Por la creadora de la “canasta básica”, o sea de la nueva “libreta de racionamiento” estilo Cuba-castrista en su versión PSOE-Podemos, nos llega ahora eso de que Rosalía es España, así lo afirmó una muy falsamente divertida viceministra del gobierno español, Yolanda Díaz, en entrevista, para enseguida contar de manera desenfadada con carcajada incluida de que su hija también se reía mucho porque en la escuela la comparaban a ella con Rosalía y con su MotoMami, y que la llamaban algo parecido a MotoYoli.
O sea que, si Rosalía es España, siendo comparada con Rosalía, por carácter transitivo, la que es España —según ella— es entonces Yolanda Díaz. Los comunistas son así, siempre que hablan de los otros en realidad lo hacen exclusivamente para referirse a ellos mismos. El ombliguismo de los comunistas es proverbial, recuerden a Fidel Castro, el Comandante Empotrado, al que tanto adora la viceministra, que no cesaba de parlotear de sí mismo para luego firmar como El Pueblo.
Además, mira que a estos mediocres les encanta coger a los artistas para el trajín y sus malignidades.
Empecemos por el ‘debut’, no tengo nada en contra, concuerdo perfectamente con eso de que Rosalía es también España. Y el ‘también’ es aquí muy importante. Rosalía es en realidad, a mi juicio, un ripio de España y de otros sitios, como Miami, espejo en la actualidad de la peor Cuba.
España es todavía el gran Imperio en el que todas las culturas supieron y han sabido confrontar esa barbarie
Sigamos en orden personal por eso de que a Rosalía, a la que no se le entiende ni la mitad de lo que canta (es por cierto, una de sus ventajas, y mejor así), no conoce siquiera a profundidad —tal como comentó un amigo en las redes sociales— lo que quiere decir en cubano (de donde sacó el refrán): “Saoco, papi, saoco”, que se convirtió en el leit-motiv y título de una de sus más recientes composiciones musicales.
Rosalía es una muy buena compositora, dicen los que saben de ese estilo musical que ella compone e interpreta, que suena como a melting pot de un poco de todo, a pot-pourri ‘estiloso’ que sin llegar a ser nada lo es todo, un ripio, o un revoltillo muy bien condimentado o sazonado. O sea, viene a significar lo que el hare-krishna es al taoísmo o al budismo, puro brincoteo adornado con cascabeles. Y está bien, oye, al que le guste que brinque y sea feliz.
El tema se complica bastante cuando los que suscriben a la secta de cualquier berracá, reclaman de manera obligada que los otros adhieran a lo mismo de forma obligada, y nos quieran inocular la sugestión de que eso es el flamenco, de que eso es el guaguancó cubano, de que eso es el pop japonés y la variety sudcoreana, cuando todo eso no es más que Rosalía a pulso y picotillada, sin ser de ninguna forma un país, y mucho menos España, más bien una molienda graciosa de lo que se le ocurra a Rosalía, que está en su derecho. Felicidades y p’alante el carro, pero todavía queda gente con algún sentido de la libertad de elección.
España es mucho más rica que todo eso que representa Rosalía, porque España es todavía, gracias a Dios, aunque en reminiscencias, el gran Imperio en el que todas las culturas desde su origen supieron y han sabido confrontar esa barbarie que nos quieren revender ahora como civilización con su alianza de hojalata.
Lo único que realmente la viste con un cierto decoro es su portentosa fealdad de alma
De modo que no confunda más, señora vice, que Rosalía no es España, ni usted es Rosalía, y usted es la peor de las traidoras de España. Y no sólo la peor de las traidoras de España, usted es de las máximas traidoras de los trabajadores españoles, porque usted se autopromueve como defensora de los obreros, y usted, que hasta ayer se vistió como una auténtica arrabalera con cero gusto estético, hoy se tira cada trapos costosos encima que ya quisieran muchos obreros colgarse de la cuerpa no sea más que para tomarse una foto.
Usted, señora vice, no es motoMami ni motolacabezadeunguanajo, usted, eso sí, a juzgar por sus cambios de vestuario y su suma autocomplacencia, es una tipa muy voluble e ignorante, y en política eso resulta fatal; encima hace gala de un cinismo que da dentera, y para colmo, señora, usted le mete miedo al susto con ‘ojones. De modo que para que usted sea motoMami o motocualquiercosa tendría que estar regüena como Rosalía, o como la original de Manzanillo, Chanel, o como todavía la más original, Lucrecia.
Usted, MocoVice, de original no tiene ni la hoz esa de bruja de Disney o de máscara de la Peste veneciana durante el carnaval en medio de la cara, a la que tan sensacional le quedan las mascarillas de la ‘plandemia’ del PCCH; lo único que realmente la viste con un cierto decoro es su portentosa fealdad de alma, la que no puede ocultar ni con mil millones de mascarillas para contraatacar siete mil millones de ‘plandemias’ sino-comunistas.