Las izquierdas de América Latina pretenden cerrar filas luego de que Luiz Inácio Lula da Silva se hiciera con la presidencia de Brasil el pasado 30 de octubre. Así como ocurrió con Gustavo Petro en Colombia, quien ordenó la reapertura de la frontera apenas asumió el cargo, el futuro mandatario brasileño ya anunció que restablecerá relaciones con la dictadura venezolana encabezada por Nicolás Maduro.
El anuncio lo hizo el futuro ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, quien al mismo tiempo detalló que lo harán el 1 de enero de 2023 —el día de la juramentación de Lula da Silva— «enviando un encargado de negocios, para reabrir la embajada y posteriormente nombrar un embajador».
Vieira había mencionado que Brasil volvería a mantener relaciones con Venezuela, mas no había detallado a qué gestión se refería. Como es bien sabido, el opositor Juan Guaidó se proclamó hace tres años como presidente interino del país, pero con el pasar del tiempo perdió casi todo el apoyo internacional. Por eso, cuando la prensa le consultó al ministro de Lula da Silva, este confirmó lo que ya era evidente. Lo harán «con el Gobierno que está elegido allá, el de Nicolás Maduro».
Amiguismo latinoamericano
La decisión del presidente izquierdista es totalmente antagónica con la del actual mandatario conservador Jair Bolsonaro, ya que este último mantenía relaciones bilaterales con Guaidó. Y dado los cambios que se vienen, la embajadora de Guaidó en Brasil, María Teresa Belandria, prepara su salida del país antes de la juramentación.
La pleitesía de Lula da Silva hacia la dictadura de Maduro es total y eso también asoma cómo será su gestión en el país con la economía más grande de América Latina. De hecho, su intención es incluirlo en la larga lista de invitados para su próxima toma de posesión en enero. En síntesis, con la vuelta de Lula al Palacio del Planalto, «la relación de Brasil con Venezuela cambiará de manera drástica», así lo mencionó Europa Press en una nota reciente.
Sin embargo, no todo será tan sencillo respecto a la eventual visita del dictador venezolano a Brasil. Lula da Silva podría incurrir en un completo desacato a una ordenanza firmada en 2019 por Bolsonaro y por sus ministros de Justicia y Asuntos Exteriores de entonces, Sergio Moro y Ernesto Araújo, respectivamente. Aún así, el tiempo ha demostrado que los regímenes izquierdistas están hechos para transgredir las normas cuando llegan al poder.