MARÍA DURÁN,
Se lanzan todos a una los medios del régimen a entrevistar a Guillermo del Valle, líder de Izquierda Española. Un nuevo partido que pretende ser refugio, dice, para los 300.000 votantes de izquierda que se sienten huérfanos con el PSOE de Sánchez. A mi que un partido recién nacido y sin representación esté el mismo día en casi todos los grandes periódicos y radios generalistas, ya me hace sospechar. O son más disidencia controlada y controlable, o realmente hasta en Onda Cero se dan ya cuenta del peligro que supone Sánchez para todos. Incluidos ellos, que viven tan bien en general del dinero que gasta el Gobierno en publicidad institucional.
De del Valle ha hablado el expodemita Ramón Espinar, y sin que sirva de precedente, estoy muy de acuerdo con él: «Es una persona de la que me separa un abismo ideológico pero que me cae bien: es leído, es educado y es amable». A mi también me separa de Espinar un abismo ideológico, y añadiría psicológico: él considera al impulsor de Izquierda Española muy de derechas. Yo lo considero absolutamente de izquierdas. Es partidario de los impuestos altos y una sobrerregulación con la que yo no puedo estar de acuerdo. Pero no le gustan los nacionalismos. Pues vale.
He leído en los dos últimos días a personas a las que consideraba muy afines hasta hace nada celebrando el nacimiento de este nuevo partido que será otro fracaso como UPyD y Ciudadanos. Que piden hablar con socialistas y comunistas. Gente que parecía inteligente, pero que sigue sin darse cuenta de que en la izquierda podremos tener amigos, jamás aliados. No en lo político. La izquierda, ya sea quinceemeañera, felipista, echada al monte, bildutarra —la actual— o separatista, es, en sí misma, todas las plagas bíblicas para España. Nunca nos ha traído un período de bonanza. Y nunca lo hará porque es, junto a la iberoamericana, la peor del mundo. Incapaz de regular nada que no esté pensado para vivir cual casta y poniendo por delante el bien común. Ni saben, ni quieren.
Así que yo no puedo celebrar que surjan nuevos partidos de izquierda porque lo único que deseo es que se disuelvan todos, incluyendo el PP. Que naciesen partidos defensores de la soberanía de las naciones, con diferencias en la manera de preservarla, eso sí sería una buena noticia. Y daría paso a un sistema político sano. No a este simulacro de democracia en el que vivimos desde el 78.
Así que teniéndole aprecio personal a Guillermo del Valle, y yendo un paso más allá que Espinar —me parece además inteligente, trabajador y buena persona— sólo puedo desearle que su formación sirva para restar suficiente voto al PSOE como para hacerlo fracasar en la consecución de Gobiernos, pero que a nivel representación le vaya tan bien como el Frente Obrero y al partido de Macarena Olona. Con todos los respetos. No más izquierda, por favor.