Estamos hablando de Uverito, un bosque de pino ubicado en la región oriental de Venezuela, entre los estados llaneros, Anzoátegui y Monagas. Con el récord de haber alcanzado las 600 mil hectáreas de extensión. En otras palabras, 993 veces el área metropolitana de Madrid.
El proyecto nació en los años 60 junto con el período democrático venezolano, como parte de la CVG Corporación
Venezolana de Guayana y del entonces MAC Ministerio de Agricultura y Cría, pero el alma del asunto residió en el sueño de un visionario, el ingeniero agrónomo José Joaquín Cabrera Malo (1921-2016) conocido cariñosamente como Jota Jota. Quien detectó la oportunidad cuando se planteó la problemática de la Mesa de Guanipa,
una extensión de sabanas de suelos ácidos, que se estaba convirtiendo en desierto de manera acelerada, no tanto por las labores pastoriles sino
por el efecto de la erosión del aire y la consecuente remosión de la capa orgánica del suelo.
Cabrera Malo se tranzó por la siembra del Pino Caribe Pinus caribaea, especie endémica de Centroamérica y el Caribe, muy adaptable a
zonas escasas de materia orgánica y hasta semiáridas, debido a que, tal como las leguminosas, en sus raíces alberga una microflora que permite la captación del nitrógeno, lo que le suministra cierta autonomía alimentaria con respecto al entorno.
Los primeros ensayos comenzaron en 1966, pero la siembra a mano, resultaba un trabajo agotador que además no rendía. Fue solo, cuando los ingenieros mecánicos
confeccionaron una sembradora, cuando se dispararon los tiempos de siembra a campo abierto, hasta alcanzar la cifra de 30 mil pinos sembrados diariamente.
Tres años después, en 1969 se inaugura oficialmente la plantación como proyecto
mixto de las instituciones antes nombradas y la fundación de CONARE Compañía Nacional de Reforestación, que tuvo a su cargo todo lo concerniente al proyecto y la responsabilidad de replicar la experiencia en otros lugares de la geografía nacional
La plantación no se quedó en el impacto ambiental, sino que tiene un fin comercial, convirtiéndose en la mayor proveedora de madera a nivel nacional y,
aprovechando su ubicación a la rivera norte del último tramo del río Orinoco, permitiendo su salida en barco hacia el exterior y potenciando el desarrollo urbano del eje Barcelona-Puerto La Cruz y la consolidació.
de Ciudad Guayana. Pero en el plano ecológico, gracias al micro-clima de su floresta y a una planificada reserva de
claros, que actúan como islas en el bosques, la fauna y flora llanera volvió a medrar dentro de su seno, como el venado, la lapa, el zorro, morrocoy, oso hormiguero y un sinnúmero de aves venidas de distintas partes de la geografía llanera y selvática. Las agujas del árbol hicieron una especie de cama sobre el suelo que permitió una ligera alcalinización gracias al humus en que se ha ido transformando.
Para 1985, Uverito alcanzó el récord de las 35.000 hectáreas de pino sembradas anualmente. Y desde ese entonces para acá logró ostentar el título del bosque artificial más grande del mundo
Pero no todo son buenas noticias, pues con el ascenso del régimen demagogo-militarista, comenzó un lento declive, a
pesar de que en el 2013, se le transfirieron 232 millones de dólares para el desarrollo del Plan Integral Nacional de Maderas del Orinoco 2013-2030 con el fin de que, para el 2030 tuviese cubierta una superficie de dos millones de hectáreas. Pero la falta de supervisión y la propia corrupción gubernamental hicieron que esa inversión se perdiera, al punto de que en el 2016, se desató el primer incendio de gran magnitud porque no pudo ser combatido con eficacia gracias a que no se había invertido en personal de bomberos, infraestructura (torres de vigilancia y cortafuegos) ni capacidad aérea para combatir incendios, lo que hizo que en una semana se consumieran 50 mil hectáreas.
Aunado a lo anterior, las deudas contraídas por el régimen de facto demagogo-militarista, hicieron que se abortara el cacareado plan de Maderas del Orinoco del 2013, y en consecuencia,
en febrero del 2018 Uverito pasó a ser parte del pago de las deudas que el Estado tiene con sus acreedores, en este caso el gobierno de Turquía, y es cuando se crea MAVETUR Maderas de Venezuela y Turquía, empresa mixta donde, a
pesar de que la empresa turca posee el 49 por ciento de las acciones, se ha comportado como lo hicieran en su momento los Welsares en tiempo de la Colonia. Esto se debe a que son conscientes de que la empresa mixta no fue aprobada por el Congreso,por eso solo se han dedicado a la depredación. No han invertido en reforestación, al punto de que han dejado perder los viveros (durante 2018 -2019 no se plantó ni un solo árbol) pero si se han dedicado a la explotación del bosque para vender la madera, y de paso, de forma indiscriminada, es decir, sin darle tiempo a los árboles de llegar al tamaño comercial, y agravándose la falta de equipos contra
incendios, lo que permitió que en el 2019 se desatara otro incendio, esta vez con el saldo de 200 mil hectáreas arrasadas. En conclusión, desde que se entronó Mavetur hasta el momento que esto se escribe (marzo del 2020) se han devastado, solo por incendio, el 45 por ciento del bosque y de los 44 aserraderos que funcionaban, hoy solo quedan cuatro activos.
Lograr salvar este patrimonio nacional, al igual que todo lo que tiene que ver con Venezuela, no será nada fácil pues un régimen de facto se interpone, no obstante, cada quien, desde su lugar de trabajo debe hacer presión para que esto cambie, y lo que es mejor, para levantar a un país devastado, tal cual el bosque de Uverito.