Finalmente hubo consenso entre los países miembros de la OPEP+ sobre la producción de petróleo para febrero y marzo, un acuerdo que va a pesar más sobre los hombros de Arabia Saudita, que recortará su producción en un millón de barriles diarios durante los próximos dos meses.
En cambio, Rusia y Kazajistán aumentarán su producción en 65000 y 10000 barriles diarios, respectivamente. La decisión le llevó dos días al grupo que controla 60 % de la producción de crudo en el mundo.
La falta de consenso tenía en suspenso al mercado petrolero, ya que la decisión podía significar una soga al cuello por la fragilidad de la demanda debido a la pandemia. El confinamiento y la poca movilización golpeó sin precedentes la demanda mundial de crudo. Los efectos fueron notables en el precio del barril.
Un día antes, la mayoría del grupo abogaba por mantener sin cambios el nivel actual de recorte, situado en 7,2 millones de barriles diarios (mbd) a partir de enero debido a la segunda ola del virus acrecentada por la nueva cepa detectada en Reino Unido.
Inicialmente, los países habían acordado para febrero reducir el recorte en 500.000 barriles diarios, pero tuvieron que poner freno por el contexto mundial y tomar una nueva ruta. Por ello, luego de horas de reuniones virtuales, el recorte se mantendrá y Arabia Saudita «hará un corte (de producción) voluntario en febrero y marzo, de un millón de barriles diarios».
La jugada saudí
Arabia Saudita, el mayor exportador mundial de crudo, hizo un recorte similar en mayo del año pasado por el mismo tema relacionado con la pandemia, al punto que el nivel de producción fue el más bajo en 18 años.
Pero más que un sacrificio, la nueva jugada saudí es una estrategia para evitar que el precio del crudo caiga a niveles deplorables. No solo para ellos, sino para el resto del mundo.
El objetivo es estabilizar el mercado del petróleo, ya que los bajos precios del barril obligan al reino de ese país a imponer recortes de gastos profundos y a triplicar el impuesto al valor agregado, indica una nota de Bloomberg.
«Nuestra producción se situará en torno a los 8,25 millones de barriles diarios (mbd), efectivo a partir del 1 de febrero y hasta el fin de marzo», comunicó el ministro de Energía saudí, Abdelaziz bin Salmán, luego de concluir la reciente reunión de la OPEP+.
Entonces, si bien los demás países miembros —a excepción de Rusia y Kazajistán— mantendrían su producción de crudo actual. La nación saudí hará el significativo recorte que también le beneficia en su economía.
Una vez se conoció la decisión, el precio del crudo repuntó. El precio del barril de crudo Brent, referente de Europa, subió 4,91 %, es decir 2,51 dólares para acabar en 53,60 dólares; mientras que el petróleo intermedio de Texas (WTI), de referencia en Estados Unidos, subió 4,85 %, equivalente a 2,31 dólares, y cerró en 49,93 dólares.
Advertencias sobre la mesa
Por su parte, Rusia y Kazajistán aumentarán levemente su producción. Desde que iniciaron las reuniones hace dos días se mostraron firmes en su discurso por aumentar la producción, amparándose en la vacunación que inició en casi todo el mundo.
Ambas naciones podrán producir más petróleo sin que estén en riesgo los precios ante el recorte que va a ejecutar Arabia Saudita en su bombeo.
Kazajistán se comprometió ante la OPEP+ a producir en febrero y marzo 1,42 millones de barriles diarios (mbd); y Rusia producirá 9,18 mbd en febrero y 9,24 mbd en marzo, informó Efe.
Pero no todo está dicho, aún hay advertencias que los países productores deben tener en cuenta. El vertiginoso aumento de casos originados por las nuevas mutaciones de COVID-19 es un factor determinante para el segundo trimestre del año.
Sobre esto, Mohamed bin Salmán, que fungió como presidente de la conferencia de la OPEP+ alertó a tener precaución ante los riesgos a la baja de la demanda que el organismo ve en el mercado petrolero y los escenarios que impongan las nuevas cepas, que se propagan más rápido que el virus original. La próxima reunión quedó pautada para el 4 marzo.
Fuente: PanamPost