Si Madonna, es la Reina del Pop, Maduro no es monarca, sino lacayo de, Putin, Raúl Castro, Díaz-Canel, Xi Jinping, del gordito de Norcorea, del ELN, las FARC, de Al Qaeda, del Hezbollah y de cuanto bicho de uña, nacional o extranjero, que saquee -mitymity- el Erario Público.
Si Madonna, ha alcanzado estrellato como cantante, bailarina, compositora, actriz, empresaria, como ícono, estadounidense, Maduro, le disputa notoriedad, porque su mala reputación, lesiva al noble gentilicio cucuteño, le ha dado la vuelta al Mundo. No es cualquier cosa degradar, Caracas, de “Sucursal del Cielo” a “Casa Matriz del purgatorio” o disminuir a los venezolanos del pretérito y opulento “`ta, barato dame dos” al actual y misericordioso, “una limosnita por el amor de Dios”.
Si a Madonna, la buscan para que cante y baile, a Maduro, también, lo buscan pero, para cobrar los USD 15 millones de recompensa que ofrecen por su captura.
Madonna, llena el graderío con sus espectáculos.
Maduro, en lugar de atraer público, ha vaciado un país. Han sido mujeres y hombres, que se han largado en avalancha porque su roboLución, criminaliza el trabajo tesonero y honesto. Van alrededor de siete millones de aventados al exilio y el número sigue en ascenso.
Y aquí llegamos adonde no quisiéramos haber llegado: A ciertos puntos de verdadero paralelismo plutarquiano. Comenzando por los imposibles propósitos de enmienda de los dos excomulgados más escandalosos del Siglo XXI.
A continuación contra pondremos ambos casos:
Aunque se sabe excomulgada, tres veces de forma sucesiva, por sendos pronunciamientos expresos, Madonna, dice ser cristiana de corazón por lo que le ha solicitado una audiencia a Su Santidad, para discutir asuntos importantes “¿Importantes para quién? ¡Qué zapatee pa´ otro otro lado!” Se habría dicho para sus adentros y sus afueras, el Santo Padre, quien más sabe, por viejo, que por Papa”.
Maduro, en paralelo, para presumir de cómico, después de décadas de amasiato, el menos grave de sus pecados, veniales, mortales, capitales, sacrílegos y de lesa cristiandad, ha anunciado que pretende casarse con novia de velo, corona y ante la Iglesia Católica, así, como Pedro cuando sale o entra por casa.
Ese y cualquier otro sacramento hay que negárselo en redondo. El referido usurpador, de manera notoria ha ordenado torturas, tratos crueles o inhumanos contra perseguidos políticos, amén, que es un engranaje importante de internaciones del crimen. Tal tipo de conductas, generan excomunión latae sentenciae, es decir, automática o sin necesidad de decreto expreso. Así lo ha advertido, varias veces, el propio monseñor Bergoglio, urbi et orbi.
Cura que le administre sacramento alguno, a Maduro, sin la previa dispensa de la autoridad eclesiástica ¡excomulgado, también!
Como si esas burlas no fuesen suficientemente infamantes, los excomulgados en referencia, se han declarado “fans” de Francisco I. Dudamos que al Santo Padre, le haya causado risa contar con semejante calaña de admiradores.
Ocurre con cierta gente expuesta al escrutinio público. Cuando la prensa informa de las cirugías plásticas de Madonna, de su celulitis o de sus kilogramos de más o de su edad, para poner manifiesto que está muy sexagenaria para pretenderse, enfant terrible, la diva recurre a las estratagemas publicitarias que desvíen la atención sobre los asuntos que la incomodan. Maduro, lo mismo, para sacar del foco de los medios de comunicación, de las redes sociales, de la opinión pública, en general, los centenares de miles de muertos cargados a su cuenta, sus presos políticos, sus comanditas con la narcoguerrilla y las internacionales del delito, sus ecocidios, con la corrupción de la cual es epicentro, de la hecatombe humanitaria desencadenada, por su ineptitud, insensibilidad, por su pasotismo.
¿No aspiraban a que el chiste malo, de sus fementidas reinserciones en la fe cristiana desviase la atención de lo medular?
Madonna, no calculó el desprestigio al cual la sometió su referida boutade. Exponerse a paralelismos como el comentado en la presente crónica, no es un oprobio cualquiera.