La Cámara de Diputados está tomada por AMLO y ello será más evidente en los dos últimos periodos de sesiones que le restan, en donde se terminará de aprobar la agenda legislativa del presidente, que busca afianzar a una presidencia imperial sin organismos independientes, sin contrapesos y además contar con los recursos presupuestarios para fondear las tres obras insignia del sexenio, los fondos suficientes para aceitar toda la maquinaria electoral que incluye los siervos de la nación y los beneficiarios de los programas político asistenciales.
Claro, en el camino habrá más ocurrencias presidenciales que requieren la aprobación legislativa como la malograda Ley Banxico o la ley eléctrica y desde luego regular por decirlo de forma elegante, el uso de las redes sociales, esas que de benditas pasaron a ser un auténtico dolor de muelas para el actual régimen.
Sabe AMLO que lo que no se apruebe en la LXIV Legislatura, después con la nueva composición de la Cámara de Diputados a partir del resultado de las elecciones intermedias, será imposible hacerlo con los nuevos diputados, sobre todo si Morena y aliados pierden la mayoría en la Cámara baja.
Están muchas cosas en juego con la nueva composición que tendría la Cámara de Diputados a partir del 1 de septiembre de este año, por eso el presidente Andrés Manuel López Obrador echará toda la leña al asador para que no se quede nada relevante en la congeladora legislativa con la LXIV Legislatura.
Así que mientras los diputados que buscan la reelección están distraídos y los demás enfrascados en las campañas políticas, vienen varios albazos legislativos que borrarán por ejemplo al INAI del mapa de la transparencia y rendición de cuentas, además de cercenar la libertad de expresión con la censura en las redes sociales.
Tienen casi siete meses para bordar todo el entramado jurídico que permita a AMLO permanecer en el poder incluso después de 2024, por ello la tensión en Palacio Nacional está al rojo vivo.
Saben que el tiempo está encima para asegurar mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, por ello la prioridad máxima es ganar la elección intermedia.
Por supuesto hablamos sólo de la Cámara baja porque va a cambiar su composición, pero la Cámara de Senadores lleva la batuta en la construcción de todo el nuevo marco legislativo que requiere el presidente para consolidar la hegemonía de su proyecto político más allá de las fronteras sexenales.
Ricardo Monreal será la pieza más relevante del tablero de ajedrez, tanto para controlar al Poder Legislativo, como para impedir que no haya sorpresas que ponga en riesgo el proyecto hegemónico del presidente de México.
La agenda legislativa que tiene Morena en los dos últimos periodos de sesiones son las reformas en materia administrativa, outsourcing, reducción de presupuesto a partidos políticos, la nueva Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República, al sistema integral de justicia penal para jóvenes, a la Ley de Disciplina Financiera de los Estados y Municipios, la conclusión del trámite de la Ley de Educación Superior, la creación de la Ley de Economía Circular y la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos.
Desde San Lázaro, la diputada federal del PRD, Mónica Almeida, acusó que mientras la mayoría en la Cámara de Diputados no deje de obedecer ciegamente las órdenes que llegan de Palacio Nacional y generen un criterio propio, será imposible impulsar de fondo a México. Por ello es necesario que se consolide un Poder Legislativo que permita la entrada a propuestas clave, en vez de ponerlas en el congelador.
CONDOLENCIAS
Que descanse en paz el amigo Fernando Macias, quien más allá de los puestos de comunicador que ostentó, se granjeó amistades por su bonhomía y lealtad.