jueves, noviembre 21, 2024
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Muchos caminos conducen a Trump

MIAMI- Sin el voto de los electores demócratas en las primarias, la élite del partido azul decidió de forma unilateral y antidemocrática despojar a Joe Biden de todo el respaldo de millones de estadounidenses. En su lugar, la vicepresidenta Kamala Harris, sin méritos acumulados en su puesto, va por la Presidencia.

Estas, sin dudas, serán elecciones muy suigéneris, después del insólito acoso político al expresidente Donald J. Trump por un Partido Demócrata dominado o notablemente influenciado por el auge de la izquierda radical. Se suma el atentado en Butler, Pennsylvania, y otros dos intentos en Mar-a-Lago, Florida y en el Valle de Coachella, en California.

A todo lo anterior se agregan leyes en varios estados en aras de una mayor transparencia electoral, en otros todo lo contrario. El tema sigue bajo preocupación de gran parte de los electores estadounidenses que vieron con muchas reservas los resultados de los comicios generales de 2020, en los que supuestamente Trump perdió frente a un débil Joe Biden, con problemas visibles de salud mental. Y así se instaló en la Casa Blanca por cuatro años hasta que fue marginado.

Sin otra opción posible, a pocos meses de las elecciones del 5 de noviembre y con una derrota predeterminada por las encuestas, Biden fue inhabilitado para darle paso a la única demócrata que aceptó cargar con la responsabilidad del desastroso legado en economía, inmigración y política exterior del actual gobierno, donde ella es la coprotagonista.

La retórica
A pesar de que se ha querido desligar de Biden, con la ayuda de la alineada gran prensa en EEUU, las únicas posibilidades que acompañan a Harris son el odio sembrado por esos mismos medios y los demócratas contra la personalidad de Trump junto al desprecio por las políticas conservadoras que crearon y consolidaron la Gran Nación Americana.

La extrema izquierda, fusionada ahora con los nuevos demócratas del partido en el poder, no ha cesado de sembrar divisiones desde la presidencia de Barack Hussein Obama e igual lo ha hecho la administración Biden-Harris, la extensión del gobierno del primer presidente negro en la historia del país.

Bajo las falsas acusaciones de que Trump es un “grave peligro para la democracia” y “el defensor de los ricos” únicamente, varios extremistas se han estimulado para intentar asesinar al exmandatario republicano. Otros se han dedicado a diseminar las mentiras y a difundirlas en las redes sociales en sintonía con el mismo tono de los grandes medios de izquierda y extrema izquierda en el país.

Sin embargo, la llamada “desinformación” (que en realidad es la libertad de expresión en contra de los designios de los radicales de izquierda que se niegan a dejar la Casa Blanca) recae siempre sobre los conservadores o simplemente quienes se oponen a la verdadera desinformación.

En esta alarmante tensión y crispación político-social de lo que debería ser una fiesta honorífica a la democracia y el culto a la libertad en Norteamérica, llegan las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos ante la mirada expectante del resto del planeta.

Hasta el viernes 25 de octubre, y a diferencia de las elecciones de 2020, los republicanos salían de forma masiva y presencial en las elecciones anticipadas de este año en varios estados denominados bisagras como Georgia, Michigan, Nevada, Arizona, Pennsylvania y otros puede que decidan el resultado final de las elecciones.

Muchos analistas honestos coinciden en que esta vez resulta difícil que Trump pierda la Casa Blanca, después de cuatro años de irresponsable y cuestionable mandato de una izquierda radical, de la que Harris y Tim Walz son exponente; que además ha maniatado o convencido a los antiguos o moderados demócratas, esos que a pesar de las diferencias se fusionaban en un solo partido cuando se trataba de defender el futuro de EEUU y construir un mejor país.

Pero esos tiempos parecen haberse esfumado.

En contra del pesimismo más reacio y dañino, mejor pensar que se han detenido o se han transformado en un despertar más confortable en contra de corrientes antiamericanas y antioccidentales que se han forjado durante décadas y que hoy parecen decididas a no ceder en sus planes de manipulación y destrucción.

La sorpresa
Por eso cada elección venidera cobra vital importancia en aras de definir el destino del país, donde ahora pululan fuertes corrientes del llamado Socialismo del Siglo XXI o la Revolución Cultural impulsada por el régimen de China, que busca la supremacía mundial.

“La gran sorpresa esta vez fue, a modo de golpe de estado, que quitaran al presidente de Estados Unidos de la boleta para las elecciones presidenciales; algo inaudito y sorprendente, aunque era obvio que no iba a ganarle a Trump. Se hablaba de sustituirlo, pero la forma en que lo hicieron fue fulminante y sorpresiva”.

Así declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS el economista, historiador y analista político republicano Frank Rodríguez.

“En su lugar escogen a la vicepresidenta que no se distingue en ser coherente ni elocuente y su historial no concuerda con lo que vemos. La impresión que da en sus análisis sobre múltiples temas importantes es bastante superficial y su desconocimiento es notable”, agregó.

Y en cuanto a quién va a ganar, Rodríguez coincide con otros analistas en que será Trump, pero “no creo que lo dejen gobernar de forma fácil. Trump es tratado por la izquierda como un enemigo mortal. Las aseveraciones y campañas en su contra han conducido a tres intentos de asesinato y es muy seguro que continuarán la persecución contra él para que termine en la cárcel, y a su vez aplastarlo financieramente para que a nadie más se le ocurra ir en contra del llamado “establishment” (élite que gobierna o controla un país, estado u organización).

El propio Biden reiteró hace unos días: «tenemos que encerrarlo … y después «rectificó»… tenemos que encerrarlo políticamente.

A pesar del hostigamiento brutal, las campañas de desprestigio y todo las acciones por elimnar aTrump del camino de los izquierdistas radicales en Washington, en una reciente entrevista el expresidente dijo incluso estar abierto a la posibilidad de indultar a Hunter Biden por sus graves delitos. «Todos sabemos que es un chico malo, pero estoy dispuesto a perdonar sin ningún tipo de odio. Ese odio hace mucho daño a nuestro país». Ese es el Trump del que no hablan los grandes medios de izquierda.

“Desde mi punto de vista, Trump debería ganar de forma aplastante, pero desafortunadamente considero que no será así, a pesar de todo lo que ha provocado el gobierno de Biden-Harris a nivel nacional como internacional. El trabajo de esta administración ha sido nefasto”, opinó el analista.

“Ella intenta desmarcarse desde el primer momento de Biden. De hecho, de ahora en adelante ella no saldrá con Biden en ningún evento y por el contrario ha acudido a unos pocos republicanos anti-Trump, quienes le acompañan en entrevistas y eventos”, manifestó.

Transparencia y análisis
Sobre la transparencia electoral, Rodríguez afirma que “en algunos estados como Georgia, sí, pero en otros como en California se eliminó el requisito de mostrar identificación para ejercer el voto. O sea, eso depende de qué estado y localidad hablemos. Yo hubiese preferido ver muchas más acciones para garantizar la seguridad del voto, pero cada estado es independiente y han tomado diferentes rutas”.

“El sólo hecho de que el Departamento de Justicia de EEUU se negara a que el gobernador de Virginia sacara del registro de votantes a personas que han confesado no ser ciudadanos estadounidenses ya es muy revelador”.

En un análisis en el canal América TV a tres semanas de la elección presidencial de noviembre, el doctor Carlos Díaz Rosillo, exdirector de política nacional de la Casa Blanca en la administración Trump y exsubsecretario de defensa de EEUU señaló que de acuerdo con la intención de votos en las encuestas en ese momento, el expresidente ganaría en 6 de los siete “estados bisagras” donde se disputan unos 93 votos electorales que le darían la victoria a uno y otro candidato.

En este caso Rosillo demostró estadísticamente que Trump ganaría con 303 votos electorales contra 236 de Harris. A medida que ya en varios estados han comenzado las elecciones anticipadas y por correo, la tendencia sigue favorable en las encuestas al candidato republicano.

En opinión, del exdecano y exprofesor de gobierno y política presidencial en la Universidad de Harvard y actual catedrático en la Universidad Internacional de Florida (FIU), Kamala Harris llegó a su tope de ímpetu, fuerza y publicidad favorable impulsadas por varias semanas de novedad, apoyo de los grandes medios de prensa y el efecto positivo de la Convención Nacional Demócrata. “Lo que veremos a partir de ahora es que Trump debe continuar en ascenso y Harris en descenso”.

De los 538 votos electorales en disputa, el número mágico es 270. Quien llegue a esa cifra será el ganador. En dos ocasiones en la historia de EEUU ha ocurrido un empate y ninguno de los candidatos ha logrado el voto mayoritario. Ocurrió primero en 1800 con el presidente John Adams y luego 24 años después (1824) con su hijo, John Quincy Adams.

En el caso de un empate y que ninguno de los dos obtenga esa mayoría de 270 votos electorales, la elección del Presidente pasa a la Cámara de Representantes y la elección a vicepresidente pasa al Senado. En la Cámara Baja lo interesante es que cada estado tendría un voto y los estados votarían uno a uno para definir su candidato vencedor.

Aceptar los resultados
La izquierda y la extrema izquierda buscan en estos momentos condenar judicialmente a Trump por negarse a aceptar los resultados de las elecciones y emprender supuestamente acciones vinculadas a ese propósito.

Los demócratas y la prensa insisten una y otra vez en cuestionar a Trump sobre si aceptará un resultado electoral en su contra. La respuesta del expresidente ha sido siempre la misma: “Aceptaré cualquier resultado negativo sin ningún problema si las elecciones son limpias y transparentes, como se suponen que sean”.

Sin embargo, “los demócratas llevan varias elecciones en las que no aceptan sus derrotas: cuestionaron la victoria de George Bush sobre Al Gore, Hillary Clinton ha dicho muchas veces que Trump fue un presidente ilegítimo. Incluso hay un congresista que dice que objetará las elecciones si sale Trump y otros que dicen que él será un dictador, afirma el experto Rodríguez.

“Los demócratas acusan a los seguidores de Trump de las mismas cosas que ellos han hecho. Ahora afirman que si sale Trump va a acosar a sus enemigos políticos… parece un chiste, pero -de forma lamentable para la democracia de este país- es exactamente lo que ellos han implementado contra Trump y sus seguidores más cercanos.

Inmigración, tema clave
La economía, inmigración, vivienda e inseguridad ciudadana y seguridad nacional son temas centrales para los estadounidenses en estas elecciones a pesar de que los demócratas, han intentado por todos los medios posibles convertir el aborto en asunto central ante el fracaso del actual gobierno en el que Harris ha sido la copiloto.

“Las acciones y pólizas en inmigración del gobierno de Biden-Harris en la frontera sur del país se tomaron demasiado tarde. Ahora se critica la manera estricta en que se maneja la frontera en los últimos meses, pero esta medida era necesaria para enfrentar la desinformación de una frontera abierta cuando nunca fue así”, opina la abogada demócrata en Inmigración Isadora Velázquez.

La letrada considera que la política anunciada por Trump sobre deportaciones masivas es poco viable, no por las leyes de EEUU que lo permiten, si no por el costo que representa, «cuando Trump ha dicho que pretende tener los gastos federales en un nivel mínimo».

Velázquez defiende el proyecto de ley en inmigración que propuso a última hora de su gobierno Biden-Harris y que los republicanos rechazaron de inmediato en la Cámara Baja por considerarlo hipócrita y hecho con fines meramente electorales, después de casi cuatro años de un insólito y perjudicial caos en la frontera sur del país.

La propuesta fue aprobada en el senado con escasos votos de los republicanos y entre los detalles se incluía una gran inversión de dinero en la frontera, que se suman a los descomunales costos federales de los contribuyentes fomentados por la actual administración.

lmorales@diarolasamericas.com

Fuente: Diario Las Américas

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