos, aseguró que «Maduro no tiene el liderazgo militar para soportarse como comandante en jefe. Se gana a la Fuerza Armada con privilegios, ascensos y la creación de nuevos cargos».
Según Rivero, la desconfianza también se ha instalado en la FAN: Los militares se encuentran muy vigilados en los cuarteles, y no confían en sus compañeros de armas.
Por su parte, Laura Dib, directora del programa Venezuela en el centro de estudios sobre derechos humanos WOLA, indicó que «es muy difícil entender» lo que ocurre al interior de la Fuerza Armada «porque cada vez que un militar se ha rebelado contra Maduro, la represión y persecución ha sido implacable».
Dib puntualizó: «Sabemos de militares que han sido sometidos a torturas. Son casos ejemplificantes que envían el mensaje de que, si se voltean en contra del gobierno, eso será lo que les ocurra».
En ese contexto, las organizaciones de defensa de los derechos humanos denuncian la detención por motivos políticos -la mayor parte de las veces acusados de conspiración- de decenas de militares (149 al 1 de julio) y la muerte bajo custodia de tres de ellos.
En 2020, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), la Fuerza Armada venezolana tenía 343.000 integrantes, un tamaño similar a la de México (341.000), y solamente superado en América Latina por Colombia (428.000) y Brasil (762.000).
Tras décadas de alianza con Estados Unidos, la llegada de Hugo Chávez al poder significó el inicio de relaciones con Rusia, que les provee aviones Sukhoi y fusiles Kalashnikov. En julio, dos buques militares rusos visitaron el país.
«Militares de alto rango se han vuelto increíblemente poderosos», dijo Rebecca Hanson, profesora del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Florida. «Tienen mucho que perder si Maduro cae».